lunes, 17 de octubre de 2011

EL DIVORCIO UNA CRISIS ACTUAL

Dejé a mi esposo con el cual estuve casada 36 años. Él frecuentemente me abusaba y ocasionalmente a nuestros hijos, y recientemente descubrí que me contagió con dos enfermedades venéreas resultado de una relación adúltera suya. Siento que lo he perdonado, pero quiero el divorcio. Sin embargo, mi familia y ministro, me dicen que si no regreso con él no lo he perdonado verdaderamente. ¿Es esto correcto?

El pacto matrimonial es la relación más sagrada que podemos disfrutar sobre la tierra. Es un regalo de Dios y siempre me duele escuchar que es quebrantado. En este caso, usted está abrumada por dos situaciones extremadamente difíciles a la vez: la primera el perdón y la segunda el divorcio.

En Juan 8:11 Jesús le dice al la adúltera: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” El perdón de Jesús está condicionado en el arrepentimiento; un cambio de sentir y de comportamiento. Primera Juan 1:9: nos enseña que la confesión de pecado precede el perdón y la limpieza. ¿Ha verdaderamente su esposo cambiado a través de una relación personal con Cristo? ¿Está el quebrantado por lo que le hizo a usted y su familia? En oración pídale a Dios que se lo revele.

En cuanto al divorcio, Malaquías 2:16 revela que Dios “odia” el divorcio. El adulterio es la única razón por la cual debe ser permitido (Mateo 19:9). Según la Palabra de Dios, usted tiene bases para divorciarse. Después que todos los esfuerzos por reconciliarse han sido agotados, el divorcio es permitido, pero no mandado.

Usted tiene una decisión muy difícil. El perdón y el preocuparse por su seguridad física puede coexistir. Sólo Dios sabe si usted está aún en peligro. Ruéguele a Dios que le dé la sabiduría que sólo Él puede dar (Proverbios 9:10).
Tengo casi 30 años, no tengo hijos y nunca he estado casada. Deseo encontrar un esposo, pero la mayoría de personas solteras de mi edad son divorciadas. ¿Qué piensa del noviazgo o posible matrimonio con una persona divorciada?

El divorcio encabeza la lista de síntomas en el vacío espiritual de la cultura moderna. Casi ninguna familia escapa sus efectos devastadores. La conveniencia y el egoísmo, no la convicción, son de primordial importancia en nuestra sociedad y eso ha mutilado el compromiso matrimonial.

Permítame primero advertirle que el efecto del divorcio es rara vez terminal. Un hombre y una mujer pueden divorciarse legalmente, pero nunca completamente separarse emocionalmente. El dolor del divorcio puede minimizar, mas nunca desaparecerá totalmente, especialmente si existen hijos de por medio. Si está involucrado (a) en un segundo matrimonio esté preparado (a) para enfrentar esto.

El plan de Dios para el marido y su esposa es ser una sola carne de por vida. Las Escrituras sí permiten el divorcio por adulterio, sin embargo, no es un mandato y debe ser el último recurso después que todos los esfuerzos por reconciliarse han sido agotados.

El volverse a casar con la víctima inocente en este caso parece ser permitido por las Escrituras (Mateo 5:30). Consecuentemente, en cuanto al noviazgo, uno no debe mantener un noviazgo con una persona que no será un candidato (a) piadoso (a) para el matrimonio.

Sea que un cónyuge potencial futuro sea divorciado (a) o no, ciertas normas se aplican. Segunda Corintios 6:14 enseña que un creyente en Cristo no debe casarse —o mantener un noviazgo— con un incrédulo (a). Si Cristo no es la prioridad en ambas vidas, entonces la autosatisfacción lo será.

Si usted se casa esperando que su cónyuge supla todas sus necesidades, usted está destinado (a) a la desilusión. Exclusivamente Jesús puede satisfacer toda necesidad. Paciente y fervientemente ore antes de considerar el matrimonio, porque es mejor anhelar estar casado (a) que desear no estarlo
Programa TELEVISIVO SEMANAL
Mi primer matrimonio terminó en divorcio y luego me volví a casar. Ahora entiendo que mi divorcio y un segundo matrimonio fueron un error, y que la Biblia enseña que Dios odia el divorcio. ¿Quiere Dios que deje mi segundo esposo y regrese al primero? ¿Cuáles son los mandatos bíblicos referentes al divorcio y volverse a casar, sea con la misma persona divorciada o con alguien diferente?

El porcentaje de divorcio en los segundos matrimonios es mucho más alto que en los primeros, e incrementa al pasar de los años. Existen varias razones . Primero , las personas no solucionan los problemas que condujeron al primer divorcio . Segundo, como todo, el divorcio es más fácil si lo ha hecho antes. Tercero, aunque el divorcio sea una separación física, es casi imposible lograr una separación emocional.

Dios dice que el matrimonio, el cual Él creó, toma dos individuos (un hombre y una mujer) y los pasa a ser una sola carne (Génesis 2:23-24). Un hombre sabio dijo que el matrimonio es como pegar dos piezas de cartón. Usted puede apartarlos, pero ambos serán despedazados quedando pedazos de la otra pieza permanentemente pegados. Uno no puede divorciarse sin dejar algo de sí en el cónyuge, usted siempre cargará algo de su cónyuge divorciado con usted.

Primera Corintios 7:10-11 revela: “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.”

Si aún nos se ha vuelto a casar, haga todo lo posible por reconciliarse con su exesposo (a) o quédese soltero (a). Si se volvió a casar, quédese así. Un segundo divorcio no va a corregir el error cometido en el primer matrimonio. Lo primordial en cualquier matrimonio es asegurarse que su cónyuge y usted amen a Jesús más de lo que se aman el uno al otro. Usted no puede tener un matrimonio exitoso sin su Creador tan y como una sinfonía no puede producir armonía sin el conductor.
Nuestra hija y yerno, quienes tienen un niño pequeño, pueden estar considerando el divorcio. Nuestro yerno desea que intervengamos en sus argumentos en su defensa. Nos preocupa que esto llegue a distanciar a nuestra hija, quien nunca le ha agradado nuestro consejo. ¿Qué podemos hacer?

El plan de Dios para el matrimonio es que un hombre se una a su mujer, y sean una sola carne (Génesis 2:24). Lo que su yerno les pide es que sean una intrusión en esa carne.

En un cuerpo, si un miembro está herido otros se sacrifican para ayudar al herido. Si los problemas de la pareja han progresado a este extremo, su matrimonio está severamente herido. Si su yerno está seriamente turbado acerca de su familia, él necesita dejar de esperar que ustedes le resuelvan su problema y debe tomar la iniciativa él mismo. Inicie el proceso de sanidad al perdonar y pedir perdón. Una vez las líneas de comunicación estén abiertas y ambas partes están comprometidas a ceder sus propios deseos y dar preferencia al otro, los desacuerdos pueden resolverse. La meta es llegar a ser una sola carne: física, emocional y espiritualmente.

Los padres intrusos son frecuentemente divisivos y lesionan el matrimonio de sus hijos. Por favor no tomen esa senda. Su mejor curso de acción es en oración motivar a ambos sin tomar el lado de ninguno, demostrándoles principios piadosos en su propio matrimonio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario