«Soy hijo ilegítimo con cuarenta y dos años cumplidos. Mi padre aún vive. Lo quiero mucho. Él siempre ha estado pendiente de mí y de mi madre, aunque nunca me ha presentado a su familia.... Su decisión ha sido mantenerme en secreto. Creo y pienso que debo respetarla.... »El caso es que él ahora está muy avanzado de edad, por lo que ya casi no nos visita.... En su última visita, le hice saber mi preocupación de no saber cuándo le suceda algo lamentable. Pero él no me dijo nada; sólo se nos aguaron los ojos a ambos. Sin obtener respuesta, nos despedimos muy afligidos.... »Quisiera poder ayudarle y compartir más tiempo con él, como siempre he querido. No sé si será prudente abordar la situación con su familia. No sé cómo lo tomarán sus hijos legítimos, si aparezco ahora después de tanto tiempo, como de la nada.... Sólo deseo acompañarlo. Me siento como un hijo ingrato, y sufro mucho por eso, así como cuando no lo tenía conmigo en las fiestas y eventos de mi vida.» Este es el consejo que le dimos: «Estimado amigo: »¡Lamentamos mucho el dolor que le ha causado, una y otra vez, el secreto que ha tenido que guardar durante los últimos cuarenta y dos años! Cuando usted mencionó la ausencia de su padre en las fiestas y en las actividades de su vida, resaltó el hecho de que esa es una situación que le ha causado gran angustia toda su vida. Su frustrado anhelo actual de pasar más tiempo con su anciano padre no es más que la culminación del sufrimiento emocional que usted siempre ha sentido.... »Por mucho que le duela a usted ahora, su papá tomó varias decisiones equivocadas. En primer lugar, tuvo relaciones íntimas con su mamá sin la ventaja que ofrece el matrimonio. Luego decidió que no le diría nada a su familia acerca de la existencia suya. Después de años de guardar esos secretos, se le hizo cada vez más difícil reconocer la primera decisión terrible que había tomado, y luego la segunda. Sin duda él se había formado una imagen de sí mismo con su esposa y sus hijos que la revelación de la existencia suya hubiera destruido. »No podemos decirle a usted lo que debe hacer ahora. La decisión es suya. Si usted decide revelarle su identidad a la familia de su padre, tendrá el mismo efecto que si tratara de vengarse de él. El trauma emocional en la vida de ellos no se comparará con el dolor que usted ha sentido, pero así usted dejará de ser una sombra. En cambio, si decide seguir respetando la decisión de su padre de mantener en secreto su existencia, entonces debe conservar el recuerdo de esa última vez que se vieron como su último adiós.... »Nuestro Padre celestial es padre de los huérfanos,1 y quiere ser el padre que usted nunca ha tenido. Hable con Él como quisiera haber podido hablar con su padre biológico. Él es el único que puede sanar las heridas de su corazón. Le aseguramos que Él nunca lo abandonará. »Le deseamos lo mejor, . | ||
|
sábado, 4 de agosto de 2012
DIOS NUNCA NOS ABANDONARÁ: «MI PADRE... NUNCA ME HA PRESENTADO A SU FAMILIA»
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario