¿Quién es Jesús?.
Estimado amigo, estimada amiga, los psicólogos desde hace mucho tiempo han tenido conocimiento de que cada persona tiene un gran anhelo y una gran necesidad interna. El anhelo de ser amado, y la necesidad de amar. Mas cuando las presiones y aflicciones llegan a nuestras vidas, muchos pierden toda esperanza de encontrar algún día el amor.
La tragedia es que frecuentemente buscamos llenar esta profunda necesidad y este profundo anhelo, en los lugares equivocados. Algunos substituyen la lujuria por el amor. Otros persiguen el materialismo o las relaciones superficiales; todo con el inútil intento de llenar el vacío creado por Dios en el corazón humano. ¡Pero le tenemos buenísimas noticias! Existe un amor que vale la pena encontrar y un amor que vale la pena compartir. La Biblia dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Sobre la cruz de Cristo, el poderoso amor de Dios fue revelado y ofrecido incondicionalmente a todo aquel que desee la salvación.
¿Anhela usted conocer este gran amor? Entonces necesito hacerle la pregunta más importante que jamás se le hará: ¿Sabe sin lugar a dudas que Dios le ama, que sus pecados han sido perdonados, y que usted es salvo y va en camino al cielo?
¡La maravillosa noticia es que sí puede saberlo! Permítame compartir con usted cómo descubrir el amor más grande, el amor que vale.
Admita su pecado
Usted debe admitir que es pecador. La Biblia dice: "No hay justo, ni aun uno" (Romanos 3:10). "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23).
Nuestro pecado es lo que nos separa de Dios y nos impide satisfacer nuestros anhelos y necesidades más íntimas. Según Romanos 6:23, el pecado es un delito contra Dios que conlleva un serio castigo: "Porque la paga del pecado es muerte (eterna separación del amor y misericordia de Dios)".
Abandone sus propios esfuerzos
Usted debe abandonar todo esfuerzo de tratar de salvarse a sí mismo. Si pudiéramos salvarnos a nosotros mismos, ¡la muerte de Jesús habría sido en vano!
Inclusive "el comportarse religiosamente" no lo puede salvar. La Biblia dice que "nos salvó [Dios], no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia" (Tito 3:5). La salvación es por la gracia de Dios, "no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).
Admita el sacrificio de Cristo
Lo que usted no puede hacer por sí mismo, ¡Jesucristo lo ha hecho por usted! "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). Él murió en la cruz por usted, y resucitó de entre los muertos para demostrar que su sacrificio o pago fue aceptado por Dios. Pero usted debe reconocer y creer en este hecho. "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo" (Hechos16:31).
Acepte a Jesucristo como su Salvador
La salvación es el regalo de Dios para usted. "La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Cuando alguien le ofrece un regalo invaluable, lo más sabio de su parte es ¡aceptarlo! En este mismo instante, usted puede recibir el regalo de la salvación que Cristo le ofrece al orar esta simple oración de corazón:
"Amado Dios. Sé que soy pecador. Sé que Tú me amas y deseas salvarme. Jesús, creo que Tú eres el Hijo de Dios, quien murió en la cruz para pagar por mis pecados. Creo que resucitaste de entre los muertos. Ahora me alejo de mis pecados y por medio de la fe, te recibo como mi Salvador y Señor personal. Entra en mi corazón, perdona mis pecados y sálvame, Señor Jesús. En tu nombre te lo suplico. Amén".
Amigo, si usted no ha tomado aún la decisión de recibir a Cristo, le ruego que lo haga hoy. ¡Usted estará eternamente agradecido de conocer el amor que vale!
sábado, 30 de octubre de 2010
viernes, 29 de octubre de 2010
¿QUÉ TIPO DE AMIGOS SOMOS ?
¿Qué tipo de amigos somos?
En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17
Un autor de novelas del oeste, dice que en aquellos días había dos tipos de amigos: los que huían corriendo y los que se quedaban. A la primera señal de problemas, los primeros partían como un rayo, abandonando a su amigo en medio del peligro. Pero había otros que se quedaban y permanecían con su compañero, sin importar las circunstancias. Desafortunádamente, no se podía saber qué clase de amigo se tenía hasta que llegaba el problema. Y entonces, ya era muy tarde, a menos que dicho amigo fuera de los que se quedaban.
