«MI HIJO Y MI NUEVA PAREJA»
por Carlos Rey
«Después de veinte años de matrimonio, maltrato físico y psicológico, me divorcié. A raíz de eso... me fui con mi hijo de quince años.... Después me enamoré de otra persona, y [resultó] que mi hijo y mi nueva pareja no se llevaron bien; ocurrieron miles de problemas.
»Mi hijo decidió irse [a casa de] su papá. A partir de ahí mi vida es un infierno. Sufro demasiado por mi hijo. El papá lo sigue maltratando, y no sé qué hacer. Él no quiere regresar conmigo si yo no me separo de mi pareja.
»Dígame qué hago. Yo sufro mucho por mi hijo, pero también quiero a mi pareja.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Lamentamos que su matrimonio haya fracasado. No hay duda de que usted ha sufrido mucho en el transcurso de los años. Sin embargo, ¿acaso tiene la culpa su hijo? ¿Tiene él que seguir sufriendo ahora a causa de que usted le haya dado mayor prioridad en su vida a otro hombre que a él, que es su propio hijo?
»Es evidente que usted tiene remordimiento de conciencia, pero está tratando de tenerlo todo: Desea hacer lo correcto y a la vez quedarse con ese hombre. En este caso, eso no es posible. Su hijo sabe que usted no está casada y que ese hombre no tiene ninguna autoridad sobre él. Los adolescentes como él están en el proceso de ser hombres, y ya tienen suficientes problemas de por sí sin tener que lidiar en casa con el novio de la mamá.
»Creemos que usted le debe lealtad a la persona que formó parte de su vida primero y a quien usted se comprometió a cuidar. En este caso, se trata de su hijo. Creemos que usted no debe vivir con ningún hombre a no ser que estén casados, y que no debe casarse hasta que su hijo sea adulto. Usted ha sido egoísta al abandonar a su hijo durante una etapa muy influenciable de su vida, y necesita ordenar sus prioridades como madre hoy mismo.
»¿Acaso no merece usted ser feliz? ¡Claro que sí! Pero puede esperar algunos años hasta que su hijo sea adulto. Y puede esperar hasta que algún hombre la ame lo suficiente como para casarse con usted.
»El rey David dijo: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.”1 Su hijo ha sufrido el abandono a través del maltrato de su papá y de la negligencia suya como mamá. Pero Dios el Señor quiere ayudar al joven, y quiere darle a usted la oportunidad de hacer lo debido. Ponga en marcha este nuevo cambio al pedirle a Dios en oración que forme parte de su vida y le conceda las fuerzas y la sabiduría necesarias para dar los siguientes pasos. Dios no la abandonará. Él está esperando a que usted le permita ayudarla. La perdonará de todo pecado y le dará una nueva oportunidad de hallar la felicidad.»
Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 219.
1Sal 27:10
www.conciencia.net
jueves, 24 de enero de 2013
lunes, 21 de enero de 2013
EL MESAJE DE DIOS ES CLARO PARA LOS MATRIMONIOS
«SOLOS DEBEN VIVIR MARIDO Y MUJER»
por Carlos Rey
La boda salió perfecta. Perfecto el vestido de la novia. Perfecto el traje del novio. Perfectas las flores. Perfectas las palabras del clérigo. Perfecta la corte nupcial. En fin, perfecta la ceremonia. Y perfecta la fiesta que siguió.
Con razón todos los asistentes a aquella boda de Helmuth y Lorna Glogger, que se celebró en un pequeño pueblo de Alemania, les auguraron un matrimonio perfecto. Pero el matrimonio no resultó perfecto. Al año ya se encontraba la pareja en los trámites de divorcio. ¿La razón del fracaso? Según la declaración de la esposa: «Él está más casado con sus padres que conmigo.»
