«Desde que me casé, tengo reprimido un sentimiento de culpa. A veces no sé cómo comportarme junto a mi esposo. Parece que mi felicidad dañara a mi mamá. Ella siempre me reprocha la decisión que tomé. Dice que pasó toda su vida criando a sus hijos y aguantando a mi papá, un hombre que nunca se preocupó por compartir con sus hijos.... Nos descuidó emocionalmente e inclusive nunca nos apoyó para continuar una carrera profesional.
»[Mi mamá] dice que le debemos lo que somos, porque ella dio toda su vida y juventud a cambio de nosotros. Aunque trato de comprenderla, a veces se vuelve insoportable con sus reproches y críticas, porque piensa que la felicidad que ahora me acompaña no es para toda la vida. [Por] favor, denme un consejo.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¡La felicitamos por tener un matrimonio feliz! Es una bendición para usted el haber encontrado a un gran esposo y haber tomado decisiones sensatas a pesar de lo que piensa su mamá.
»Usted dice que ha venido reprimiendo un sentimiento de culpa. Tiene toda la razón; es sólo un sentimiento y no culpa genuina. No hay razón alguna para que sienta culpa verdadera porque usted no ha hecho nada malo. Pero su mamá ha hecho que ese sentimiento de culpa la atormente a usted como resultado de constantes ataques de resentimiento y de condenación.
»Su mamá sí la ama y cree que le está ayudando al tratar de evitar que usted cometa los mismos errores que cometió ella. Se siente muy infeliz, y la vida de ella no ha resultado como quisiera. Sin embargo, lo que usted ha tenido que soportar a causa de ella es perjudicial para su salud emocional y para su matrimonio....
»No hay nada que usted pueda hacer con relación a su mamá. Usted sólo tiene control de su propia conducta. Así que trátela con honra y con respeto por todo lo que ha hecho por usted, tal como enseña el quinto de los Diez Mandamientos,1 y no deje de pedirle a Dios por ella. Recuerde que Dios la ama a usted muchísimo y quiere que se comunique con Él a diario mediante la oración. Además de orar por su mamá, usted también puede decirle a Dios que quiere comenzar a tener una relación personal con Él. Dios le ayudará a afrontar estos tiempos difíciles....
»Haga una lista de todas las cosas por las que está agradecida, y repase esa lista mentalmente una y otra vez si se encuentra en una situación en la que se ve obligada a oír a su mamá hablarle negativamente a usted o a cualquier otra persona. Cuando comience a experimentar ese sentimiento de culpa, supérelo con la verdad. Usted no tiene razón alguna para sentirse culpable, sino muy buenas razones para esperar una vida feliz.
»Le deseamos lo mejor,
martes, 27 de diciembre de 2011
lunes, 26 de diciembre de 2011
«MI PADRE NOS ABANDONÓ»
«Soy un niño de doce años de edad. Me he sentido muy mal desde que mi padre nos abandonó hace ya ocho años aproximadamente. Me siento triste porque no lo tengo a mi lado.
»Cuando le pregunto a mi madre por qué [él] nos dejó, ella me dice que se fue a [otro país] para trabajar y mandarnos dinero; pero ya no regresó....
»A pesar de todo, yo amo a mi padre y quisiera que esté a mi lado para estar juntos. Creo que eso es poco probable, porque ya es mucho el tiempo desde que nos abandonó. ¿Qué me aconseja usted para que yo haga?»
Este es el consejo que le dimos:
«Querido amiguito:
»Gracias por contarnos tu caso. Nos alegra mucho saber que has estado leyendo nuestros «Casos de la semana». El consejo que damos no se basa en ninguna religión sino en la Palabra de Dios, la Biblia. Si obedeces las enseñanzas que hay en la Biblia, podrás mejorar tu vida futura.
»Algún día es probable que tú mismo tengas un hijo. Entonces tendrás la oportunidad de decidir cómo vas a tratarlo a él y a su mamá. Desde ahora puedes tomar decisiones que te ayudarán a tratar a ese hijo tuyo para lograr su mejor bienestar futuro. Puedes decidir que vas a ser honrado e íntegro. Puedes decidir que vas a ser responsable y a cumplir tus promesas.... Y puedes decidir que vas a tener una estrecha relación con él, como la que nunca tuviste con tu propio padre.