Sin embargo, más que estar preocupados con el tipo de amigos que tenemos, debiéramos considerar qué tipo de amigos somos. En sus últimos días, mientras Pablo aguardaba su muerte, algunos de los que habían ministrado con él, huyeron y lo abandonaron para que enfrentara su ejecución solo. En su última carta, él menciona a algunos (como Demas) que habían huido, y luego simplemente declaró: «Sólo Lucas está conmigo» (2 Timoteo 4:11). Lucas era de los que se quedaban. Si bien se sentía decepcionado por aquellos que lo habían abandonado, Pablo sintió un profundo consuelo al saber que no estaba solo.
Los Proverbios nos dicen que «en todo tiempo ama el amigo» (17:17). Durante tiempos de adversidad, necesitamos amigos en quien confiar. Todos necesitamos amigos para compartir nuestras tristezas y alegrías, nuestros tiempos de diversión y los tiempos de profunda aflicción. Pero requiere esfuerzo desarrollar y mantener una amistad así. Una amistad cercana requiere comunicación continua, confianza, apertura y respeto mutuo. La forma en que llevamos nuestras amistades determinará si esas amistades nos ayudan o nos lastiman.
Alguien escribió: “En la medida en que amamos, así servimos. Ningún hombre es inútil si es un amigo”. Cuando las personas que conocemos enfrentan problemas, ¿qué clase de amigos seremos: los que huyen o los que se quedan?
"Un verdadero amigo se queda con nosotros en los tiempos de prueba."
En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17
Un autor de novelas del oeste, dice que en aquellos días había dos tipos de amigos: los que huían corriendo y los que se quedaban. A la primera señal de problemas, los primeros partían como un rayo, abandonando a su amigo en medio del peligro. Pero había otros que se quedaban y permanecían con su compañero, sin importar las circunstancias. Desafortunádamente, no se podía saber qué clase de amigo se tenía hasta que llegaba el problema. Y entonces, ya era muy tarde, a menos que dicho amigo fuera de los que se quedaban.
Sin embargo, más que estar preocupados con el tipo de amigos que tenemos, debiéramos considerar qué tipo de amigos somos. En sus últimos días, mientras Pablo aguardaba su muerte, algunos de los que habían ministrado con él, huyeron y lo abandonaron para que enfrentara su ejecución solo. En su última carta, él menciona a algunos (como Demas) que habían huido, y luego simplemente declaró: «Sólo Lucas está conmigo» (2 Timoteo 4:11). Lucas era de los que se quedaban. Si bien se sentía decepcionado por aquellos que lo habían abandonado, Pablo sintió un profundo consuelo al saber que no estaba solo.
Los Proverbios nos dicen que «en todo tiempo ama el amigo» (17:17). Durante tiempos de adversidad, necesitamos amigos en quien confiar. Todos necesitamos amigos para compartir nuestras tristezas y alegrías, nuestros tiempos de diversión y los tiempos de profunda aflicción. Pero requiere esfuerzo desarrollar y mantener una amistad así. Una amistad cercana requiere comunicación continua, confianza, apertura y respeto mutuo. La forma en que llevamos nuestras amistades determinará si esas amistades nos ayudan o nos lastiman.
Alguien escribió: “En la medida en que amamos, así servimos. Ningún hombre es inútil si es un amigo”. Cuando las personas que conocemos enfrentan problemas, ¿qué clase de amigos seremos: los que huyen o los que se quedan?
"Un verdadero amigo se queda con nosotros en los tiempos de prueba."
lunes, 25 de octubre de 2010
«YO MATÉ A MI PADRE»
«A pesar de haber terminado su guardia el día antes, Mattos estaba en la comisaría ese domingo cuando Cosme, el hijo del portugués Adelino, pidió permiso para verlo.
»—¿Sabe que mi padre ha muerto?
»—Sí. Lo siento mucho....
»—Usted convenció a mi padre de que confesara que él había matado a aquel hombre del taller. Convenció al fiscal de que lo acusara. Convenció a todo el mundo. Usted es un hombre inteligente.
»—Hice lo que tenía que hacerse. Buscar la verdad. Siento mucho la muerte de tu padre.
»—¿La verdad? ¿Quiere saber la verdad?...
»—Sí, quiero saber la verdad.
»—Yo mismo fui quien mató a aquel hombre.
»—Tu padre confesó.