A raíz de ese caso, un editorial del diario La tribuna alemana expuso que una causa cada vez más común que se da para solicitar el divorcio es que uno de los cónyuges no se ha «despegado» de sus padres. Es decir, uno de los dos todavía sigue atado a sus progenitores. O ella visita con exagerada frecuencia la casa paterna, o él vive todavía muy apegado a su madre. Y como uno de los dos no decide romper los antiguos vínculos y vivir de manera independiente como pareja, el matrimonio se disuelve al poco tiempo. De ahí que haya un refrán que dice: «Solos deben vivir marido y mujer, él, cuidándola a ella, y ella, cuidándolo a él.»1
Lo cierto es que ese refrán se basa en los preceptos que estableció desde el principio el arquitecto del matrimonio, a quien otro refrán identifica así: «Compañía de dos, hízola Dios.»2 Pero si bien el matrimonio de muchos no resulta perfecto, no es porque Dios, su diseñador, no lo haya hecho perfecto. Él no sólo hizo perfecto el matrimonio, sino que creó mecanismos preventivos para que no sufriera desperfectos que pudieran llevar a las parejas a sentir el dolor y la pena de la separación conyugal. Previendo que siempre habría personas egoístas que contribuirían a que algunos matrimonios terminaran en divorcio, Dios les hizo una seria advertencia, en la persona de su Hijo Jesucristo, después de citar un conocido pasaje del libro de Génesis. El pasaje dice así: «Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.»3 Luego de citar el pasaje, Jesús concluyó: «Así que ya no son dos, sino uno solo», y advirtió: «Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»4
En varias de las ceremonias nupciales cristianas, el clérigo declara a la pareja esposo y esposa, y termina el pronunciamiento citándoles a los amigos y familiares presentes esa advertencia divina de que no se interpongan entre los cónyuges que acaban de hacer sus votos en presencia de Dios y de ellos como testigos. Más vale que la acaten sobre todo el padre y la madre de los novios, pues son los padres quienes se supone que amen más que nadie a sus hijos que contraen matrimonio.
1Refranero general ideológico español, compilado por Luis Martínez Kleiser (Madrid: Editorial Hernando, 1989), p. 452.
2Ibíd., p. 458.
3Gn 2:24
4Mt 19:6; Mr 10:9
www.conciencia.net
por Carlos Rey
La boda salió perfecta. Perfecto el vestido de la novia. Perfecto el traje del novio. Perfectas las flores. Perfectas las palabras del clérigo. Perfecta la corte nupcial. En fin, perfecta la ceremonia. Y perfecta la fiesta que siguió.
Con razón todos los asistentes a aquella boda de Helmuth y Lorna Glogger, que se celebró en un pequeño pueblo de Alemania, les auguraron un matrimonio perfecto. Pero el matrimonio no resultó perfecto. Al año ya se encontraba la pareja en los trámites de divorcio. ¿La razón del fracaso? Según la declaración de la esposa: «Él está más casado con sus padres que conmigo.»
A raíz de ese caso, un editorial del diario La tribuna alemana expuso que una causa cada vez más común que se da para solicitar el divorcio es que uno de los cónyuges no se ha «despegado» de sus padres. Es decir, uno de los dos todavía sigue atado a sus progenitores. O ella visita con exagerada frecuencia la casa paterna, o él vive todavía muy apegado a su madre. Y como uno de los dos no decide romper los antiguos vínculos y vivir de manera independiente como pareja, el matrimonio se disuelve al poco tiempo. De ahí que haya un refrán que dice: «Solos deben vivir marido y mujer, él, cuidándola a ella, y ella, cuidándolo a él.»1
Lo cierto es que ese refrán se basa en los preceptos que estableció desde el principio el arquitecto del matrimonio, a quien otro refrán identifica así: «Compañía de dos, hízola Dios.»2 Pero si bien el matrimonio de muchos no resulta perfecto, no es porque Dios, su diseñador, no lo haya hecho perfecto. Él no sólo hizo perfecto el matrimonio, sino que creó mecanismos preventivos para que no sufriera desperfectos que pudieran llevar a las parejas a sentir el dolor y la pena de la separación conyugal. Previendo que siempre habría personas egoístas que contribuirían a que algunos matrimonios terminaran en divorcio, Dios les hizo una seria advertencia, en la persona de su Hijo Jesucristo, después de citar un conocido pasaje del libro de Génesis. El pasaje dice así: «Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.»3 Luego de citar el pasaje, Jesús concluyó: «Así que ya no son dos, sino uno solo», y advirtió: «Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»4
En varias de las ceremonias nupciales cristianas, el clérigo declara a la pareja esposo y esposa, y termina el pronunciamiento citándoles a los amigos y familiares presentes esa advertencia divina de que no se interpongan entre los cónyuges que acaban de hacer sus votos en presencia de Dios y de ellos como testigos. Más vale que la acaten sobre todo el padre y la madre de los novios, pues son los padres quienes se supone que amen más que nadie a sus hijos que contraen matrimonio.