»Creemos que tu papá tomó decisiones equivocadas, y tú has sufrido las consecuencias de esas decisiones. Tal vez él haya discutido mucho con tu mamá, y por eso decidió abandonarla. O quizá no tenía la intención de abandonarla, pero ya ha pasado tanto tiempo que prefirió no regresar. De todos modos, tú no tienes la culpa. No hiciste nada para que él se fuera. Y tampoco eres responsable de que él no regrese.
»Nos pediste consejo en cuanto a lo que debes hacer. Tenemos algunas sugerencias. En primer lugar, debes tratar de comprender que a tu mamá también le duele lo que ha hecho tu papá. Sin duda ella se siente sola y está triste, tal como te sientes tú....
»En segundo lugar, recuerda que en algunos años nada más, serás un adulto. Para entonces es probable que puedas comunicarte con tu papá. Tal vez hasta puedas verlo. Ahora mismo te parecerá una eternidad llegar a ser adulto, pero el tiempo pasará.
»Lo más importante es que recuerdes que Dios es un Padre amoroso que jamás nos abandona ni nos olvida.1 Él nos hace promesas en la Biblia, y cumple cada una de ellas. Él quiere estar a tu lado todos los días2 para ayudarte en los momentos de soledad y de tristeza. Pero tienes que pedirle que te acompañe, al orar e invitar a su Hijo Jesucristo a que entre en tu corazón. Cuando tienes al Hijo de Dios en tu corazón, el Padre celestial permanece a tu lado. Lee la Biblia para aprender más acerca de Dios el Padre y de Jesucristo su Hijo. Y ora todos los días para llegar a conocer a tu Padre celestial y a tener una relación personal con Él.
»Tu Padre celestial te ama y siempre quiere estar contigo,
1.Dt 4:31
2.Mt 28:20
»Cuando le pregunto a mi madre por qué [él] nos dejó, ella me dice que se fue a [otro país] para trabajar y mandarnos dinero; pero ya no regresó....
»A pesar de todo, yo amo a mi padre y quisiera que esté a mi lado para estar juntos. Creo que eso es poco probable, porque ya es mucho el tiempo desde que nos abandonó. ¿Qué me aconseja usted para que yo haga?»
Este es el consejo que le dimos:
«Querido amiguito:
»Gracias por contarnos tu caso. Nos alegra mucho saber que has estado leyendo nuestros «Casos de la semana». El consejo que damos no se basa en ninguna religión sino en la Palabra de Dios, la Biblia. Si obedeces las enseñanzas que hay en la Biblia, podrás mejorar tu vida futura.
»Algún día es probable que tú mismo tengas un hijo. Entonces tendrás la oportunidad de decidir cómo vas a tratarlo a él y a su mamá. Desde ahora puedes tomar decisiones que te ayudarán a tratar a ese hijo tuyo para lograr su mejor bienestar futuro. Puedes decidir que vas a ser honrado e íntegro. Puedes decidir que vas a ser responsable y a cumplir tus promesas.... Y puedes decidir que vas a tener una estrecha relación con él, como la que nunca tuviste con tu propio padre.
»Creemos que tu papá tomó decisiones equivocadas, y tú has sufrido las consecuencias de esas decisiones. Tal vez él haya discutido mucho con tu mamá, y por eso decidió abandonarla. O quizá no tenía la intención de abandonarla, pero ya ha pasado tanto tiempo que prefirió no regresar. De todos modos, tú no tienes la culpa. No hiciste nada para que él se fuera. Y tampoco eres responsable de que él no regrese.
»Nos pediste consejo en cuanto a lo que debes hacer. Tenemos algunas sugerencias. En primer lugar, debes tratar de comprender que a tu mamá también le duele lo que ha hecho tu papá. Sin duda ella se siente sola y está triste, tal como te sientes tú....
»En segundo lugar, recuerda que en algunos años nada más, serás un adulto. Para entonces es probable que puedas comunicarte con tu papá. Tal vez hasta puedas verlo. Ahora mismo te parecerá una eternidad llegar a ser adulto, pero el tiempo pasará.
