jueves, 24 de febrero de 2011

UNA CARRERA SIN SENTIDO

El joven, de veintidós años de edad, subió a un auto robado, un Chevrolet de ocho cilindros, que encontró en Coalinga, California. Lo puso en marcha y se lanzó hacia el sur, a 160 kilómetros por hora, por la carretera interestatal número 5. Cuando menos pensó, se le acabó el combustible. Así que se bajó del Chevrolet y se robó un Ford, siguiendo siempre rumbo al sur, y siempre a 160 kilómetros por hora.
A estas alturas la policía estatal se dio cuenta del robo y comenzó a perseguir al joven, que otra vez quedó sin combustible. Rápidamente se subió a un Volkswagen que encontró en el camino, y siguió su loca carrera.
Por conducto de su red de comunicación, la policía se dio cuenta de que se trataba de Miguel Stroh. Y Miguel no sólo era ladrón: había matado a un hombre en Coalinga. En eso, otros radiopatrullas se unieron a la cacería.
A la altura de la ciudad de Anaheim, al sur de Los Ángeles, se le acabó el combustible a Miguel por tercera vez, y esta vez los policías lo alcanzaron. Al fugitivo, que no había dejado de disparar sus armas, lo mataron de un solo tiro. La carrera había por fin terminado, después de ocho horas de fuga.
La verdad es que todo para Miguel había llegado a su fin: el combustible de los autos, las balas de sus cuatro armas, su carrera delictiva y sus días juveniles. Hijo de granjeros, pudo haber hecho la vida tranquila de las faenas agrícolas. Pero prefirió el ritmo loco de las ciudades y la velocidad de los autos deportivos. Y lo peor de todo, escogió la droga y el narcotráfico antes que el trabajo honesto del campo. Apenas con veintidós años de edad, llegó al fin de todo: el combustible, las balas de sus armas, la fuga desesperada y su propia vida.
Así, o en forma semejante, terminan sus días los que beben con afán el jugo de la vida. La existencia apresurada, la lucha loca, la carrera sin sentido, le pertenecen al que no tiene propósito en la vida. En cambio, cuando se sabe qué es lo que se quiere, cuando hay metas sanas que son para el bien de la familia humana, cuando se piensa en formación, en responsabilidad y en armonía espiritual, la vida entonces procede con calma, cordura y madurez.
¿Cómo puede hallársele razón a la vida? Hallando al Autor de la vida. Y ¿cómo se halla al Autor de la vida? Pidiéndole con sinceridad, en humilde oración, que entre a nuestro corazón. Esa sincera oración puede cambiar radicalmente el rumbo de nuestra vida. Cristo, el autor y consumador de nuestra fe, sólo espera que acudamos a Él. Él está ahora mismo a la puerta de nuestro corazón. Démosle entrada. Él sólo nos traerá bien.

«CELOS EXCESIVOS»

«Soy una mujer de veintiún años, casada. Podría decir que mi matrimonio es perfecto, pero lo que sucede es que cada vez que salgo con mi esposo siento celos de que vea a otras jovencitas de mi edad. Tengo miedo de que él me deje.
»Siempre he sido muy celosa; desde pequeña he sido así. No sé si es una enfermedad. En realidad me afecta en el matrimonio. Me gustaría saber qué puedo hacer para evitar estos celos excesivos.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Usted ya ha dado el primer paso en la búsqueda de la respuesta a su consulta en cuanto a qué hacer para evitar los celos: Ha reconocido que es celosa y que los celos son un problema.
»Muchas personas son celosas, pero no lo reconocen o no están dispuestas a asumir su propia responsabilidad. Dicen que sus celos se deben a la conducta del cónyuge. Y dicen que si el cónyuge se portara de un modo diferente, no sentirían esos celos. Así que es importante que usted haya reconocido que sus celos no se deben a la conducta de su esposo.
»Más bien, es probable que la causa de sus celos sea su propia inseguridad. A usted le hace falta una buena dosis de confianza en sí misma, que no es lo mismo que arrogancia o egoísmo. Esa inseguridad hace que sienta temor de que su esposo escoja a otra mujer y la deje a usted. Sin embargo, las razones por las que usted siente celos no son tan importantes como los pasos que debe dar para superarlos.
»En primer lugar, reconozca que Dios considera que los celos son pecado. El apóstol Pablo escribió: “Comportémonos correctamente.... No... tengamos ninguna clase de vicios. No busquemos pelea ni seamos celosos.”1 ... Tal vez a usted los celos no le parezcan tan malos. Pero el problema estriba en que, con mucha frecuencia, se manifiestan mediante el enojo, las contiendas, las divisiones y la venganza.
»Muchas mujeres, por lo general más que los hombres, justifican sus celos y se convencen de que éstos demuestran que ellas son mujeres fuertes y decididas. Sin embargo, lamentablemente los celos en realidad demuestran debilidad, dudas y temor. Los celos destruyen las relaciones humanas y dividen a las familias.
»No cuestione a su esposo con respecto a los pensamientos que él tenga acerca de otras mujeres. No lo acuse de tener pensamientos que usted se haya inventado. Y no haga que él sienta que tiene que probarle a usted constantemente que la ama. Todo eso contribuirá a que él se aleje de usted, ya sea física o emocionalmente.
»Le recomendamos que consulte este problema con un consejero profesional. Él o ella podrán ayudarle a superar esa falta de confianza en sí misma....
»Cada vez que sienta esos celos, trate de concentrarse en lo que le está cruzando por la mente. Cuando observa a una mujer de su edad, ¿piensa que ella es más atractiva que usted o que tiene una mejor personalidad que la suya? Recuerde que esos sentimientos no tienen nada que ver con su esposo. No es él quien tiene este problema, sino usted.
1Ro 13:13 (TLA)