1Refranero general ideológico español, compilado por Luis Martínez Kleiser (Madrid: Editorial Hernando, 1989), p. 452.
2Ibíd., p. 458.
3Gn 2:24
4Mt 19:6; Mr 10:9
www.conciencia.net
miércoles, 16 de enero de 2013
LOS PADRES PLANEAN EL AÑO LECTIVO 2013
Siete consejos para un año lectivo exitoso
Empezar un nuevo año lectivo es un momento estresante para las familias. Para los chicos, el estrés acompaña nuevas clases, maestros, amigos y retos académicos. Para los niños que cambian de escuela es aun más estresante.
Pero también los padres sentimos estrés de tener que meter a nuestros hijos de regreso en una rutina, mientras les ayudamos a acoplarse. Como padres de familia, nuestra meta debe ser trabajar intencionalmente en mantener abajo los niveles de estrés. Al hacerlo no sólo ayudará a su familia, sino también hará que la experiencia escolar sea exitosa. Aquí hay siete consejos para ayudarle en el proceso:
1. Crear un ambiente pacífico en casa
Sus hijos no necesitan un hogar perfecto, pero para desarrollarse necesitan uno pacífico. Los niños batallan todo el día en la escuela: con la presión de grupo, autoimagen, presiones académicas, relaciones interpersonales, e incluso algunos tienen que lidiar con bravucones. Necesitan poder llegar a casa, a un lugar donde pueden descansar, dejar sus armas en la puerta y tener un refugio. Su hogar debe ser un lugar donde sus hijos se sientan verdaderamente a salvo, donde pueden recibir amor y saber que se les cuida.
Entonces, aunque habrá estrés y conflicto de vez en cuando, es mejor no permitir que las “cosas” diarias conviertan su casa en un ambiente tenso. Que su hogar sea un lugar acogedor de escape del mundo alocado de afuera. Quizás eso signifique empezar con el nivel de bulla en su casa. Puede ayudar bajar el volumen del televisor y la música. Intente no reaccionar más de la cuenta a las circunstancias. Claro, muchos asuntos deben ser tratados, pero cuando se sienta enojado o frustrado, las exageraciones son comunes y se alzan los niveles del estrés. Primero busque tranquilizarse antes de responder a tales situaciones. Su familia se lo agradecerá. Cuando su hogar está en paz, lo más probable es que a sus hijos les vaya mejor en la escuela.
2. Motivar a sus hijos a dedicarle tiempo a Dios diariamente
En 1° Timoteo 4:8 podemos leer: “pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no sólo para la vida presente sino también para la venidera”. Motive a sus hijos a tener tiempos de devocional diario. El tiempo con Dios es una buena forma que ellos refresquen su espíritu en la presencia de Dios. Si usted modela esta disciplina, puede ser un modelo muy provechoso para que sigan sus hijos. Conforme ellos se atarean con las demandas escolares y otras actividades, es importante que ellos conozcan la verdad que “Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes” (Salmo 127:1). Además, considere un tiempo devocional familiar en forma regular. Aproveche las oportunidades de alabanza y comunión que ofrecen las iglesias.