»Lo más importante es que recuerdes que Dios es un Padre amoroso que jamás nos abandona ni nos olvida.1 Él nos hace promesas en la Biblia, y cumple cada una de ellas. Él quiere estar a tu lado todos los días2 para ayudarte en los momentos de soledad y de tristeza. Pero tienes que pedirle que te acompañe, al orar e invitar a su Hijo Jesucristo a que entre en tu corazón. Cuando tienes al Hijo de Dios en tu corazón, el Padre celestial permanece a tu lado. Lee la Biblia para aprender más acerca de Dios el Padre y de Jesucristo su Hijo. Y ora todos los días para llegar a conocer a tu Padre celestial y a tener una relación personal con Él.
»Tu Padre celestial te ama y siempre quiere estar contigo,
1.Dt 4:31
2.Mt 28:20
martes, 20 de diciembre de 2011
" LAS PALABRAS SON VIDA O MUERTE"
«MI ESPOSO... PIENSA QUE SOY UNA IGNORANTE»
«Mi esposo es ingeniero; yo apenas, y con esfuerzos, pude ir tres años a la universidad y no me pude graduar de mi carrera. Ahora él está estudiando un posgrado, y a veces se burla de mí debido a que no tengo su nivel académico. Él piensa que soy una ignorante y que, [en comparación con] él, soy poquita cosa....
»Él utiliza su posición para [menospreciar] a los que por alguna razón no tuvieron la oportunidad de estudiar como él. Me duele que él se burle de mí y diga que, si yo nunca me hubiera cruzado en su camino, él se habría casado con alguien de su nivel. Lloro mucho por esto, y a veces me arrepiento de haberme casado con él. Hubiera preferido casarme con un barrendero que me amara y me respetara y no se burlara de mí.»Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Nos alegra que nos haya contado su caso. Lamentamos mucho todo el dolor emocional que su esposo le causa por medio de las palabras crueles que le dice. Con eso demuestra que interiormente él es un hombre en extremo inseguro que se siente inferior a otros con quienes trabaja, o tal vez a los otros estudiantes en sus clases. Esa inseguridad que él siente lo ha llevado a menospreciarla a usted para que él pueda sentirse superior al menos a una sola persona. Lamentablemente esa persona es usted.
»¡No crea las palabras ásperas que él le dice! Niéguese a discutir con él. Salga de la habitación cuando él comience a menospreciarla. Piense en otro lugar donde pueda comenzar a meditar en las cosas buenas que hay en su vida. El apóstol Pablo nos dio un gran antídoto contra el veneno que su esposo está tratando de darle. Él dijo: “Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.”1
»La inseguridad de su esposo ha causado una debilidad en el carácter de él. Le faltan las cualidades importantes de la bondad, la compasión, la empatía y la humildad, ninguna de las cuales puede adquirirse mediante la formación académica....
»Si bien los estudios de posgrado de su esposo requieren persistencia y dedicación a la tarea, no lo hacen superior a quienes lo rodean. Un título académico avanzado prueba que ha adquirido considerable cantidad de conocimiento acerca de una esfera específica de la vida, pero él bien pudiera carecer de conocimiento alguno acerca de todo lo demás. La inseguridad que siente ha impedido que reconozca esa gran verdad....
»Le recomendamos que busque consejería profesional. Su esposo tiene que comprender que su inseguridad es destructiva con relación a su matrimonio, y que es probable que ya haya perjudicado otras relaciones en la vida que lleva.
»Le deseamos lo mejor,
1.Fil 4:8
«Mi esposo es ingeniero; yo apenas, y con esfuerzos, pude ir tres años a la universidad y no me pude graduar de mi carrera. Ahora él está estudiando un posgrado, y a veces se burla de mí debido a que no tengo su nivel académico. Él piensa que soy una ignorante y que, [en comparación con] él, soy poquita cosa....
