«MI VIDA...
ESTÁ HECHA UN DESASTRE»
Mi vida está
hecha un desastre es la afirmación que muchas personas pueden decir hoy:
Razones: El adulterio, el alcohol, la
prostitución, la delincuencia, la drogadicción, la vagancia.
Todos estos
son problemas comunes en el ser humano. Esto es lo que llamamos Pecado, algunos
lo llaman debilidad, o dicen le fallé a mi familia, me equivoqué; pero no, esto
es Pecado.
HISTORIAS
REALES DEL HOMBRE COMÚN.
«Mi vida
últimamente está hecha un desastre.... Tuve problemas con mi esposa, [y]
estamos a principios de un divorcio.... He [adquirido] el hábito de la bebida
casi todos los días, y en una de estas tantas borracheras... robé unos equipos
de comunicación de un amigo. Se los devolví, pero no puedo vivir en paz con mi
conciencia....
»Sé que ese
es el precio de hacer las cosas malas. ¡Cómo me gustaría [conocer] un poder
divino que entre en mí y me ayude a cambiar definitivamente!»
LA
CONCIENCIA ES EL SISTEMA DE ALARMA QUE DIOS NOS DA Y QUE SE ACTIVA FRENTE AL
PELIGRO.
«Estimados
amigos:
»¡Qué bien
que su conciencia se mantenga tan fuerte y vigorosa! Usted ahora tiene la
oportunidad de hacerle caso a lo que le dice y comenzar a efectuar el cambio
que desea con tanta urgencia. Sin embargo, si opta por hacer caso omiso de su
conciencia, o si decide que nuestro consejo es demasiado difícil de acatar,
correrá el riesgo de paralizar su conciencia y adormecerla de modo que no le
sea útil en el futuro. De ser así, usted habrá destruido el sistema de alarma
que Dios le dio para su propia protección....
»Se haya o
no considerado un alcohólico hasta ahora, lo cierto es que usted sí lo es. Todo
alcohólico que cree que puede controlar el alcohol que bebe se engaña a sí
mismo. Si de veras quiere cambiar su vida, debe tomar la decisión de dejar de
beber. De lo contrario, saboteará todo esfuerzo restante que tenga en mente
para cambiar su vida.
»A pesar de
todo, ¡hay esperanza para usted! Usted puede tener una vida mejor. Puede dejar
la bebida. Miles de personas como usted han logrado vencer su adicción al
alcohol por medio de la ayuda que Dios ofrece.
»Sin
embargo, el cultivar una relación personal con Dios no es una píldora mágica
para obtener lo que usted quiere. Si decide pedirle a Dios que lo ayude, debe
ser porque usted reconoce que Él lo creó, y que planeó una vida productiva y
satisfactoria para usted, y que entregó a su único Hijo para que pagara el
castigo de los pecados que usted ha cometido. Usted se siente culpable por lo
que ha hecho, y sabe que merece que se le castigue por eso. Pero debido a que
Cristo murió por sus pecados, usted no tiene que sufrir ese castigo. Desde
luego, tiene que afrontar las consecuencias (tales como encarar al amigo al que
le robó el equipo), pero no tiene que pagar por la eternidad. Si se lo pide,
puede aceptar el perdón que Dios le ofrece, y puede tener la seguridad de ir al
cielo cuando muera.
»Dios espera
que usted se esfuerce por vencer ese vicio del alcohol. Pídale que lo guíe a un
grupo tal como Alcohólicos Anónimos, donde pueda tener contacto diario con
otras personas que han luchado contra eso y han obtenido la victoria. Con el
poder de Dios y la relación que tenga con esas personas, usted puede cambiar su
presente y su futuro.
DIOS TIENE
PARA USTED UN PLAN DE SALVACIÓN.
LAS
IMPLICACIONES DE LA SALVACIÓN.
¿QUÉ ES LA SALVACIÓN?
¿POR QUÉ
NECESITO SER SALVADO?
¿SOY SALVADO
DE QUÉ?
¿QUIÉN ME
SALVA?
¿QUÉ ES LA
SALVACIÓN?
La salvación
es el regalo de Dios para usted. "La dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Cuando alguien le ofrece un
regalo invaluable, lo más sabio de su parte es ¡aceptarlo! En este mismo
instante, usted puede recibir el regalo de la salvación que Cristo le ofrece al
orar esta simple oración de corazón:
El libro de
romanos nos trae la respuesta a muchos de estos interrogantes:
Ro 1: 16- El
poder del evangelio
16
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 17
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
La
culpabilidad del hombre.
