martes, 27 de diciembre de 2011

«PARECE QUE MI FELICIDAD DAÑARA A MI MAMÁ»

«Desde que me casé, tengo reprimido un sentimiento de culpa. A veces no sé cómo comportarme junto a mi esposo. Parece que mi felicidad dañara a mi mamá. Ella siempre me reprocha la decisión que tomé. Dice que pasó toda su vida criando a sus hijos y aguantando a mi papá, un hombre que nunca se preocupó por compartir con sus hijos.... Nos descuidó emocionalmente e inclusive nunca nos apoyó para continuar una carrera profesional.
»[Mi mamá] dice que le debemos lo que somos, porque ella dio toda su vida y juventud a cambio de nosotros. Aunque trato de comprenderla, a veces se vuelve insoportable con sus reproches y críticas, porque piensa que la felicidad que ahora me acompaña no es para toda la vida. [Por] favor, denme un consejo.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¡La felicitamos por tener un matrimonio feliz! Es una bendición para usted el haber encontrado a un gran esposo y haber tomado decisiones sensatas a pesar de lo que piensa su mamá.
»Usted dice que ha venido reprimiendo un sentimiento de culpa. Tiene toda la razón; es sólo un sentimiento y no culpa genuina. No hay razón alguna para que sienta culpa verdadera porque usted no ha hecho nada malo. Pero su mamá ha hecho que ese sentimiento de culpa la atormente a usted como resultado de constantes ataques de resentimiento y de condenación.
»Su mamá sí la ama y cree que le está ayudando al tratar de evitar que usted cometa los mismos errores que cometió ella. Se siente muy infeliz, y la vida de ella no ha resultado como quisiera. Sin embargo, lo que usted ha tenido que soportar a causa de ella es perjudicial para su salud emocional y para su matrimonio....
»No hay nada que usted pueda hacer con relación a su mamá. Usted sólo tiene control de su propia conducta. Así que trátela con honra y con respeto por todo lo que ha hecho por usted, tal como enseña el quinto de los Diez Mandamientos,1 y no deje de pedirle a Dios por ella. Recuerde que Dios la ama a usted muchísimo y quiere que se comunique con Él a diario mediante la oración. Además de orar por su mamá, usted también puede decirle a Dios que quiere comenzar a tener una relación personal con Él. Dios le ayudará a afrontar estos tiempos difíciles....
»Haga una lista de todas las cosas por las que está agradecida, y repase esa lista mentalmente una y otra vez si se encuentra en una situación en la que se ve obligada a oír a su mamá hablarle negativamente a usted o a cualquier otra persona. Cuando comience a experimentar ese sentimiento de culpa, supérelo con la verdad. Usted no tiene razón alguna para sentirse culpable, sino muy buenas razones para esperar una vida feliz.
»Le deseamos lo mejor,

lunes, 26 de diciembre de 2011

«MI PADRE NOS ABANDONÓ»