»Él utiliza su posición para [menospreciar] a los que por alguna razón no tuvieron la oportunidad de estudiar como él. Me duele que él se burle de mí y diga que, si yo nunca me hubiera cruzado en su camino, él se habría casado con alguien de su nivel. Lloro mucho por esto, y a veces me arrepiento de haberme casado con él. Hubiera preferido casarme con un barrendero que me amara y me respetara y no se burlara de mí.»Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Nos alegra que nos haya contado su caso. Lamentamos mucho todo el dolor emocional que su esposo le causa por medio de las palabras crueles que le dice. Con eso demuestra que interiormente él es un hombre en extremo inseguro que se siente inferior a otros con quienes trabaja, o tal vez a los otros estudiantes en sus clases. Esa inseguridad que él siente lo ha llevado a menospreciarla a usted para que él pueda sentirse superior al menos a una sola persona. Lamentablemente esa persona es usted.
»¡No crea las palabras ásperas que él le dice! Niéguese a discutir con él. Salga de la habitación cuando él comience a menospreciarla. Piense en otro lugar donde pueda comenzar a meditar en las cosas buenas que hay en su vida. El apóstol Pablo nos dio un gran antídoto contra el veneno que su esposo está tratando de darle. Él dijo: “Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.”1
»La inseguridad de su esposo ha causado una debilidad en el carácter de él. Le faltan las cualidades importantes de la bondad, la compasión, la empatía y la humildad, ninguna de las cuales puede adquirirse mediante la formación académica....
»Si bien los estudios de posgrado de su esposo requieren persistencia y dedicación a la tarea, no lo hacen superior a quienes lo rodean. Un título académico avanzado prueba que ha adquirido considerable cantidad de conocimiento acerca de una esfera específica de la vida, pero él bien pudiera carecer de conocimiento alguno acerca de todo lo demás. La inseguridad que siente ha impedido que reconozca esa gran verdad....
»Le recomendamos que busque consejería profesional. Su esposo tiene que comprender que su inseguridad es destructiva con relación a su matrimonio, y que es probable que ya haya perjudicado otras relaciones en la vida que lleva.
»Le deseamos lo mejor,
1.Fil 4:8
lunes, 12 de diciembre de 2011
UN SOLO VIAJE MÁS
Durante treinta años había manejado por la misma ruta. Durante treinta años había guiado el autobús por en medio de rectas, curvas y barrancos. Treinta años sus férreas manos habían empuñado el volante, y treinta años había llevado y traído pasajeros en la ruta de Granada-Málaga, reino de España.
Pero con treinta años de trabajo, José Mancera Sánchez, de cincuenta y nueve años de edad, podía jubilarse. No tenía que seguir esa cansada y monótona tarea. Su pensión de jubilación sería menos que su salario si seguía trabajando, pero con algunos ahorros que había hecho, podría subsistir.
Quiso, sin embargo, hacer un último viaje. Sería su viaje de despedida. «Me jubilaré —había dicho— después de este último viaje.» Pero ese fue, en efecto, su último viaje. José Mancera Sánchez se desmayó en el volante, y el autobús, con cuarenta y un pasajeros a bordo, se precipitó a un barranco de veinticinco metros de profundidad. Hubo muchos heridos, y perdieron la vida Mancera y cinco pasajeros más.
¿Cuántas cosas nos ocurren por querer hacer «un viaje más»? ¿Y cuántas veces el sentido de la prudencia y la voz de la conciencia se unen para gritarnos: «¡Basta ya!, es hora de dejar eso»? Pero atenuamos ese grito convencidos de que es «una sola vez más».
¿Cuántas veces no ha ocurrido que un hombre lleno de alcohol insiste en tomar una sola copa más, y es esa copa la que le causa el accidente fatal? Así le pasa al joven que anda en el narcotráfico e insiste en hacer un solo negocio más, y es esa última venta la que lo manda a la prisión federal.
¿Y qué del «caballero» que, enredado en un amor prohibido, siente la voz de la conciencia que le dice: «Deja eso de una vez», pero sigue entregándose al gusto de la seducción, y ese último gusto resulta en su ruina? Por insistir en «una aventura más» sufre la total destrucción de su hogar.
Es importante aclarar que no es sólo el último pecado el que destruye. Toda infracción destruye. Pero cuando insistimos al extremo, no sólo perdemos años de tranquilidad, sino que ese último desenfreno puede costarnos la vida.