»—Usted lo obligó a confesar. Y yo, mi madre, mi mujer, todos nosotros acabamos creyendo, influidos por nuestro egoísmo, que era mejor que mi padre dijera que era el culpable porque, siendo viejo, sería absuelto más fácilmente que yo. Lo creímos porque era mejor para nosotros. Así yo podía quedarme al lado de mi hijo y de mi mujer; podía quedar, mejor que él, al frente del taller y del naranjal. Mi padre era un anciano, y los jóvenes pensamos que los viejos no sirven para nada. Ya vivieron todo lo que tenían que vivir. Entonces dejamos que mi padre se sacrificara por mí.
»[Mattos no dijo nada.]
»—Usted mató a mi padre. Yo maté a mi padre. Mi mujer y mi madre mataron a mi padre. Él era un portugués viejo que no sabía fingir ser lo que no era, un asesino, aunque fuera para proteger a su hijo.
»—Ahora es demasiado tarde. Las cosas nunca son como son; así es la vida.
»—Quiero que usted me detenga.
»—El caso está cerrado.
»—Deténgame.
»Mattos agarró a Cosme por los brazos y lo arrastró como a un muñeco por la oficina. El estómago le ardía. Empujó contra la pared el cuerpo frágil y pequeño.
»—Oye... no puedo y no quiero detenerte por ese crimen. No puedo aligerar tu conciencia, ni la de tu mujer, ni la de tu madre. No seas estúpido. No se puede hacer nada más. ¡Lárgate y no vuelvas; no quiero ver tu cara nunca más! Vive con ese horrible recuerdo el resto de tu vida, como yo también tendré que hacer.
»—Doctor...
»—¡Fuera! ¡Fuera!
»Mattos, siempre agarrando a Cosme por los brazos, lo llevó hasta la puerta de la oficina, empujándolo con violencia hacia el pasillo, por donde lo arrastró hasta la puerta de la calle.»1
Así termina de contar el escritor brasileño Rubem Fonseca una historia trágica dentro de otra en su novela histórica titulada Agosto, en la que un padre se sacrifica y muere por su hijo. Prácticamente lo contrario sucede en el caso de nuestra salvación espiritual: es Jesucristo, el Hijo de Dios, quien se sacrifica; pero no muere por el Padre celestial sino con su consentimiento a fin de que se cumpla su plan para salvar de la condenación a la humanidad perdida.2 Más vale que, así como en el caso del hijo de la historia que cuenta Fonseca, reconozcamos que fuimos todos nosotros quienes matamos al Hijo, ya que Él murió por nuestra culpa y por nuestro pecado, y que se lo confesemos a Dios el Padre para que nos perdone y nos limpie de toda maldad.3
1 Rubem Fonseca, Agosto, trad. Manuel de Seabra (Barcelona: Editorial Thassalia, 1995), pp. 281‑82.
2 Jn 3:16-17
3 1Jn 1:9
»—¿Sabe que mi padre ha muerto?
»—Sí. Lo siento mucho....
»—Usted convenció a mi padre de que confesara que él había matado a aquel hombre del taller. Convenció al fiscal de que lo acusara. Convenció a todo el mundo. Usted es un hombre inteligente.
»—Hice lo que tenía que hacerse. Buscar la verdad. Siento mucho la muerte de tu padre.
»—¿La verdad? ¿Quiere saber la verdad?...
»—Sí, quiero saber la verdad.
»—Yo mismo fui quien mató a aquel hombre.
»—Tu padre confesó.
»—Usted lo obligó a confesar. Y yo, mi madre, mi mujer, todos nosotros acabamos creyendo, influidos por nuestro egoísmo, que era mejor que mi padre dijera que era el culpable porque, siendo viejo, sería absuelto más fácilmente que yo. Lo creímos porque era mejor para nosotros. Así yo podía quedarme al lado de mi hijo y de mi mujer; podía quedar, mejor que él, al frente del taller y del naranjal. Mi padre era un anciano, y los jóvenes pensamos que los viejos no sirven para nada. Ya vivieron todo lo que tenían que vivir. Entonces dejamos que mi padre se sacrificara por mí.
»[Mattos no dijo nada.]
»—Usted mató a mi padre. Yo maté a mi padre. Mi mujer y mi madre mataron a mi padre. Él era un portugués viejo que no sabía fingir ser lo que no era, un asesino, aunque fuera para proteger a su hijo.
»—Ahora es demasiado tarde. Las cosas nunca son como son; así es la vida.
»—Quiero que usted me detenga.
»—El caso está cerrado.
»—Deténgame.
