«SI [A MI ESPOSA] NO LE RESULTA... YO LA RECIBO OTRA VEZ»
«Tengo dieciocho años de casado. [Yo pensaba que] todo iba bien, hasta que mi esposa de treinta y seis años conoció a un [joven] de veinticuatro por Internet. Él trabajaba en [otro país].... Ella dice que nunca me ha amado ni me amará…. Desesperada por ver si es el amor de su vida, ya fue a visitarlo por una semana, y resultó que sí es lo que quiere, y... están preparando todo para juntarse....
»Lo malo de esto es que tenemos dos hijos, un niño de siete y una niña de doce. [Mi esposa] se los quiere llevar, y yo quiero quedarme con ellos, pues a ella ya no la he podido convencer de que está mal....
»Yo ya decidí perdonarla. ¡La amo mucho! Tanto es así que le dije que, si después de que se vaya no le resulta lo que creía, yo la recibo otra vez. ¿Qué debo hacer?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Lamentamos mucho lo que está pasando con su familia. Además de la tristeza que usted siente, sin duda todo esto es muy confuso para su hijo y su hija.
»Creemos que usted no debe permitir que su esposa se lleve a sus hijos. (Si el país en que usted vive requiere que usted dé su permiso para que salgan los niños, no lo conceda, aunque ella diga que es sólo para ir de visita.) Sus hijos están establecidos en su hogar y en la escuela. Tienen amigos y actividades. No hay ninguna razón que justifique desarraigarlos a fin de que su esposa pueda ensayar una vida diferente. Le sugerimos que consulte con un abogado en cuanto a los derechos que le corresponden a usted. Tal vez tenga que obtener una orden judicial, pero si eso es lo que hace falta, ¡entonces hágalo! Comprendemos que ama a su esposa y quiere darle todo lo que ella desea —incluso permitirle irse con otro hombre—, pero usted tiene que poner en primer lugar el bienestar de sus hijos. Creemos que usted debe estar preparado para luchar por sus hijos en un juzgado, si llega a ser necesario.
»En definitiva, usted nos ha dado la impresión de que es un esposo muy comprensivo y amoroso. Es digno de elogio que esté dispuesto a perdonar a su esposa a fin de mantener intacta a su familia. Sin embargo, también es importante que usted distinga entre el bien y el mal, y que les enseñe a sus hijos a hacer esa distinción. Su esposa está quebrantando uno de los Diez Mandamientos, que es el de no cometer adulterio. Y sus hijos deben saber que lo que la mamá de ellos está haciendo es malo, y que usted no la apoya en eso a pesar de que la ama muchísimo.
»Usted no puede hacer que su esposa cambie de parecer ni puede protegerla de las consecuencias naturales que han de resultar de esa decisión insensata. Pero sí puede tomar la decisión de que le dará prioridad a proveer un hogar lleno de amor y de apoyo para sus hijos hasta que lleguen a la edad madura.
»Le deseamos lo mejor,
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