Reaccionemos ahora mismo antes que nuestra desmesura nos corte la existencia. Busquemos la ayuda de Dios. Jesucristo ofrece librarnos de toda senda resbaladiza, de todo precipicio siniestro y de toda costumbre mortal. Él quiere darnos la sensatez, la conciencia y la razón necesarias para no caer nunca en el mal. Cristo es el único Salvador que tenemos, nuestro único Maestro y Guía. Permitámosle que sea no sólo un verdadero amigo como ningún otro, sino también el único Piloto de nuestra vida.
Pero con treinta años de trabajo, José Mancera Sánchez, de cincuenta y nueve años de edad, podía jubilarse. No tenía que seguir esa cansada y monótona tarea. Su pensión de jubilación sería menos que su salario si seguía trabajando, pero con algunos ahorros que había hecho, podría subsistir.
Quiso, sin embargo, hacer un último viaje. Sería su viaje de despedida. «Me jubilaré —había dicho— después de este último viaje.» Pero ese fue, en efecto, su último viaje. José Mancera Sánchez se desmayó en el volante, y el autobús, con cuarenta y un pasajeros a bordo, se precipitó a un barranco de veinticinco metros de profundidad. Hubo muchos heridos, y perdieron la vida Mancera y cinco pasajeros más.
¿Cuántas cosas nos ocurren por querer hacer «un viaje más»? ¿Y cuántas veces el sentido de la prudencia y la voz de la conciencia se unen para gritarnos: «¡Basta ya!, es hora de dejar eso»? Pero atenuamos ese grito convencidos de que es «una sola vez más».
¿Cuántas veces no ha ocurrido que un hombre lleno de alcohol insiste en tomar una sola copa más, y es esa copa la que le causa el accidente fatal? Así le pasa al joven que anda en el narcotráfico e insiste en hacer un solo negocio más, y es esa última venta la que lo manda a la prisión federal.
¿Y qué del «caballero» que, enredado en un amor prohibido, siente la voz de la conciencia que le dice: «Deja eso de una vez», pero sigue entregándose al gusto de la seducción, y ese último gusto resulta en su ruina? Por insistir en «una aventura más» sufre la total destrucción de su hogar.
Es importante aclarar que no es sólo el último pecado el que destruye. Toda infracción destruye. Pero cuando insistimos al extremo, no sólo perdemos años de tranquilidad, sino que ese último desenfreno puede costarnos la vida.
Reaccionemos ahora mismo antes que nuestra desmesura nos corte la existencia. Busquemos la ayuda de Dios. Jesucristo ofrece librarnos de toda senda resbaladiza, de todo precipicio siniestro y de toda costumbre mortal. Él quiere darnos la sensatez, la conciencia y la razón necesarias para no caer nunca en el mal. Cristo es el único Salvador que tenemos, nuestro único Maestro y Guía. Permitámosle que sea no sólo un verdadero amigo como ningún otro, sino también el único Piloto de nuestra vida.
sábado, 10 de diciembre de 2011
«NECESITO... VOLVER A SONREÍR»
«NECESITO... VOLVER A SONREÍR»
«Estuve a punto de quitarme la vida. He pasado noches sin dormir, llorando sin que nadie me viera. [Soy un hombre joven.] Son ya casi dos años de estar con una depresión.... He perdido el trabajo y mis estudios. Me duele el cuerpo.... Me siento muy débil.
»¿Cómo hago para salir de esto, si con cualquier tropiezo que tenga me vuelvo a sentir mal y vuelvo a lo mismo? Necesito ser feliz, volver a sonreír como antes, a darle sentido a mi vida. ¡Por favor, ayúdenme!»
«Estimado amigo:
»¡Lamentamos mucho que lo haya estado atormentando la depresión! Casi nadie puede comprender lo que usted ha estado sufriendo, pero hay centenares de miles de personas que han sufrido enfermedades muy parecidas y han logrado volver a sonreír. Estamos convencidos de que usted también puede lograrlo.