«Soy un niño de doce años de edad. Me he sentido muy mal desde que mi padre nos abandonó hace ya ocho años aproximadamente. Me siento triste porque no lo tengo a mi lado.
»Cuando le pregunto a mi madre por qué [él] nos dejó, ella me dice que se fue a [otro país] para trabajar y mandarnos dinero; pero ya no regresó....
»A pesar de todo, yo amo a mi padre y quisiera que esté a mi lado para estar juntos. Creo que eso es poco probable, porque ya es mucho el tiempo desde que nos abandonó. ¿Qué me aconseja usted para que yo haga?»
Este es el consejo que le dimos:
«Querido amiguito:
»Gracias por contarnos tu caso. Nos alegra mucho saber que has estado leyendo nuestros «Casos de la semana». El consejo que damos no se basa en ninguna religión sino en la Palabra de Dios, la Biblia. Si obedeces las enseñanzas que hay en la Biblia, podrás mejorar tu vida futura.
»Algún día es probable que tú mismo tengas un hijo. Entonces tendrás la oportunidad de decidir cómo vas a tratarlo a él y a su mamá. Desde ahora puedes tomar decisiones que te ayudarán a tratar a ese hijo tuyo para lograr su mejor bienestar futuro. Puedes decidir que vas a ser honrado e íntegro. Puedes decidir que vas a ser responsable y a cumplir tus promesas.... Y puedes decidir que vas a tener una estrecha relación con él, como la que nunca tuviste con tu propio padre.
»Creemos que tu papá tomó decisiones equivocadas, y tú has sufrido las consecuencias de esas decisiones. Tal vez él haya discutido mucho con tu mamá, y por eso decidió abandonarla. O quizá no tenía la intención de abandonarla, pero ya ha pasado tanto tiempo que prefirió no regresar. De todos modos, tú no tienes la culpa. No hiciste nada para que él se fuera. Y tampoco eres responsable de que él no regrese.
»Nos pediste consejo en cuanto a lo que debes hacer. Tenemos algunas sugerencias. En primer lugar, debes tratar de comprender que a tu mamá también le duele lo que ha hecho tu papá. Sin duda ella se siente sola y está triste, tal como te sientes tú....
»En segundo lugar, recuerda que en algunos años nada más, serás un adulto. Para entonces es probable que puedas comunicarte con tu papá. Tal vez hasta puedas verlo. Ahora mismo te parecerá una eternidad llegar a ser adulto, pero el tiempo pasará.
»Lo más importante es que recuerdes que Dios es un Padre amoroso que jamás nos abandona ni nos olvida.1 Él nos hace promesas en la Biblia, y cumple cada una de ellas. Él quiere estar a tu lado todos los días2 para ayudarte en los momentos de soledad y de tristeza. Pero tienes que pedirle que te acompañe, al orar e invitar a su Hijo Jesucristo a que entre en tu corazón. Cuando tienes al Hijo de Dios en tu corazón, el Padre celestial permanece a tu lado. Lee la Biblia para aprender más acerca de Dios el Padre y de Jesucristo su Hijo. Y ora todos los días para llegar a conocer a tu Padre celestial y a tener una relación personal con Él.
»Tu Padre celestial te ama y siempre quiere estar contigo,

1.Dt 4:31
2.Mt 28:20

martes, 20 de diciembre de 2011

" LAS PALABRAS SON VIDA O MUERTE"

«MI ESPOSO... PIENSA QUE SOY UNA IGNORANTE»



«Mi esposo es ingeniero; yo apenas, y con esfuerzos, pude ir tres años a la universidad y no me pude graduar de mi carrera. Ahora él está estudiando un posgrado, y a veces se burla de mí debido a que no tengo su nivel académico. Él piensa que soy una ignorante y que, [en comparación con] él, soy poquita cosa....
»Él utiliza su posición para [menospreciar] a los que por alguna razón no tuvieron la oportunidad de estudiar como él. Me duele que él se burle de mí y diga que, si yo nunca me hubiera cruzado en su camino, él se habría casado con alguien de su nivel. Lloro mucho por esto, y a veces me arrepiento de haberme casado con él. Hubiera preferido casarme con un barrendero que me amara y me respetara y no se burlara de mí.»Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Nos alegra que nos haya contado su caso. Lamentamos mucho todo el dolor emocional que su esposo le causa por medio de las palabras crueles que le dice. Con eso demuestra que interiormente él es un hombre en extremo inseguro que se siente inferior a otros con quienes trabaja, o tal vez a los otros estudiantes en sus clases. Esa inseguridad que él siente lo ha llevado a menospreciarla a usted para que él pueda sentirse superior al menos a una sola persona. Lamentablemente esa persona es usted.
»¡No crea las palabras ásperas que él le dice! Niéguese a discutir con él. Salga de la habitación cuando él comience a menospreciarla. Piense en otro lugar donde pueda comenzar a meditar en las cosas buenas que hay en su vida. El apóstol Pablo nos dio un gran antídoto contra el veneno que su esposo está tratando de darle. Él dijo: “Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.”1
»La inseguridad de su esposo ha causado una debilidad en el carácter de él. Le faltan las cualidades importantes de la bondad, la compasión, la empatía y la humildad, ninguna de las cuales puede adquirirse mediante la formación académica....
»Si bien los estudios de posgrado de su esposo requieren persistencia y dedicación a la tarea, no lo hacen superior a quienes lo rodean. Un título académico avanzado prueba que ha adquirido considerable cantidad de conocimiento acerca de una esfera específica de la vida, pero él bien pudiera carecer de conocimiento alguno acerca de todo lo demás. La inseguridad que siente ha impedido que reconozca esa gran verdad....
»Le recomendamos que busque consejería profesional. Su esposo tiene que comprender que su inseguridad es destructiva con relación a su matrimonio, y que es probable que ya haya perjudicado otras relaciones en la vida que lleva.
»Le deseamos lo mejor,
1.Fil 4:8