»Mattos agarró a Cosme por los brazos y lo arrastró como a un muñeco por la oficina. El estómago le ardía. Empujó contra la pared el cuerpo frágil y pequeño.
»—Oye... no puedo y no quiero detenerte por ese crimen. No puedo aligerar tu conciencia, ni la de tu mujer, ni la de tu madre. No seas estúpido. No se puede hacer nada más. ¡Lárgate y no vuelvas; no quiero ver tu cara nunca más! Vive con ese horrible recuerdo el resto de tu vida, como yo también tendré que hacer.
»—Doctor...
»—¡Fuera! ¡Fuera!
»Mattos, siempre agarrando a Cosme por los brazos, lo llevó hasta la puerta de la oficina, empujándolo con violencia hacia el pasillo, por donde lo arrastró hasta la puerta de la calle.»1
Así termina de contar el escritor brasileño Rubem Fonseca una historia trágica dentro de otra en su novela histórica titulada Agosto, en la que un padre se sacrifica y muere por su hijo. Prácticamente lo contrario sucede en el caso de nuestra salvación espiritual: es Jesucristo, el Hijo de Dios, quien se sacrifica; pero no muere por el Padre celestial sino con su consentimiento a fin de que se cumpla su plan para salvar de la condenación a la humanidad perdida.2 Más vale que, así como en el caso del hijo de la historia que cuenta Fonseca, reconozcamos que fuimos todos nosotros quienes matamos al Hijo, ya que Él murió por nuestra culpa y por nuestro pecado, y que se lo confesemos a Dios el Padre para que nos perdone y nos limpie de toda maldad.3
1 Rubem Fonseca, Agosto, trad. Manuel de Seabra (Barcelona: Editorial Thassalia, 1995), pp. 281‑82.
2 Jn 3:16-17
3 1Jn 1:9
martes, 19 de octubre de 2010
SE REQUIRE UNA FAMILIA FELIZ
SE REQUIRE UNA FAMILIA FELIZ:
INTRODUCCIÓN:
Algunas preguntas sobre asuntos familiares:
“Algunos domingos por la mañana, nuestra familia se despierta y es un día perfecto para un día familiar al aire libre. Puesto que mi familia es mi primer “ministerio”, ¿no es un tiempo con ella un substituto para la iglesia el domingo?”
Bien, usted está parcialmente en lo correcto: su familia es su primer ministerio. Si cada padre creyera esto, tendríamos menos problemas en el mundo. Le advierto, sin embargo, no tomar su “ministerio” a la ligera. Siendo como es el padre, usted es la autoridad en su hogar. Esta responsabilidad no es licencia para gobernar con puño de hierro, sino una admonición para ser el líder espiritual de su hogar.
Cualquier ministerio vibrante necesita estar enfocado primordialmente en el Señor Jesucristo. Un ministerio tiene tres distintas, pero inseparables funciones: proveer para las necesidades físicas, guiar a la gente a Jesús, y ayudar a la gente a crecer en su fe en Jesús (Juan 6:1,1 Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. 2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos.
Mateo 28:19-20). 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.Si su ministerio fracasa en una de estas tres áreas, fracasa en las tres.
¿Cuáles son sus planes para el domingo? ¿Guía a su familia en oración, estudio bíblico y adoración? ¿Ministra a las necesidades de otros? ¿Está guiando a sus hijos y a otros a tener fe en Jesucristo? Es muy difícil hacer estas cosas sin el respaldo del cuerpo de Cristo en una iglesia que cree en la Biblia y que honra a Cristo. Por eso razón no debemos dejar de congregarnos (Hebreos 10:25). 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.Sencillamente no hay substituto para la adoración corporativa.
No hay nada de malo con un día al aire libre con la familia. Las vacaciones pueden ser una maravillosa oportunidad para crecer con su familia y enseñar a sus hijos. Pero, por favor, no caiga en la trampa de poner a su familia antes que Dios (Éxodo 20:3). 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. Usted amará a su familia mejor, si ama a Dios primero.
Cómo hacer del día de reposo el mejor - Ex. 20:8-11 . 8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
La diversión de la familia - Sal. 128 . 1 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, Que anda en sus caminos. 2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, Bienaventurado serás, y te irá bien. 3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. 4 He aquí que así será bendecido el hombre Que teme a Jehová. 5 Bendígate Jehová desde Sion, Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, 6 Y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel.