3. Haga de las necesidades físicas una prioridad
1° Timoteo 4:8 es también un buen recordatorio que “el ejercicio físico trae algún provecho”. Para mantener a nuestros hijos sanos y funcionando en su mejor capacidad, al igual que evadir el estrés, necesitamos asegurarnos que mantengan un balance en su estilo de vida física. Esto significa que necesitan de ejercicio regular, mucho descanso (de 9 a 9.5 horas cada noche para los adolescentes) y comer saludablemente. Asegurarse que las necesidades físicas de sus hijos estén siendo satisfechas, requiere mucho esfuerzo, pero un cuerpo sano les ayudará en su año lectivo.
4. Mantenga fuerte la red de seguridad
Hablo de la familia. Dentro de su núcleo familiar, sus hijos encuentran las conexiones más importantes que les sustentarán en los momentos buenos y malos. Las familias rotas o divididas afectan otras áreas de la vida de sus hijos, como su desempeño académico. Entonces, tome la batuta en su familia y asegúrese de que las relaciones sean y se mantengan sanas. Empiece por evaluar si actualmente está “disfrutando” o “molestando” a su familia, luego haga los cambios necesarios para empezar a fortalecer esas relaciones.
5. Proteja el balance de los horarios
Los padres ayudan a sus niños a tener un exitoso año lectivo cuando protegen su estilo de vida balanceado, en cuanto a los horarios. Veamos el panorama: la escuela, la tarea, los deportes, los pasatiempos y las actividades en la iglesia toman mucho tiempo de la vida de su hijo(a). Ayude a evaluar los efectos que tienen las actividades varias sobre sus vidas. No tenga miedo de acortar las actividades para proteger lo más importante. Ayude a sus niños a aprender que nadie puede hacerlo todo. Esté pendiente de señales de estrés. Si sus hijos están demostrando estrés, asegúrese de reevaluar sus horarios.
6. Tenga su ojo puesto sobre la parte académica
No hay duda que la tarea es importante. Es sabio tomar un rol activo en revisar las tareas regularmente, y ver cómo están sus hijos académicamente. No se fije solamente en las notas, pero preste atención a ver si tienen hábitos de estudio disciplinados, si están entregando proyectos puntualmente y en qué áreas necesitan asistencia adicional.
Habiendo dicho esto, permítame decir que como padres debemos mantener un balance en esta área. Hay muchos quienes parecen helicópteros sobrevolando las cabezas de sus hijos, asegurándose de que cada asignatura esté completada, a tiempo y correctamente. Esto puede impedir el desarrollo de nuestros hijos hacia la independencia adulta. Los chicos necesitan aprender a ser responsables en esta área de sus vidas. Muchos padres envuelven su propio valor en cómo sus hijos están desempeñándose en la escuela. ¡Incluso conozco papás y mamás que hacen las tareas de sus niños! Debe decirle “no” a este tipo de comportamiento.
7. Sigan adelante
Ningún joven está exento de enfrentarse a las dificultades asociadas con la escuela. Algunos tienen “momentos” y otros “temporadas” duras. Cómo responden a este tiempo duro es un factor clave para determinar si la ansiedad causará caos en sus vidas. La ansiedad entonces empezará a afectar su desempeño académico. Las personas que disfrutan la vida, son quienes pueden mantenerse flexibles cuando vienen los malos momentos, y quienes permanecen firmes aun cuando han pasado esos momentos. Entonces, enséñeles a sus hijos a seguir adelante: enfrentar los obstáculos con fe y valentía, levantarse si caen y trabajar constructivamente para resolver sus problemas. ¡La lección de seguir adelante es algo que les servirá por muchos años más!
Empezar un nuevo año lectivo es un momento estresante para las familias. Para los chicos, el estrés acompaña nuevas clases, maestros, amigos y retos académicos. Para los niños que cambian de escuela es aun más estresante.