18
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19
porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo
manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno
poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen
excusa. 21 Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22
Profesando ser sabios, se hicieron necios,
ESTUDIO
SOBRE LA SEGURIDAD DE TENER LA VIDA ETERNA: LA SALVACIÓN
DEBE DE PONER TODA SU FE SOLAMENTE EN JESÚS
PARA SER SALVO/ SALVA
Apoc 3:20 He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Ro 10:9 que
si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10:10 Porque
con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación.
Jn 20:30
Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las
cuales no están escritas en este libro.
20:31 Pero
éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
2 Co 6:1
Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no
recibáis en vano la gracia de Dios.
6:2 Porque
dice:
En tiempo
aceptable te he oído,
Y en día de
salvación te he socorrido.
He aquí
ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
Jn 3:18 El
que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado,
porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
3:36 El que
cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá
la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Jn 1:12 Mas
a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad
de ser hechos hijos de Dios;
Lc 15:10 Así
os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se
arrepiente.
Fil 4:9 Lo
que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios
de paz estará con vosotros.
4:10 En gran
manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de
mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.
Jn 6:47 De
cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
Jn 5:24 De cierto,
de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Jn 10:27 Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
10:28 y yo
les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Jn 8:31 Dijo
entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
8:32 y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
* ¿Cuál es
su decisión?
* ¿Recibirá
a Jesucristo por fe ó lo rechazará?
Jn 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo
soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida.
UNA ORACIÓN
OPORTUNA PARA RECIBIR AL SEÑOR JESUCRISTO COMO TU SALVADOR.
En forma
sencilla, pero, tú puedes decirle. Señor Jesús ya sé cómo recibir la Vida
Eterna; soy un pecador que necesita de tú perdón, me arrepiento de todos mis
pecados, examina mi corazón. Quiero que desde éste momento DIOS, tome el
control de mi vida. Jesucristo es esa Luz que va a alumbrar mi camino para
llegar al Cielo. Le recibo como mi SEÑOR Y salvador. Amén
UN
TESTIMONIO ACERCA DE LA SALVACIÓN.
EL GUSANO
ATRAPADO
Un indígena
oriundo de Centroamérica había hallado la paz en Dios. Había cambiado
radicalmente, de una vida de depravación, borracheras e infidelidad, a una vida
de verdadera satisfacción y paz. Siempre hablaba de su salvación y de lo que
Jesucristo había hecho por él. No le importaba dónde estuviera ni quién
estuviera viéndolo o escuchándolo. A todos les daba el testimonio de su
conversión.
Un día un
amigo suyo le preguntó:
—Churunel,
¿por qué hablas tanto de Cristo?
Churunel no
respondió de inmediato, sino que comenzó a recoger palitos y hojas secas que
fue colocando uno sobre otro en un círculo. Entonces buscó hasta hallar un
gusanito, y lo puso en el centro del círculo. Todavía sin decir palabra,
encendió un fósforo y lo acercó a las hojas y a los palitos secos.
El fuego dio
la vuelta al combustible seco, y el gusanito atrapado comenzó a buscar
locamente cómo salir, pero no podía.
Por fin el
fuego avanzó hacía el centro, y el calor se fue acercando al gusano. Éste,
desesperado, levantó en alto la cabeza como para respirar, cuando menos, un
poco de aire fresco. El gusanito sabía que su único refugio tendría que venir
de arriba.
Al verlo
así, Churunel se inclinó y le extendió sus dedos. El gusano se asió de ellos y
el indígena sacó el gusano de en medio del fuego. Fue hasta entonces que emitió
su primera palabra.
«Esto
—explicó Churunel— es lo que Cristo hizo por mí. Yo estaba atrapado en los
vicios del pecado, y no había esperanza de salida. Había tratado, por todos los
medios posibles, de salvarme a mí mismo, pero me era imposible.
»Entonces el
Señor se inclinó hacia mí y me extendió su mano. Lo único que tuve que hacer
fue asirme de Él. Cristo me sacó de esa prisión. Por eso no puedo dejar de
contarles a todos lo que hizo por mí.»
Lo cierto es
que aquel indígena describió a la perfección lo que Cristo puede y quiere hacer
por cada uno de nosotros. Sin Cristo estamos atrapados. Más vale que
reconozcamos de una vez por todas que la vida real no respalda el argumento
popular que dice: «El día que yo quiera dejar el vicio, puedo dejarlo.» De no
ser por una ayuda que venga de arriba, moriremos en nuestros pecados.
Cristo está
cerca de nosotros y nos extiende la mano. Sólo tenemos que asirnos de ella.
Churunel lo hizo y encontró paz. Así como él lo han hecho millones más, y han
hallado la paz. ¿Por qué no hacerlo nosotros también? Cristo quiere rescatarnos
y darnos su paz.