“Mi esposo es un hombre piadoso y nuestra familia ha sido bendecida financieramente. El ha trabajado fuerte, mientras yo me he quedado en casa con nuestros dos hijos, de 15 y 11 años. Mi esposo piensa que como nuestros hijos ya son adolescentes, yo debo regresar a trabajar para pagar nuestra casa y estar sin deudas en cinco años. Yo estoy dispuesta a sacrificarme por mi familia, ¿pero no estaré sacrificando a mi familia?”
La supervisión paternal y la temprana guía en la vida de un niño no sólo son importantes, sino que es un asunto de primera importancia. Durante los primeros años de vida dependemos de nuestros padres para todo. Algunos padres creen que porque sus hijos han alcanzado independencia física, su trabajo se ha terminado. Por el contrario, la parte más fuerte recién ha empezado.
El proveer para las necesidades físicas de un bebé puede ser extenuante, pero es simple: darle de comer, cambiarle los pañales, amarle (¡importantísimo!), ponerle a dormir. Sus hijos han crecido más allá de ese periodo, pero sus necesidades son infinitamente más complejas. Ahora tienen que enfrentar la pubertad; sus cuerpos y sus emociones están creciendo mucho más rápido que su sabiduría. Ahora, más que nunca, ellos necesitan su total atención.
En los últimos años se ha puesto mucha atención a los “niños bajo llave”: niños que se quedan solos en casa hasta que sus padres regresen del trabajo. Así que tienen varias horas no supervisadas para experimentar con drogas, sexo y mucho más. Usted puede tener buenos hijos, pero no confíe en ellos más allá de sus años (Proverbios 22:15). 15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él.
Además, parece que su familia tiene un plan exitoso: han prosperado con su esposo trabajando y usted quedándose en casa. Puede tomar 10 años, y no 5, el no tener deudas. Pero fije su mirada mucho más alto. Mire más allá de una cómoda vida aquí, y piense en la eternidad (Romanos 8:18).18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Las finanzas de la familia - 1 Ti. 6:5-10,17. 5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
La abundancia a la manera de Dios - Pr. 3:5-10. 5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; 8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos. 9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.
¿Cómo puedo, en forma práctica, impartir la sabiduría de Dios a mis hijos?”
Bien, Dios nos ha dado un libro de sabiduría. Es el libro de Proverbios. En nuestra familia leemos el libro de Proverbios, durante el desayuno, casi toda mañana, especialmente cuando nuestros nietos están presentes. Motivábamos a nuestros hijos y ahora motivamos a nuestros nietos para que escojan un Proverbio (se turnan al hacerlo), y entonces discutimos ese Proverbio.
Siendo que hay 31 capítulos en el libro de Proverbios, hay uno por cada día del mes. Tratamos de escoger un capítulo que correspondiera con el día de la semana. Eso se convirtió en un gran tiempo para enseñar la Biblia y desarrollar carácter.
Cómo criar hijos ejemplares - Pr. 1:7-9. 7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. 8 Oye,hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre; 9 Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello.
Cómo criar hijos devotos - 1 S. 1. 1 Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo. 2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. 3 Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová. 4 Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. 5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. 6 Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos. 7 Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. 8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza. 12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. 13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. 15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste. 19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová. 21 Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. 22 Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. 23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó. 24 Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. 25 Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. 26 Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. 27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.
INTRODUCCIÓN:
Algunas preguntas sobre asuntos familiares:
“Algunos domingos por la mañana, nuestra familia se despierta y es un día perfecto para un día familiar al aire libre. Puesto que mi familia es mi primer “ministerio”, ¿no es un tiempo con ella un substituto para la iglesia el domingo?”
Bien, usted está parcialmente en lo correcto: su familia es su primer ministerio. Si cada padre creyera esto, tendríamos menos problemas en el mundo. Le advierto, sin embargo, no tomar su “ministerio” a la ligera. Siendo como es el padre, usted es la autoridad en su hogar. Esta responsabilidad no es licencia para gobernar con puño de hierro, sino una admonición para ser el líder espiritual de su hogar.
Cualquier ministerio vibrante necesita estar enfocado primordialmente en el Señor Jesucristo. Un ministerio tiene tres distintas, pero inseparables funciones: proveer para las necesidades físicas, guiar a la gente a Jesús, y ayudar a la gente a crecer en su fe en Jesús (Juan 6:1,1 Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. 2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos.
Mateo 28:19-20). 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.Si su ministerio fracasa en una de estas tres áreas, fracasa en las tres.
¿Cuáles son sus planes para el domingo? ¿Guía a su familia en oración, estudio bíblico y adoración? ¿Ministra a las necesidades de otros? ¿Está guiando a sus hijos y a otros a tener fe en Jesucristo? Es muy difícil hacer estas cosas sin el respaldo del cuerpo de Cristo en una iglesia que cree en la Biblia y que honra a Cristo. Por eso razón no debemos dejar de congregarnos (Hebreos 10:25). 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.Sencillamente no hay substituto para la adoración corporativa.
No hay nada de malo con un día al aire libre con la familia. Las vacaciones pueden ser una maravillosa oportunidad para crecer con su familia y enseñar a sus hijos. Pero, por favor, no caiga en la trampa de poner a su familia antes que Dios (Éxodo 20:3). 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. Usted amará a su familia mejor, si ama a Dios primero.
Cómo hacer del día de reposo el mejor - Ex. 20:8-11 . 8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
La diversión de la familia - Sal. 128 . 1 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, Que anda en sus caminos. 2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, Bienaventurado serás, y te irá bien. 3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. 4 He aquí que así será bendecido el hombre Que teme a Jehová. 5 Bendígate Jehová desde Sion, Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, 6 Y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel.
“Mi esposo es un hombre piadoso y nuestra familia ha sido bendecida financieramente. El ha trabajado fuerte, mientras yo me he quedado en casa con nuestros dos hijos, de 15 y 11 años. Mi esposo piensa que como nuestros hijos ya son adolescentes, yo debo regresar a trabajar para pagar nuestra casa y estar sin deudas en cinco años. Yo estoy dispuesta a sacrificarme por mi familia, ¿pero no estaré sacrificando a mi familia?”
La supervisión paternal y la temprana guía en la vida de un niño no sólo son importantes, sino que es un asunto de primera importancia. Durante los primeros años de vida dependemos de nuestros padres para todo. Algunos padres creen que porque sus hijos han alcanzado independencia física, su trabajo se ha terminado. Por el contrario, la parte más fuerte recién ha empezado.
El proveer para las necesidades físicas de un bebé puede ser extenuante, pero es simple: darle de comer, cambiarle los pañales, amarle (¡importantísimo!), ponerle a dormir. Sus hijos han crecido más allá de ese periodo, pero sus necesidades son infinitamente más complejas. Ahora tienen que enfrentar la pubertad; sus cuerpos y sus emociones están creciendo mucho más rápido que su sabiduría. Ahora, más que nunca, ellos necesitan su total atención.
En los últimos años se ha puesto mucha atención a los “niños bajo llave”: niños que se quedan solos en casa hasta que sus padres regresen del trabajo. Así que tienen varias horas no supervisadas para experimentar con drogas, sexo y mucho más. Usted puede tener buenos hijos, pero no confíe en ellos más allá de sus años (Proverbios 22:15). 15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él.
Además, parece que su familia tiene un plan exitoso: han prosperado con su esposo trabajando y usted quedándose en casa. Puede tomar 10 años, y no 5, el no tener deudas. Pero fije su mirada mucho más alto. Mire más allá de una cómoda vida aquí, y piense en la eternidad (Romanos 8:18).18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Las finanzas de la familia - 1 Ti. 6:5-10,17. 5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
La abundancia a la manera de Dios - Pr. 3:5-10. 5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; 8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos. 9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.
¿Cómo puedo, en forma práctica, impartir la sabiduría de Dios a mis hijos?”
Bien, Dios nos ha dado un libro de sabiduría. Es el libro de Proverbios. En nuestra familia leemos el libro de Proverbios, durante el desayuno, casi toda mañana, especialmente cuando nuestros nietos están presentes. Motivábamos a nuestros hijos y ahora motivamos a nuestros nietos para que escojan un Proverbio (se turnan al hacerlo), y entonces discutimos ese Proverbio.
Siendo que hay 31 capítulos en el libro de Proverbios, hay uno por cada día del mes. Tratamos de escoger un capítulo que correspondiera con el día de la semana. Eso se convirtió en un gran tiempo para enseñar la Biblia y desarrollar carácter.
Cómo criar hijos ejemplares - Pr. 1:7-9. 7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. 8 Oye,hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre; 9 Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello.