lunes, 12 de diciembre de 2011

UN SOLO VIAJE MÁS

Durante treinta años había manejado por la misma ruta. Durante treinta años había guiado el autobús por en medio de rectas, curvas y barrancos. Treinta años sus férreas manos habían empuñado el volante, y treinta años había llevado y traído pasajeros en la ruta de Granada-Málaga, reino de España.
Pero con treinta años de trabajo, José Mancera Sánchez, de cincuenta y nueve años de edad, podía jubilarse. No tenía que seguir esa cansada y monótona tarea. Su pensión de jubilación sería menos que su salario si seguía trabajando, pero con algunos ahorros que había hecho, podría subsistir.
Quiso, sin embargo, hacer un último viaje. Sería su viaje de despedida. «Me jubilaré —había dicho— después de este último viaje.» Pero ese fue, en efecto, su último viaje. José Mancera Sánchez se desmayó en el volante, y el autobús, con cuarenta y un pasajeros a bordo, se precipitó a un barranco de veinticinco metros de profundidad. Hubo muchos heridos, y perdieron la vida Mancera y cinco pasajeros más.
¿Cuántas cosas nos ocurren por querer hacer «un viaje más»? ¿Y cuántas veces el sentido de la prudencia y la voz de la conciencia se unen para gritarnos: «¡Basta ya!, es hora de dejar eso»? Pero atenuamos ese grito convencidos de que es «una sola vez más».
¿Cuántas veces no ha ocurrido que un hombre lleno de alcohol insiste en tomar una sola copa más, y es esa copa la que le causa el accidente fatal? Así le pasa al joven que anda en el narcotráfico e insiste en hacer un solo negocio más, y es esa última venta la que lo manda a la prisión federal.
¿Y qué del «caballero» que, enredado en un amor prohibido, siente la voz de la conciencia que le dice: «Deja eso de una vez», pero sigue entregándose al gusto de la seducción, y ese último gusto resulta en su ruina? Por insistir en «una aventura más» sufre la total destrucción de su hogar.
Es importante aclarar que no es sólo el último pecado el que destruye. Toda infracción destruye. Pero cuando insistimos al extremo, no sólo perdemos años de tranquilidad, sino que ese último desenfreno puede costarnos la vida.
Reaccionemos ahora mismo antes que nuestra desmesura nos corte la existencia. Busquemos la ayuda de Dios. Jesucristo ofrece librarnos de toda senda resbaladiza, de todo precipicio siniestro y de toda costumbre mortal. Él quiere darnos la sensatez, la conciencia y la razón necesarias para no caer nunca en el mal. Cristo es el único Salvador que tenemos, nuestro único Maestro y Guía. Permitámosle que sea no sólo un verdadero amigo como ningún otro, sino también el único Piloto de nuestra vida.

sábado, 10 de diciembre de 2011

«NECESITO... VOLVER A SONREÍR»

«NECESITO... VOLVER A SONREÍR»




«Estuve a punto de quitarme la vida. He pasado noches sin dormir, llorando sin que nadie me viera. [Soy un hombre joven.] Son ya casi dos años de estar con una depresión.... He perdido el trabajo y mis estudios. Me duele el cuerpo.... Me siento muy débil.
»¿Cómo hago para salir de esto, si con cualquier tropiezo que tenga me vuelvo a sentir mal y vuelvo a lo mismo? Necesito ser feliz, volver a sonreír como antes, a darle sentido a mi vida. ¡Por favor, ayúdenme!»
«Estimado amigo:
»¡Lamentamos mucho que lo haya estado atormentando la depresión! Casi nadie puede comprender lo que usted ha estado sufriendo, pero hay centenares de miles de personas que han sufrido enfermedades muy parecidas y han logrado volver a sonreír. Estamos convencidos de que usted también puede lograrlo.
»La depresión es una enfermedad confusa. Casi todos los adultos han experimentado momentos de tristeza, apatía, fatiga y desesperanza.... [Sin embargo,] la depresión que sufre usted no depende de las circunstancias en que se encuentre, sino que pudo haberse iniciado a causa de una situación desfavorable; pero luego los neurotransmisores, las sustancias químicas en su cerebro, se apoderaron de él y han llegado a ser la causa directa de su enfermedad constante. Los síntomas suyos se deben a esas sustancias químicas y no a sus pensamientos ni a alguna grave enfermedad en su cuerpo. Por esta razón usted no puede sentirse animado o imaginarse recuperado hasta lograr la sanidad, reaccionando tal como quisiera.
»Usted no nos dice si ha consultado a un médico, o si ha tratado de obtener medicamentos para regular las sustancias químicas en su cerebro. Con frecuencia muchos en su situación no buscan la ayuda médica porque no comprenden la naturaleza de una depresión clínica, es decir, a largo plazo. Creen que con sólo cambiar de actitud o cambiar su manera de pensar pueden curar su enfermedad....
»Las personas clínicamente deprimidas a veces se apartan de sus amigos y de sus familiares. Por lo general, ni siquiera creen que pueden volver a pedirle algo a Dios en oración. Sienten que Dios las ha abandonado, así como los demás. Pero sepa que Dios sigue amándolo a usted muchísimo. Él quiere consolarlo y protegerlo durante el proceso de recuperación, a fin de fortalecerlo y ayudarlo en momentos de angustia.1 Con eso usted puede tener la confianza de que Él está a su lado durante esas largas noches en las que no puede dormir ni dejar de llorar.
»No deje de consultar a un médico tan pronto como sea posible, y tampoco deje de tomar el medicamento que le recete. Y durante el proceso en que espera que surta efecto, haga de Dios su fiel compañero y su ayuda. Le aseguramos que Él no lo decepcionará.
»Escríbanos y cuéntenos cuando se sienta mejor. También a nosotros nos interesa su bienestar.

«VIVIENDO EN UN CHIQUERO»

«VIVIENDO EN UN CHIQUERO»




Todo el día era un concierto de gruñidos, chillidos y chapoteos en el barro. El ambiente era malsano, el aire estaba emponzoñado, y los alrededores, grises y malolientes. No se podía esperar nada mejor de lo que era un enorme chiquero, con docenas de puercos semisumergidos en el fango.
Una niña hermosa de siete años de edad estaba allí. La habían atado a un poste con una cuerda. Apenas le daban mala comida, y la tenían medio desnuda a la intemperie. Todo esto ocurría en el caserío El Canito de Maracaibo, Venezuela. Sólo la oportuna intervención de una religiosa que vio a la niña en ese lugar la salvó de una horrible muerte segura.
«Viviendo en un chiquero» eran los titulares de los diarios de Maracaibo que daban la noticia. A la niña la había dejado su madre en manos de unos campesinos mientras iba a la ciudad a internarse en el hospital. La madre no volvió a reclamarla, y los campesinos obligaron a la niña a vivir entre los cerdos.
Puede decirse que fue un caso de ignorancia, de insensibilidad, favorecida por la escasa cultura; un caso de violenta necesidad, engendrada por la pobreza. O quizá fuera un sórdido acto de desquite. Pero la trágica realidad era que a una niña de siete años la obligaron a vivir en un chiquero.
Los chiqueros del campo y los de las grandes ciudades abundan en nuestros tiempos. Los chiqueros campesinos, cuando están a campo abierto y en medio de un paisaje agreste y rural, son hasta bonitos, si sabemos mirarlos con ojos de artista, de poeta o de filósofo. Pero los chiqueros de las ciudades no tienen nada de bonitos.
Pensemos, por ejemplo, en las cantinas, donde hombres y mujeres pasan las horas bebiendo. ¿Tienen éstos algo de bonito? Pensemos, así mismo, en los garitos y en las casas de juego, donde otros tantos pasan horas enteras quemando su dinero y empobreciéndose material y moralmente. ¿Acaso tienen algo de bonito?
Aunque pudiera parecer demasiado sarcástico o mordaz, o que tuviéramos la intención de denigrar o de insultar a alguien, debemos decir las cosas con franqueza: las casas de juego, las cantinas, los lenocinios y lugares por el estilo son poco menos que chiqueros de las ciudades, aunque en ellos haya música, luces, perfumes y personas elegantemente vestidas.
¿Quién puede sacarnos de tales sitios? Uno solo: Jesucristo. Él puede, y quiere, hacerlo hoy mismo.

«[AL] PADRE DE MI HIJA... NUNCA LE HE EXIGIDO NADA»

«[AL] PADRE DE MI HIJA... NUNCA LE HE EXIGIDO NADA»




En este mensaje tratamos de manera anónima el caso que nos contó una mujer en las siguientes palabras:
«Tengo una niña de ocho años. Nunca viví con el padre de mi hija.... Yo aún lo amo. Por ello, siempre le he dicho que he querido vivir con él, pero también soy consciente de que él no me ama y no tiene deseos de hacerlo. Es por ello que nunca le he exigido nada. Él es un ingeniero, y trabaja en una empresa muy prestigiosa y gana muy bien. Se ocupa de su hija sólo cuando empieza el colegio y alguna vez durante el año, si es que yo se lo pido.... Dejo a su corazón y a su conciencia lo que pueda dar.
»Hace un mes que... se comunica por celular con mi hija, pero me dijo claro que no quiere hablar conmigo. Eso me dolió muchísimo. Su indiferencia me está matando. Continúo con mi vida porque no le quiero dar otra decepción a mis padres ni mucho menos a mi hija. Siempre he vivido para él, y lo extraño mucho. Nunca he tratado de rehacer mi vida...»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¡Qué historia tan triste y tan trágica! Sentimos mucho el dolor emocional que la aflige. Lamentablemente, muchas mujeres saben exactamente cómo se siente usted porque han experimentado lo mismo en carne propia.
»Usted ha estado aferrada a un sueño durante ocho largos años, que nunca ha sido más que un sueño. Ese hombre nunca la amó a usted y nunca la amará. Usted quería creer que la hija que tiene con él haría que él algún día la amara a usted, pero así no suceden las cosas. Su tierno corazón y su sueño han hecho posible incluso que él sea irresponsable en el sustento económico de su hija. Ha dejado usted en claro que seguirá aferrada a ese sueño, haga él lo que haga o diga lo que diga. Él puede pasar por alto su deber económico y usted no dirá nada porque sigue aferrada a ese vano sueño. ¡Despiértese! ¡Esa clase de sueño sólo debe tenerse cuando se está durmiendo!
»Dios sabía que ocurrirían tales casos, y por eso diseñó la manera en que la mujer pudiera reducir el riesgo de sufrir el dolor que usted siente. El apóstol Pablo enseñó que las relaciones sexuales deben reservarse para personas casadas.1 Por lo general, cuando un hombre y una mujer se casan, contraen obligaciones que los llevan a crear un ambiente favorable para criar a un niño. En cambio, cuando usted optó por tener una relación sexual con ese hombre sin las ventajas que ofrece el matrimonio, decidió que su hija habría de crecer sin un padre, y optó por llevar una vida solitaria y sufrida durante los últimos ocho años.
»Los hombres que salen con una mujer un sábado por la noche y terminan teniendo relaciones sexuales con ella no están pensando en el amor, ni en ningún compromiso ni en los hijos. En cambio, las mujeres con frecuencia piensan que si acceden a una relación sexual, entonces lo que seguirá es el amor, un compromiso y una familia. En vez de eso, lo que sigue es la clase de vida que usted ha descrito.
»¡Despiértese y sáquele provecho a lo que le queda por vivir!
»Le deseamos lo mejor,
»Linda y Carlos Rey.»
Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Caso de la semana», y luego el enlace que dice: «Caso 160».