Pero también los padres sentimos estrés de tener que meter a nuestros hijos de regreso en una rutina, mientras les ayudamos a acoplarse. Como padres de familia, nuestra meta debe ser trabajar intencionalmente en mantener abajo los niveles de estrés. Al hacerlo no sólo ayudará a su familia, sino también hará que la experiencia escolar sea exitosa. Aquí hay siete consejos para ayudarle en el proceso:
1. Crear un ambiente pacífico en casa
Sus hijos no necesitan un hogar perfecto, pero para desarrollarse necesitan uno pacífico. Los niños batallan todo el día en la escuela: con la presión de grupo, autoimagen, presiones académicas, relaciones interpersonales, e incluso algunos tienen que lidiar con bravucones. Necesitan poder llegar a casa, a un lugar donde pueden descansar, dejar sus armas en la puerta y tener un refugio. Su hogar debe ser un lugar donde sus hijos se sientan verdaderamente a salvo, donde pueden recibir amor y saber que se les cuida.
Entonces, aunque habrá estrés y conflicto de vez en cuando, es mejor no permitir que las “cosas” diarias conviertan su casa en un ambiente tenso. Que su hogar sea un lugar acogedor de escape del mundo alocado de afuera. Quizás eso signifique empezar con el nivel de bulla en su casa. Puede ayudar bajar el volumen del televisor y la música. Intente no reaccionar más de la cuenta a las circunstancias. Claro, muchos asuntos deben ser tratados, pero cuando se sienta enojado o frustrado, las exageraciones son comunes y se alzan los niveles del estrés. Primero busque tranquilizarse antes de responder a tales situaciones. Su familia se lo agradecerá. Cuando su hogar está en paz, lo más probable es que a sus hijos les vaya mejor en la escuela.
2. Motivar a sus hijos a dedicarle tiempo a Dios diariamente
En 1° Timoteo 4:8 podemos leer: “pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no sólo para la vida presente sino también para la venidera”. Motive a sus hijos a tener tiempos de devocional diario. El tiempo con Dios es una buena forma que ellos refresquen su espíritu en la presencia de Dios. Si usted modela esta disciplina, puede ser un modelo muy provechoso para que sigan sus hijos. Conforme ellos se atarean con las demandas escolares y otras actividades, es importante que ellos conozcan la verdad que “Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes” (Salmo 127:1). Además, considere un tiempo devocional familiar en forma regular. Aproveche las oportunidades de alabanza y comunión que ofrecen las iglesias.
3. Haga de las necesidades físicas una prioridad
1° Timoteo 4:8 es también un buen recordatorio que “el ejercicio físico trae algún provecho”. Para mantener a nuestros hijos sanos y funcionando en su mejor capacidad, al igual que evadir el estrés, necesitamos asegurarnos que mantengan un balance en su estilo de vida física. Esto significa que necesitan de ejercicio regular, mucho descanso (de 9 a 9.5 horas cada noche para los adolescentes) y comer saludablemente. Asegurarse que las necesidades físicas de sus hijos estén siendo satisfechas, requiere mucho esfuerzo, pero un cuerpo sano les ayudará en su año lectivo.
4. Mantenga fuerte la red de seguridad
Hablo de la familia. Dentro de su núcleo familiar, sus hijos encuentran las conexiones más importantes que les sustentarán en los momentos buenos y malos. Las familias rotas o divididas afectan otras áreas de la vida de sus hijos, como su desempeño académico. Entonces, tome la batuta en su familia y asegúrese de que las relaciones sean y se mantengan sanas. Empiece por evaluar si actualmente está “disfrutando” o “molestando” a su familia, luego haga los cambios necesarios para empezar a fortalecer esas relaciones.
5. Proteja el balance de los horarios
Los padres ayudan a sus niños a tener un exitoso año lectivo cuando protegen su estilo de vida balanceado, en cuanto a los horarios. Veamos el panorama: la escuela, la tarea, los deportes, los pasatiempos y las actividades en la iglesia toman mucho tiempo de la vida de su hijo(a). Ayude a evaluar los efectos que tienen las actividades varias sobre sus vidas. No tenga miedo de acortar las actividades para proteger lo más importante. Ayude a sus niños a aprender que nadie puede hacerlo todo. Esté pendiente de señales de estrés. Si sus hijos están demostrando estrés, asegúrese de reevaluar sus horarios.