viernes, 11 de febrero de 2011

EL SALTO MORTAL DEL MATRIMONIO

Bajo la lona del circo hubo un tenso instante de expectación. Iba a realizarse el número más esperado por los espectadores. Era el momento en que el diestro trapecista, estrella del programa, haría su triple salto mortal. El hombre iba a lanzarse de un trapecio que se balanceaba a doce metros de altura, dar tres vueltas en el aire, y agarrarse de otro trapecio que lanzaría un segundo trapecista.

Gracias a Dios, esta vez no hubo ninguna tragedia. El trapecista realizó su salto mortal, la banda de música comenzó a tocar una alegre marcha, y el público aplaudió admirado y alborozado. Acto seguido, el director de pista anunció: «Y ahora, respetable público, tendremos una boda.»

Fue así como Arturo Gaona y Noemí Rosas García, ambos mexicanos y estrellas del circo, se casaron en lo alto del trapecio. El Reverendo Richard Irving les impartió la bendición.

¡Qué linda debió haber sido la boda de Arturo Gaona y Noemí Rosas! Linda porque toda boda, aunque se celebre en lugares tan informales —si bien espectaculares— como el trapecio de un circo, tiene ese encanto del amor y de la esperanza.

Pero esa boda no fue solamente linda y espectacular. Fue también simbólica, ya que prefiguraba lo que les espera a todos los que contraen matrimonio. Toda pareja que se casa en estos tiempos difíciles tiene que hacer verdaderos malabarismos para poder subsistir felizmente «hasta que la muerte los separe».

No son sólo Arturo y Noemí los que repetidas veces tendrán que hacer un salto mortal en el aire y caer el uno en los brazos del otro. Cada matrimonio tiene experiencias parecidas. Para esas parejas a quienes la vida las ha puesto en trance de tener que dar un salto al vacío, hay tres consejos que podemos sacar precisamente de la profesión del trapecista.

En primer lugar, necesitan la destreza que sólo se obtiene mediante constantes entrenamientos. En segundo lugar, necesitan desarrollar músculos fuertes y ágiles. Y en tercer lugar, necesitan tener fe en su pareja, fe basada en la confianza que sólo inspira el cónyuge fiel que los está esperando para recibirlos al terminar el salto o para pasarles otro trapecio. La fe y la confianza en esa otra mitad que completa la pareja, basadas en su fidelidad y entereza de carácter, son indispensables para el éxito de todo matrimonio.

Por último, todas las parejas que, por cualquier circunstancia adversa, estén a punto de dar un salto mortal, también deben saber que hay otro Compañero fiel y digno de confianza que las espera al otro lado. Se trata de Dios, el que concibió el matrimonio. Él puede, y quiere más que ningún otro, salvaguardarlo. Con toda confianza, pueden poner su matrimonio en las manos seguras del Padre celestial.