1.1Co 7:1-4

ÚLTIMAS PALABRAS

ÚLTIMAS PALABRAS




No era un prisionero cualquiera. Era un autor teatral, de aquellos a quienes Dios dotó de un gran ingenio. Lamentablemente, cayó en manos del enemigo durante la cruel Guerra Civil española. Mientras le hacían el registro de rigor en la prisión de Madrid, Pedro Muñoz Seca les dijo a sus guardianes: «Podréis quitarme la cartera. Podréis quitarme las monedas que llevo encima. Podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo. ¡Podréis quitarme hasta la vida! Sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: ¡el miedo que tengo!»
A pesar de la chispa y del sentido del humor que mostró como prisionero, lo condenaron a muerte. Camino a Paracuellos del Jarama, adonde sabía que lo llevaban para fusilarlo, don Pedro cambió de parecer. Aludiendo al registro que le habían hecho en la cárcel, les dijo a sus verdugos, para rematar: «Me equivoqué al ingresar en la prisión de Madrid y deciros lo que os dije. ¡Sois tan hábiles que me habéis quitado hasta el miedo!»1
A esta muerte Fernando Díaz‑Plaja la califica de elegante, dando a entender que es digna de elogio. Muñoz Seca «acudió en los últimos instantes a su vena humorística», comenta el historiador español. Y esto, aunque no le salvó la vida, sirvió para que hiciera memoria de él en su Anecdotario de la Guerra Civil española.2
Lo que no nos puede decir Díaz-Plaja es lo que realmente sentía al enfrentar la muerte aquel ingenioso autor del teatro español. Porque una cosa es lo que manifestamos por fuera, y otra lo que sentimos por dentro. Los únicos que saben lo que sentimos muy adentro somos nosotros... y Dios nuestro Creador.
A Dios gracias que Él está consciente de todos nuestros temores, no sólo el más grande —el de la muerte— sino todos los que nos asedian de aquí a la eternidad. Si de veras tememos la muerte, es porque no hemos acudido al Dador de la vida.3 En vez de esperar acudir en los últimos instantes a nuestra vena humorística o intelectual o material, más vale que acudamos hoy mismo a nuestra Vena espiritual. Esa Vena es Jesucristo, el Hijo de Dios, que vertió su sangre por nosotros.4 Él se dejó matar para que nosotros no tuviéramos que morir eternamente.5 Si acudimos a Él, perderemos el temor a la muerte y ganaremos la esperanza de vida eterna.