6. Tenga su ojo puesto sobre la parte académica
No hay duda que la tarea es importante. Es sabio tomar un rol activo en revisar las tareas regularmente, y ver cómo están sus hijos académicamente. No se fije solamente en las notas, pero preste atención a ver si tienen hábitos de estudio disciplinados, si están entregando proyectos puntualmente y en qué áreas necesitan asistencia adicional.
Habiendo dicho esto, permítame decir que como padres debemos mantener un balance en esta área. Hay muchos quienes parecen helicópteros sobrevolando las cabezas de sus hijos, asegurándose de que cada asignatura esté completada, a tiempo y correctamente. Esto puede impedir el desarrollo de nuestros hijos hacia la independencia adulta. Los chicos necesitan aprender a ser responsables en esta área de sus vidas. Muchos padres envuelven su propio valor en cómo sus hijos están desempeñándose en la escuela. ¡Incluso conozco papás y mamás que hacen las tareas de sus niños! Debe decirle “no” a este tipo de comportamiento.
7. Sigan adelante
Ningún joven está exento de enfrentarse a las dificultades asociadas con la escuela. Algunos tienen “momentos” y otros “temporadas” duras. Cómo responden a este tiempo duro es un factor clave para determinar si la ansiedad causará caos en sus vidas. La ansiedad entonces empezará a afectar su desempeño académico. Las personas que disfrutan la vida, son quienes pueden mantenerse flexibles cuando vienen los malos momentos, y quienes permanecen firmes aun cuando han pasado esos momentos. Entonces, enséñeles a sus hijos a seguir adelante: enfrentar los obstáculos con fe y valentía, levantarse si caen y trabajar constructivamente para resolver sus problemas. ¡La lección de seguir adelante es algo que les servirá por muchos años más!
viernes, 11 de enero de 2013
UN BUEN CONSEJO PARA PADRES QUE TIENEN HIJOS ADOLESCENTES
«MI HIJA [DE] 14 AÑOS ESTÁ ENAMORADA»
por Carlos Rey
«Mi hija tiene catorce años. Es una niña muy inteligente. Va muy bien en su escuela, pero ella está enamorada de un joven: Me lo ha dicho.
»A mí me da miedo dejarla tener novio tan chica y que trunque sus estudios. Además, para mí el noviazgo es un paso para el matrimonio. No sé qué hacer.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»El tener la responsabilidad de guiar a los hijos a través de los años de adolescencia y hasta que sean adultos es una tarea que presenta desafíos para cualquier padre. Recuerdo la historia del Niño Jesús cuando tenía doce años.1 Sus padres partieron de la ciudad de Jerusalén, confiados en que Jesús se encontraba entre los que viajaban con ellos, probablemente con sus familiares o amigos. Es evidente que Él tenía la madurez suficiente como para que ellos dejaran de preocuparse por Él cada minuto. Sin embargo, cuando al día siguiente no lograron dar con su paradero, estaban angustiados y regresaron a Jerusalén. Lo encontraron en el templo, haciéndoles preguntas a los maestros y asombrándolos con su inteligencia.
»María, la madre de Jesús, lo regañó por haberlos preocupado tanto. Pero Jesús respondió que ella debió haber sabido que Él tenía que estar en la casa de su Padre, el templo de Dios.
»En este relato tenemos el ejemplo del desarrollo normal de adolescentes. Todos pasan por el proceso de separarse de sus padres, pensar por sí mismos y aprender a tomar sus propias decisiones....
»El hecho de que su hija le contó sus pensamientos íntimos es una señal maravillosa de que usted tiene una buena relación con ella. Sin embargo, el modo en que usted responda a la información recibida determinará cómo han de ser los demás años de su adolescencia. Si usted se empeña en que ella no tenga novio, es casi seguro que lo tendrá pero se lo ocultará a usted. Y de ahí en adelante seguirá mintiéndole para que usted no llegue a saber lo que de veras está pasando.
»Le recomendamos, más bien, que promueva las amistades entre su hija y sus amigas y amigos. Invítelos a su casa para que participen en juegos y en otras actividades. Haga de su hogar un lugar atractivo a los ojos de esos amigos, y anímela a que invite a varios de ellos a la vez....