»La depresión es una enfermedad confusa. Casi todos los adultos han experimentado momentos de tristeza, apatía, fatiga y desesperanza.... [Sin embargo,] la depresión que sufre usted no depende de las circunstancias en que se encuentre, sino que pudo haberse iniciado a causa de una situación desfavorable; pero luego los neurotransmisores, las sustancias químicas en su cerebro, se apoderaron de él y han llegado a ser la causa directa de su enfermedad constante. Los síntomas suyos se deben a esas sustancias químicas y no a sus pensamientos ni a alguna grave enfermedad en su cuerpo. Por esta razón usted no puede sentirse animado o imaginarse recuperado hasta lograr la sanidad, reaccionando tal como quisiera.
»Usted no nos dice si ha consultado a un médico, o si ha tratado de obtener medicamentos para regular las sustancias químicas en su cerebro. Con frecuencia muchos en su situación no buscan la ayuda médica porque no comprenden la naturaleza de una depresión clínica, es decir, a largo plazo. Creen que con sólo cambiar de actitud o cambiar su manera de pensar pueden curar su enfermedad....
»Las personas clínicamente deprimidas a veces se apartan de sus amigos y de sus familiares. Por lo general, ni siquiera creen que pueden volver a pedirle algo a Dios en oración. Sienten que Dios las ha abandonado, así como los demás. Pero sepa que Dios sigue amándolo a usted muchísimo. Él quiere consolarlo y protegerlo durante el proceso de recuperación, a fin de fortalecerlo y ayudarlo en momentos de angustia.1 Con eso usted puede tener la confianza de que Él está a su lado durante esas largas noches en las que no puede dormir ni dejar de llorar.
»No deje de consultar a un médico tan pronto como sea posible, y tampoco deje de tomar el medicamento que le recete. Y durante el proceso en que espera que surta efecto, haga de Dios su fiel compañero y su ayuda. Le aseguramos que Él no lo decepcionará.
»Escríbanos y cuéntenos cuando se sienta mejor. También a nosotros nos interesa su bienestar.
«Estuve a punto de quitarme la vida. He pasado noches sin dormir, llorando sin que nadie me viera. [Soy un hombre joven.] Son ya casi dos años de estar con una depresión.... He perdido el trabajo y mis estudios. Me duele el cuerpo.... Me siento muy débil.
»¿Cómo hago para salir de esto, si con cualquier tropiezo que tenga me vuelvo a sentir mal y vuelvo a lo mismo? Necesito ser feliz, volver a sonreír como antes, a darle sentido a mi vida. ¡Por favor, ayúdenme!»
«Estimado amigo:
»¡Lamentamos mucho que lo haya estado atormentando la depresión! Casi nadie puede comprender lo que usted ha estado sufriendo, pero hay centenares de miles de personas que han sufrido enfermedades muy parecidas y han logrado volver a sonreír. Estamos convencidos de que usted también puede lograrlo.
»La depresión es una enfermedad confusa. Casi todos los adultos han experimentado momentos de tristeza, apatía, fatiga y desesperanza.... [Sin embargo,] la depresión que sufre usted no depende de las circunstancias en que se encuentre, sino que pudo haberse iniciado a causa de una situación desfavorable; pero luego los neurotransmisores, las sustancias químicas en su cerebro, se apoderaron de él y han llegado a ser la causa directa de su enfermedad constante. Los síntomas suyos se deben a esas sustancias químicas y no a sus pensamientos ni a alguna grave enfermedad en su cuerpo. Por esta razón usted no puede sentirse animado o imaginarse recuperado hasta lograr la sanidad, reaccionando tal como quisiera.
»Usted no nos dice si ha consultado a un médico, o si ha tratado de obtener medicamentos para regular las sustancias químicas en su cerebro. Con frecuencia muchos en su situación no buscan la ayuda médica porque no comprenden la naturaleza de una depresión clínica, es decir, a largo plazo. Creen que con sólo cambiar de actitud o cambiar su manera de pensar pueden curar su enfermedad....
»Las personas clínicamente deprimidas a veces se apartan de sus amigos y de sus familiares. Por lo general, ni siquiera creen que pueden volver a pedirle algo a Dios en oración. Sienten que Dios las ha abandonado, así como los demás. Pero sepa que Dios sigue amándolo a usted muchísimo. Él quiere consolarlo y protegerlo durante el proceso de recuperación, a fin de fortalecerlo y ayudarlo en momentos de angustia.1 Con eso usted puede tener la confianza de que Él está a su lado durante esas largas noches en las que no puede dormir ni dejar de llorar.