Cómo criar hijos devotos - 1 S. 1. 1 Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo. 2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. 3 Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová. 4 Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. 5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. 6 Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos. 7 Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. 8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza. 12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. 13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. 15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste. 19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová. 21 Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. 22 Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. 23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó. 24 Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. 25 Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. 26 Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. 27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.
jueves, 14 de octubre de 2010
CUANDO LA PAREJA SE DIVORCIA
Fue un momento sumamente emotivo. Los médicos, las enfermeras y el personal de la clínica se hallaban conmovidos. Richard Livingstone, de veintisiete años, estaba donando uno de sus riñones a Jane, su joven esposa, de veintiuno. La operación fue un éxito, y a Jane la salvaron. Algún tiempo después, hubo otro momento conmovedor. Tras siete años de matrimonio, Richard y Jane se estaban divorciando. ¿La causa? Infidelidad de la esposa. El juez, los abogados y los miembros del tribunal estaban asombrados. Richard le estaba reclamando a Jane la devolución de todas las cosas que él tenía desde antes del matrimonio, incluso el riñón que le donó. «Es un caso difícil, que no tiene precedentes», dijo el juez.
Siempre es muy triste la disolución de un matrimonio. Siempre se parece a un naufragio, a un incendio, a un huracán, a un accidente. Un accidente en que se pierden vidas. Siempre es penoso ver cómo esposo y esposa, que una vez se juraron amor eterno, pelean ahora por los bienes materiales: la casa, el automóvil, los muebles, el dinero. Y ahora resulta el caso del hombre que le exige a su ex esposa la devolución de su riñón. Esto nunca se había visto. Bien dice el proverbio cervantino: «Cosas verás, Sancho, que no las creerás.»
¿Por qué tantos matrimonios terminan en divorcio? La historia siempre se parece. No hay comprensión entre ellos. Hay egoísmo; hay mal humor, ira y violencia. Lo raro es que hasta cierto punto todo matrimonio tiene esos elementos. ¿Por qué es entonces que algunos sobreviven y otros no? Por una parte, las expectativas que los recién casados tienen de su cónyuge son ilusorias. Siguiendo esa misma línea, los cónyuges que se acepten mutuamente tal cual son habrán aprendido uno de los secretos fundamentales del matrimonio feliz.
Si se añade a eso la realidad de la presencia de Dios en los dos corazones y en el matrimonio, se habrá encontrado la fórmula eficaz que hace del matrimonio un organismo fuerte, duradero, digno y feliz.
Nuestro matrimonio, nuestro hogar y nuestra familia son los tesoros más grandes que tenemos. No los destruyamos. Cambiando el egoísmo por humildad y la rebelión por comprensión, nuestro matrimonio será feliz. Y eso puede hacerlo solamente Jesucristo reinando en el corazón de los cónyuges, que es el centro mismo del hogar.
Siempre es muy triste la disolución de un matrimonio. Siempre se parece a un naufragio, a un incendio, a un huracán, a un accidente. Un accidente en que se pierden vidas. Siempre es penoso ver cómo esposo y esposa, que una vez se juraron amor eterno, pelean ahora por los bienes materiales: la casa, el automóvil, los muebles, el dinero. Y ahora resulta el caso del hombre que le exige a su ex esposa la devolución de su riñón. Esto nunca se había visto. Bien dice el proverbio cervantino: «Cosas verás, Sancho, que no las creerás.»
¿Por qué tantos matrimonios terminan en divorcio? La historia siempre se parece. No hay comprensión entre ellos. Hay egoísmo; hay mal humor, ira y violencia. Lo raro es que hasta cierto punto todo matrimonio tiene esos elementos. ¿Por qué es entonces que algunos sobreviven y otros no? Por una parte, las expectativas que los recién casados tienen de su cónyuge son ilusorias. Siguiendo esa misma línea, los cónyuges que se acepten mutuamente tal cual son habrán aprendido uno de los secretos fundamentales del matrimonio feliz.
Si se añade a eso la realidad de la presencia de Dios en los dos corazones y en el matrimonio, se habrá encontrado la fórmula eficaz que hace del matrimonio un organismo fuerte, duradero, digno y feliz.
Nuestro matrimonio, nuestro hogar y nuestra familia son los tesoros más grandes que tenemos. No los destruyamos. Cambiando el egoísmo por humildad y la rebelión por comprensión, nuestro matrimonio será feliz. Y eso puede hacerlo solamente Jesucristo reinando en el corazón de los cónyuges, que es el centro mismo del hogar.
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