sábado, 6 de agosto de 2011

«MI MAMÁ... ME TIENE ODIO»

«Mi papá siempre ha tenido debilidad por las mujeres, es decir que es un mujeriego. Mi mamá siempre ha peleado con él por eso, pero [él no sienta] cabeza....

»Mi problema es con mi mamá. Ella me tiene odio tan sólo porque yo me parezco a mi papá, y como no están juntos casi nunca, ella quiere desquitarse conmigo....

»Yo decía: “Bueno, ella quiere a mi hermano mayor porque es el primero, a la [mujer] porque es la única [mujer], y al último porque es el más pequeño.” Y siempre ha sido así hasta ahora que tengo veintiséis años. Hay veces que si tengo algún problema y no puedo darle el dinero que le doy al mes, [ella] comienza a decir que el hijo más malo que ella tiene soy yo.

»... Muchos me dicen que no [entienden] cómo yo, sabiendo eso, aún la trato como si fuera la mejor madre del mundo. Pero es que Dios me hizo así.»

Este es el consejo que le dimos:

«Estimado amigo:

»¡Es usted muy prudente y maduro para ser tan joven! Tiene la capacidad de hacer lo que la mayoría de las personas no pueden hacer: pasar por alto la conducta equivocada de los demás debido a que reconoce los motivos que la impulsan. Usted se da cuenta de que su madre está desahogando con usted la frustración que ella siente hacia su padre. De modo que no se trata de usted en absoluto, sino más bien de ellos dos. Usted no es más que la víctima inocente atrapada entre los dos....

»El patriarca Abraham echó de su casa a su hijo Ismael sólo porque Sara, la madrastra de Ismael, quería deshacerse del muchacho. Ismael no había hecho nada para merecer tal rechazo; pero a los ojos de Sara, él era un recuerdo constante de ciertas decisiones indebidas que ella misma había tomado. Ismael no tenía culpa alguna, pero ella se desquitó con él. ¡Eso no fue justo!

»No obstante, Dios acompañó a Ismael, así como lo acompaña a usted. ¡Usted es su hijo al que ama entrañablemente! Y el quinto mandamiento dice que Él lo bendecirá con una larga vida por honrar a su madre.1

»¿Qué puede, entonces, hacer usted? Nos ha dado la impresión de que ya está haciendo lo debido. Sólo nos queda añadir que usted no debe esperar que su mamá cambie. A pesar de que ella se ha portado mal al tratarlo a usted así, las emociones que la han impulsado están tan confusas que no es capaz de ver la situación desde una perspectiva racional. Y cuanto más usted espere de parte de ella, más se decepcionará y se lastimará emocionalmente cuando no lo obtenga. Así que comience a esperar que ella lo va a tratar mal, de modo que cuando lo haga, ¡al menos tenga usted la satisfacción de haber acertado! Esto corresponde a un principio valioso, que le puede ser útil también en otras situaciones: cuantas más expectativas tenga de algo, mayor va a ser la desilusión si no le resulta como esperaba; en cambio, si tiene menos expectativas, podrá tener mayores satisfacciones....

»¡En fin, lo animamos a que siga actuando con sabiduría!

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