»No deje de consultar a un médico tan pronto como sea posible, y tampoco deje de tomar el medicamento que le recete. Y durante el proceso en que espera que surta efecto, haga de Dios su fiel compañero y su ayuda. Le aseguramos que Él no lo decepcionará.
»Escríbanos y cuéntenos cuando se sienta mejor. También a nosotros nos interesa su bienestar.
«VIVIENDO EN UN CHIQUERO»
«VIVIENDO EN UN CHIQUERO»
Todo el día era un concierto de gruñidos, chillidos y chapoteos en el barro. El ambiente era malsano, el aire estaba emponzoñado, y los alrededores, grises y malolientes. No se podía esperar nada mejor de lo que era un enorme chiquero, con docenas de puercos semisumergidos en el fango.
Una niña hermosa de siete años de edad estaba allí. La habían atado a un poste con una cuerda. Apenas le daban mala comida, y la tenían medio desnuda a la intemperie. Todo esto ocurría en el caserío El Canito de Maracaibo, Venezuela. Sólo la oportuna intervención de una religiosa que vio a la niña en ese lugar la salvó de una horrible muerte segura.
«Viviendo en un chiquero» eran los titulares de los diarios de Maracaibo que daban la noticia. A la niña la había dejado su madre en manos de unos campesinos mientras iba a la ciudad a internarse en el hospital. La madre no volvió a reclamarla, y los campesinos obligaron a la niña a vivir entre los cerdos.
Puede decirse que fue un caso de ignorancia, de insensibilidad, favorecida por la escasa cultura; un caso de violenta necesidad, engendrada por la pobreza. O quizá fuera un sórdido acto de desquite. Pero la trágica realidad era que a una niña de siete años la obligaron a vivir en un chiquero.
Los chiqueros del campo y los de las grandes ciudades abundan en nuestros tiempos. Los chiqueros campesinos, cuando están a campo abierto y en medio de un paisaje agreste y rural, son hasta bonitos, si sabemos mirarlos con ojos de artista, de poeta o de filósofo. Pero los chiqueros de las ciudades no tienen nada de bonitos.
Pensemos, por ejemplo, en las cantinas, donde hombres y mujeres pasan las horas bebiendo. ¿Tienen éstos algo de bonito? Pensemos, así mismo, en los garitos y en las casas de juego, donde otros tantos pasan horas enteras quemando su dinero y empobreciéndose material y moralmente. ¿Acaso tienen algo de bonito?
Aunque pudiera parecer demasiado sarcástico o mordaz, o que tuviéramos la intención de denigrar o de insultar a alguien, debemos decir las cosas con franqueza: las casas de juego, las cantinas, los lenocinios y lugares por el estilo son poco menos que chiqueros de las ciudades, aunque en ellos haya música, luces, perfumes y personas elegantemente vestidas.
¿Quién puede sacarnos de tales sitios? Uno solo: Jesucristo. Él puede, y quiere, hacerlo hoy mismo.
Todo el día era un concierto de gruñidos, chillidos y chapoteos en el barro. El ambiente era malsano, el aire estaba emponzoñado, y los alrededores, grises y malolientes. No se podía esperar nada mejor de lo que era un enorme chiquero, con docenas de puercos semisumergidos en el fango.
Una niña hermosa de siete años de edad estaba allí. La habían atado a un poste con una cuerda. Apenas le daban mala comida, y la tenían medio desnuda a la intemperie. Todo esto ocurría en el caserío El Canito de Maracaibo, Venezuela. Sólo la oportuna intervención de una religiosa que vio a la niña en ese lugar la salvó de una horrible muerte segura.
«Viviendo en un chiquero» eran los titulares de los diarios de Maracaibo que daban la noticia. A la niña la había dejado su madre en manos de unos campesinos mientras iba a la ciudad a internarse en el hospital. La madre no volvió a reclamarla, y los campesinos obligaron a la niña a vivir entre los cerdos.