1Juan Ignacio Luca de Tena, Mis amigos muertos (Madrid, 1980; Barcelona, 1971), citado en Fernando Díaz-Plaja, Anecdotario de la Guerra Civil española (Barcelona: Plaza & Janés, 1995), p. 122.
2Díaz‑Plaja, p. 122.
3Jn 10:10
4Col 1:19‑22; 1P 1:18,19
5Mt 26:53; Jn 3:16; 10:17,18; Fil 2:7‑8

MI VERDADERA MADRE»

MI VERDADERA MADRE»




«Poco a poco [Antonio Carrera] había ido perdiendo todas sus riquezas. Lo habían orillado a tal situación dos vicios fatales: el juego y la bebida.... Sólo la muerte podía salvarlo de la vergüenza e infamia.... No soportaba seguir viviendo cerca de aquella terrible mujer que no lo dejaba en paz y le exigía constantemente dinero para dar de comer a sus hijos: dos niñas y dos niños. ¡Y para colmo, otro hijo por nacer! Eso lo llevó a tomar la fatal decisión....
»... Se dirigió a la farmacia que quedaba cerca y compró arsénico, diciendo que era para las ratas....
»—¿Qué hiciste, Antonio? ¿Qué hiciste, desgraciado? ¿Y ahora qué voy a hacer con cuatro hijos y otro por venir? ¡Condenado! ¿Qué hiciste? —clamaba... la desconsolada esposa....
»Aquel embarazo tan fuera de lugar y tiempo acrecentaba su cólera.... “¡Ojalá y sea un varón! —se repetía una y otra vez—. No quiero otra mujer; con las dos que tengo basta....”
»Por fin nací una tarde de lluvia, el 16 de septiembre de 1929, un mes después de la muerte de mi padre.... Mi madre ya no quería tenerme dentro, y yo, a mi vez, tenía prisa por alejarme de aquel recinto fatal.... Cuando llegó el doctor Lizardo Estrada, yo ya había nacido... y mi madre yacía exhausta, fría e indiferente.
»—¡Otra mujer! —había sido su única exclamación, cerrando los ojos, negándose a verme.
»... Si Antonio no había querido ver a la hija que acababa de nacer, ¿por qué iba a querer verla ella? Cuando [su hermana] Leonor le acercó la criatura, Josefina no pudo evitar un gesto de rechazo.
»De todas formas, tenía que amamantarme. Al fin y al cabo era su hija. Pero no me podía soportar. Su marido se había suicidado, en gran parte, por mi causa....
»Los primeros seis meses de mi vida debieron ser terriblemente difíciles tanto para mi madre como para mí. El justificado rechazo que ella sentía la hacía dejarme en la cuna, en el cuarto contiguo al suyo, llorando sin parar.... No había quien se ocupara de mí....
»Por aquella época llegó como empleada María López, quien se transformaría, de inmediato, en mi nana. Era originaria de Mixco y había venido a la capital poco después de haber perdido a toda su familia en una peste de cólera.... La peste se había llevado a una hermanita suya, también de seis meses, a quien cuidaba como si fuera su madre. En cuanto me vio, sintió que revivía en ella el amor por su hermanita. Desde ese momento no se separó de mí....
»María me cuidaba con esmero y me daba el amor que mi madre no podía.... [Yo], en verdad, [sentía] que [mi] verdadera madre era [mi] nana.»1
Felizmente, con estas tristes Memorias de su nacimiento e infancia, la talentosa escritora guatemalteca Margarita Carrera, en su obra titulada Sumario del recuerdo, nos hace recordar que Dios no sólo es Padre sino también Madre de quienes necesitan de tal cuidado paterno y materno. «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!» —dice el Señor por medio del profeta Isaías—..... Ustedes serán amamantados, llevados en... brazos [y] mecidos.... Como madre que consuela a su hijo, así yo los consolaré a ustedes.»2


1Margarita Carrera, Sumario del recuerdo: Memorias (1929-1981) (Ciudad de Guatemala: Fondo de Cultura Económica, 2006), pp. 9-24.
2Is 49:8,15; 66:12,13