El recibo que advierte sobre los días de mora, la llamada del asesor bancario y la carta del asesor financiero del prestamista que advierte los riesgos de continuar con la deuda en atraso. !Qué estrés! Y finalmente, el fiador. "No puede ser: le hizo el favor y mire el daño que le está haciendo".
Deber, pero sobre todo entrar en mora, es un martirio. Y más cuando la empresaestá en rojo o la persona perdió el empleo, y los ahorros se agotan. Nadie, hasta los grandes magnates, están exentos de entrar en incumplimientos con el proveedor financiero. De modo que lo mejor es tener en cuenta, los siguientes consejos de la Asociación Bancaria de Colombia -Asobancaria-, que preside la excodirectora del Banco de la República, María Mercedes Cuéllar.
Cuando de deudas se trata -dice- es importante estar atento a las señales de alerta, ya que puede estar cayendo en el sobreendeudamiento. Si este es su caso, acérquese a su entidad financiera y fije un nuevo plan de pagos.
"Si al analizar juiciosamente su situación se sorprendió al ver que perdió el manejo de sus deudas y no sabe cómo volver a tomar el control de sus finanzas, siga una a una las siguientes sugerencias", señala el departamento de educación financiera de la entidad gremial.
1. Cuaderno de cuentas. Haga un balance de las deudas que tiene. En una libreta escriba la persona o entidad a la que le debe, cuánto es el monto de la deuda, y hasta cuándo tiene plazo para pagar.
2. Haga un presupuesto. Identifique cuánto dinero recibe mensualmente y paralelamente compárelo con los gastos que tiene en este mismo período.
3. Haga seguimiento a sus créditos. Pregúntese cuántas tarjetas de crédito tiene y cuánto está pagando mensualmente por sus deudas. Usar el crédito no es malo, el problema es endeudarse por encima de sus capacidades y sin entender sus costos.
4. Busque asesoría. Pregunte a su entidad financiera por la posibilidad de consolidar sus deudas o llegar a un acuerdo de refinanciación de las mismas, para que los pagos de su cuota mensual se ajusten y estén acordes con sus ingresos.
5. Elimine gastos innecesarios. Corte los gastos discrecionales que considere que se pueden reducir, como por ejemplo, las comidas fuera de la casa, la compra de ropa que no es una necesidad inmediata. Otra idea es modificar hábitos de consumo, como bañarse en menos tiempo, ahorrar energía o utilizar otro medio de transporte para desplazarse.
6. Aumente sus ingresos. Contemple la posibilidad de trabajar horas extra, conseguir un segundo empleo, buscar un mejor trabajo o probar otras actividades para obtener fuentes adicionales de ingresos.
7. No más préstamos. Aléjese de la posibilidad de pedirle dinero prestado a terceros para suplir las deudas que tiene con otra persona. Pagar deudas con otras deudas volverá su situación financiera insostenible.
8. Priorice sus deudas. Tome su libreta de cuentas y sí sus deudas exceden su capacidad de pago, el ingreso extra que obtenga úselo como abono a los pagos mínimos. Verá que sin sentirlo, acabará con estas deudas en el menor tiempo y reducirá el valor pagado por concepto de intereses.
9. Divulgue sus propósitos. Si un planeador no es suficiente para que usted cumpla sus objetivos de ahorro, cuéntele a una persona de su confianza sobre la meta que tiene a corto plazo de reducir gastos y pagar deudas. Esto con el fin, de que esa persona haga seguimiento de lo que efectivamente se esté cumpliendo.
10. Revise su progreso mensualmente. Chequee que está cumpliendo con lo que se ha propuesto, que está logrando y qué le hace falta por cumplir.
ROMPIENDO LA ESCLAVITUD DE LAS DEUDAS. Me levanté en un hogar donde todo se adquiría a través del crédito. Cada semana llegaba alguien a la puerta de mi casa cobrando algo. Era una situación angustiosa el escuchar: No tengo hoy para pagar y luego de esto, escuchar amenazas por parte de los acreedores. Los años pasaron y en ese ambiente me dejé envolver, pues en mi etapa de joven, teniendo ya un trabajo, comencé a adquirir mis cosas personales a crédito. Cada fin de mes no tenía satisfacción al recibir mi sueldo pues al hacer las cuentas todo se iba en pagar lo que había comprado a crédito y no podía disfrutar de mi sueldo para otras cosas. Me casé con un hombre que no tenía esta posición y que venía de un hogar donde no se le debía a nadie. Por supuesto esto generó entre nosotros conflictos que nos quitaban la paz. Un día gracias a Dios pude romper con esa esclavitud de la deuda pues junto con mi esposo nos sentamos e hicimos un presupuesto y organizamos nuestras entradas y salidas. |