»Cuando su hija le hable acerca del “novio”, escúchela con paciencia y sin condenarla. Nunca menosprecie los sentimientos que ella le manifieste ni le diga que no es más que “amor adolescente” o que no va a durar. Al contrario, aproveche la oportunidad para señalarle las buenas cualidades del joven, tales como que él siempre es respetuoso con usted o que parece tenerle mucho afecto a la familia de él. Si usted descubre las buenas cualidades en él, su hija no sentirá que tiene que aliarse con él en contra de usted.
»Por supuesto, sería más fácil si su hija aún no estuviera interesada en tener novio. Pero eso no es algo que usted puede controlar. En vez de tratar de ejercer ese control, aproveche que le presenta oportunidades para sacar a su hija adelante, aprendiendo lecciones valiosas a lo largo y ancho del camino.»
Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 217.
1Lc 2:41-51
www.conciencia.net
por Carlos Rey
«Mi hija tiene catorce años. Es una niña muy inteligente. Va muy bien en su escuela, pero ella está enamorada de un joven: Me lo ha dicho.
»A mí me da miedo dejarla tener novio tan chica y que trunque sus estudios. Además, para mí el noviazgo es un paso para el matrimonio. No sé qué hacer.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»El tener la responsabilidad de guiar a los hijos a través de los años de adolescencia y hasta que sean adultos es una tarea que presenta desafíos para cualquier padre. Recuerdo la historia del Niño Jesús cuando tenía doce años.1 Sus padres partieron de la ciudad de Jerusalén, confiados en que Jesús se encontraba entre los que viajaban con ellos, probablemente con sus familiares o amigos. Es evidente que Él tenía la madurez suficiente como para que ellos dejaran de preocuparse por Él cada minuto. Sin embargo, cuando al día siguiente no lograron dar con su paradero, estaban angustiados y regresaron a Jerusalén. Lo encontraron en el templo, haciéndoles preguntas a los maestros y asombrándolos con su inteligencia.
»María, la madre de Jesús, lo regañó por haberlos preocupado tanto. Pero Jesús respondió que ella debió haber sabido que Él tenía que estar en la casa de su Padre, el templo de Dios.
»En este relato tenemos el ejemplo del desarrollo normal de adolescentes. Todos pasan por el proceso de separarse de sus padres, pensar por sí mismos y aprender a tomar sus propias decisiones....
»El hecho de que su hija le contó sus pensamientos íntimos es una señal maravillosa de que usted tiene una buena relación con ella. Sin embargo, el modo en que usted responda a la información recibida determinará cómo han de ser los demás años de su adolescencia. Si usted se empeña en que ella no tenga novio, es casi seguro que lo tendrá pero se lo ocultará a usted. Y de ahí en adelante seguirá mintiéndole para que usted no llegue a saber lo que de veras está pasando.
»Le recomendamos, más bien, que promueva las amistades entre su hija y sus amigas y amigos. Invítelos a su casa para que participen en juegos y en otras actividades. Haga de su hogar un lugar atractivo a los ojos de esos amigos, y anímela a que invite a varios de ellos a la vez....
»Cuando su hija le hable acerca del “novio”, escúchela con paciencia y sin condenarla. Nunca menosprecie los sentimientos que ella le manifieste ni le diga que no es más que “amor adolescente” o que no va a durar. Al contrario, aproveche la oportunidad para señalarle las buenas cualidades del joven, tales como que él siempre es respetuoso con usted o que parece tenerle mucho afecto a la familia de él. Si usted descubre las buenas cualidades en él, su hija no sentirá que tiene que aliarse con él en contra de usted.
»Por supuesto, sería más fácil si su hija aún no estuviera interesada en tener novio. Pero eso no es algo que usted puede controlar. En vez de tratar de ejercer ese control, aproveche que le presenta oportunidades para sacar a su hija adelante, aprendiendo lecciones valiosas a lo largo y ancho del camino.»
Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 217.
1Lc 2:41-51
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