miércoles, 9 de febrero de 2011

MIL NOVENTA Y CINCO BESOS DE AMOR

El hombre, de sesenta y cinco años de edad, se inclinó sobre su esposa. Ella estaba dormida, dormida profundamente. Él depositó un suave beso en su mejilla y le dijo: «Pronto te sentirás bien, querida.»
Al otro día le dio el mismo beso y le dijo las mismas palabras. Así hizo día tras día, durante mil noventa y cinco días, todo el tiempo que la esposa estuvo en coma.
Eran José Brasher y su esposa Bárbara. Ella, en una Navidad, había sufrido la ruptura de una arteria cerebral y había estado en coma por tres años. Al fin de tantos besos y de tantos días, Bárbara abrió los ojos y dijo: «¡Feliz Navidad, amor mío!» De ahí que concluyera: «Dios, y los besos de mis esposo, me trajeron de vuelta.»
Esta es una verdadera historia de amor. Es más, es una historia de amor, de fe y de esperanza, las tres grandes virtudes cristianas. Bárbara sufrió un coma que duró tres años. Cada día su esposo la visitó en el hospital, y cada día de esos tres años él depositó un beso en su mejilla y una oración en su oído. Y finalmente el amor, la fe y la esperanza dieron resultado. Fue así como Bárbara quedó perfectamente bien.
¡Qué poder tiene un beso! ¡Cómo puede cambiar, en un momento, la noche en día, la pena en alegría, la lágrima en sonrisa, y la angustia en gozo! Basta un solo beso —un beso de verdadero y genuino amor entre esposos— para que vuelva la felicidad, se fortalezca el amor, cambie el corazón y se disipe el dolor. Pero tiene que ser un beso de amor y no de compromiso, ni de pasión, ni de misericordia ni de complacencia. Tiene que ser un beso que brota del amor —legítimo, humano y fiel— que llena el corazón de los dos.
Los que estamos casados, ¿amamos a nuestro cónyuge? ¿Perdura entre nosotros la absoluta fidelidad a los votos que un día nos hicimos ante el representante de Dios? ¿Nos tratamos con cariño y comprensión? ¿Son más fuertes el amor, el enlace, el vínculo y el compromiso que las desavenencias, la discordia, el antagonismo y la contrariedad? Si la respuesta es negativa, hay una nube negra que se ha puesto sobre nuestro hogar que, si no se disipa, lo destruirá.
Insistamos, de voluntad y de corazón, que la persona de Cristo, el Autor del matrimonio, sea la cabeza invisible pero permanente de nuestro hogar. Con Cristo en el corazón, seremos más propensos a dar besos de verdadero amor a la esposa o al esposo. Sólo Cristo puede transformar la vida de cada uno. Sólo Él da ese amor que se sobrepone a toda prueba. Cuando Él es el Señor de nuestro matrimonio, podemos disfrutar como nunca de ese amor puro y permanente.

martes, 8 de febrero de 2011

UN ALTAR SIMBÓLICO PARA LA NOVIA

La boda se realizó conforme a todos los reglamentos del caso. Primero se celebró la ceremonia civil; después, una muy sentida y emotiva ceremonia religiosa. La novia, con vaporoso vestido blanco; el novio, de riguroso jaquet; la música, las flores, las velas, los anillos: todo estaba en perfecto orden.
Lo único que diferenció este matrimonio de otros fue el altar ante el cual se juraron los votos. Georgina y Bruce, una pareja de jóvenes de Virginia, Estados Unidos, solicitaron casarse frente a la sepultura de los padres de ella. «Mis padres estuvieron casados cincuenta y un años en la mayor fidelidad —explicó Georgina—. Yo quiero casarme frente a sus sepulcros para decir con eso que yo también creo en la perdurabilidad del matrimonio.»
A pesar de lo extraño del sitio de la ceremonia, no podemos menos que admirar los ideales de esa pareja. Ya sea que el matrimonio se celebre frente al sepulcro de padres fieles, o en una iglesia, siguiendo la más estricta liturgia eclesiástica, lo que aquí sobresale es ese propósito sano, puro y bíblico de establecer la unión matrimonial hasta que la muerte los separe.
Dios ha diseñado el matrimonio como una unión perdurable. La monogamia y la fidelidad recíprocas son la única base de un hogar dichoso y duradero. La receta divina es ésta: «Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser» (Génesis 2:24). El apartarse de estos principios santos es jugar con el acto humano más sagrado que existe. El divorcio —juego descuidado, rebelde y desobediente— es lo que ha creado una sociedad sin escrúpulos, sin moralidad, sin fe y sin Dios. ¿Cuál tiene que ser el resultado? El caos, un caos horrible, el caos social que predomina en el mundo actual.
No es necesario que ocurra este desbarajuste. Siempre es posible tener un matrimonio como lo predispuso Dios. Sólo hace falta seguir sus enseñanzas. En cualquier lugar donde nos casemos, ya sea en una capilla, o en una playa, o en un restaurante o en un bosque, podemos sentar las bases de una relación conyugal pura y perdurable si ese matrimonio sigue los principios de la Santa Biblia y las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.
Invitemos a Cristo a nuestra boda, y determinemos vivir con nuestro cónyuge el resto de nuestra vida. Esa es la única manera que vale para entrar en una relación matrimonial, que es la más importante de esta vida. Permitamos que Cristo sea el Guía y el Señor de nuestro destino.

viernes, 4 de febrero de 2011

!EL ABORTO QUE HORROR !

Con un bebe en brazos, una mujer muy asustada llega al consultorio de su ginecólogo y le dice:
Doctor: por favor ayúdeme, tengo un problema muy serio.
Mi bebé aún no cumple un año y ya estoy de nuevo embarazada.
No quiero tener hijos en tan poco tiempo, prefiero un espacio mayor entre uno y otro.....
El médico le preguntó: Muy bien, ¿qué quiere que yo haga?
Ella respondió:
Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.
El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice: Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted.
La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla.
Él siguió hablando: Vea señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos.
Así usted tendrá un periodo de descanso hasta que el otro niño nazca.
Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños.
Y hasta es más fácil sacrificar éste que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.
La mujer se asustó y dijo: ¡No, doctor! ¡Que horror! ¡Matar a un niño es un crimen!
También pienso lo mismo, señora, pero usted me pareció tan convencida de hacerlo, que por un momento pensé en ayudarla.
El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto.
Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno.
¡ EL CRIMEN ES EXACTAMENTE EL MISMO !

QUE SIGA ILUMINANDO MENTES, NO LO PARES Y

ENVÍALO

No...!!!!!!! al aborto

!EL ABORTO QUE HORROR !

martes, 1 de febrero de 2011

ALERTA PELIGRO PARA LA FAMILIA

URGENTE ALGO TERRIBLE ESTA SUCEDIENDO PASEN LA VOZ A SUS FAMILIARES Y AMIGOS
TENGAN MUCHO CUIDADO...
ALERTA PELIGRO PARA LA FAMILIA.

El día miércoles por la mañana, mientras me iba para la Alianza Francesa, en Medellin.....
la luz del semáforo cambió y me quedé en el cruce de la avenida . Una mujer de aprox. 28 a 30 años me dijo que no sabía como buscar números en la agenda de su celular, me dijo que solo sus hijos sabían manejarlo y que por favor le ayudara a buscar el número de una tal Gladys.
Entonces yo le ayudé.... pero noté que había una LIGA que dividía la pantalla de las letras... me pareció raro que alguien le ponga una liga a su celular pero bueno...





luego que encontré el número que me pidió.... quiso seguir hablándome peroyo ya sentía que había algo
extraño en todo eso y decidí irme rápido...prácticamente le tiré el
celular y crucé la calle en cuanto cambió la luz del semáforo...en menos de un minuto sentí un cosquilleo en el dedo pulgar....con el que había presionado todas las teclas fue rapidísimo....sentí algo grasoso en mi dedo...y me limpié en la ropa... al rato se me adormeció la mano...y esa sensación subía por mi brazo...
me asusté. y empecé a caminar más rápido buscando un lugar donde meterme. Un minuto después mi otro brazo se adormecio y empece a tener mareos y a ver las cosas borrosas, luego mis piernas.... sentí que se adormecían... casi ya no podía caminar.
Ya estaba perdiendo la movilidad y el sentido, ya no podía seguir... cuando sentí nuevas fuerzas y en un último esfuerzo pude correr un poco, llegué a una esquina, vi un lugar...casi no recuerdo nada de ahí...solo recuerdo que vi una imagen borrosa un hombre con un casco rojo....no se, entré...casi no podía llegar a la puerta por lo mareada que estaba...y entré, me apoyé en un escritorio y a la niña q estaba ahí, que creo q era la recepcionista... le dije q me sentía mal......q me habían hecho algo..y q me ayudara... toda la gente vino...me llevaron a un mueble....me pusieron alcohol...y me dieron
agua...mientras llamaron una ambulancia porque les dio miedo llevarme aa una clìnica en un taxi ....cuando llegaron, tuvieron que ayudarme a subir a la camilla porque mis piernas seguían adormecidas.....En la clìnica me dijeron q estos criminales son bandas que DOPAN a sus víctimas para robarles desde sus pertenencias hasta
SUS ÓRGANOS... si amigos
¡¡TRAFICO DE ÓRGANOS!!.

amigos...por favor si alguien les solicita ayuda, NO LO HAGAN... mucho menos si la ayuda significa que sostengan o tengan contacto con algo.
Me dijeron que esto esta ocurriendo bastante, en ningún lugar acepten ayudar, sé que suena feo, pero es por su propia seguridad...hoy en día el mundo esta loco y con mucha tristeza debo decir que no se puede confiar en nadie.

POR FAVOR REENVÍEN ESTE MENSAJE A TODOS SUS FAMILIARES, AMIGOS Y DEMÁS
PERSONAS PARA QUE ESTÉN ALERTAS. ES EN TODAS LAS CIUDADES OJO !
Karla Fernanda Gonzalez
Comunicadora social-periodista
cel 310 845 78 36 310 845 78 36 310 845 78 36 310 845 78 36
MEDELLIN COLOMBIA