Puede decirse que fue un caso de ignorancia, de insensibilidad, favorecida por la escasa cultura; un caso de violenta necesidad, engendrada por la pobreza. O quizá fuera un sórdido acto de desquite. Pero la trágica realidad era que a una niña de siete años la obligaron a vivir en un chiquero.
Los chiqueros del campo y los de las grandes ciudades abundan en nuestros tiempos. Los chiqueros campesinos, cuando están a campo abierto y en medio de un paisaje agreste y rural, son hasta bonitos, si sabemos mirarlos con ojos de artista, de poeta o de filósofo. Pero los chiqueros de las ciudades no tienen nada de bonitos.
Pensemos, por ejemplo, en las cantinas, donde hombres y mujeres pasan las horas bebiendo. ¿Tienen éstos algo de bonito? Pensemos, así mismo, en los garitos y en las casas de juego, donde otros tantos pasan horas enteras quemando su dinero y empobreciéndose material y moralmente. ¿Acaso tienen algo de bonito?
Aunque pudiera parecer demasiado sarcástico o mordaz, o que tuviéramos la intención de denigrar o de insultar a alguien, debemos decir las cosas con franqueza: las casas de juego, las cantinas, los lenocinios y lugares por el estilo son poco menos que chiqueros de las ciudades, aunque en ellos haya música, luces, perfumes y personas elegantemente vestidas.
¿Quién puede sacarnos de tales sitios? Uno solo: Jesucristo. Él puede, y quiere, hacerlo hoy mismo.
«[AL] PADRE DE MI HIJA... NUNCA LE HE EXIGIDO NADA»
«[AL] PADRE DE MI HIJA... NUNCA LE HE EXIGIDO NADA»
En este mensaje tratamos de manera anónima el caso que nos contó una mujer en las siguientes palabras:
«Tengo una niña de ocho años. Nunca viví con el padre de mi hija.... Yo aún lo amo. Por ello, siempre le he dicho que he querido vivir con él, pero también soy consciente de que él no me ama y no tiene deseos de hacerlo. Es por ello que nunca le he exigido nada. Él es un ingeniero, y trabaja en una empresa muy prestigiosa y gana muy bien. Se ocupa de su hija sólo cuando empieza el colegio y alguna vez durante el año, si es que yo se lo pido.... Dejo a su corazón y a su conciencia lo que pueda dar.
»Hace un mes que... se comunica por celular con mi hija, pero me dijo claro que no quiere hablar conmigo. Eso me dolió muchísimo. Su indiferencia me está matando. Continúo con mi vida porque no le quiero dar otra decepción a mis padres ni mucho menos a mi hija. Siempre he vivido para él, y lo extraño mucho. Nunca he tratado de rehacer mi vida...»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¡Qué historia tan triste y tan trágica! Sentimos mucho el dolor emocional que la aflige. Lamentablemente, muchas mujeres saben exactamente cómo se siente usted porque han experimentado lo mismo en carne propia.
»Usted ha estado aferrada a un sueño durante ocho largos años, que nunca ha sido más que un sueño. Ese hombre nunca la amó a usted y nunca la amará. Usted quería creer que la hija que tiene con él haría que él algún día la amara a usted, pero así no suceden las cosas. Su tierno corazón y su sueño han hecho posible incluso que él sea irresponsable en el sustento económico de su hija. Ha dejado usted en claro que seguirá aferrada a ese sueño, haga él lo que haga o diga lo que diga. Él puede pasar por alto su deber económico y usted no dirá nada porque sigue aferrada a ese vano sueño. ¡Despiértese! ¡Esa clase de sueño sólo debe tenerse cuando se está durmiendo!
»Dios sabía que ocurrirían tales casos, y por eso diseñó la manera en que la mujer pudiera reducir el riesgo de sufrir el dolor que usted siente. El apóstol Pablo enseñó que las relaciones sexuales deben reservarse para personas casadas.1 Por lo general, cuando un hombre y una mujer se casan, contraen obligaciones que los llevan a crear un ambiente favorable para criar a un niño. En cambio, cuando usted optó por tener una relación sexual con ese hombre sin las ventajas que ofrece el matrimonio, decidió que su hija habría de crecer sin un padre, y optó por llevar una vida solitaria y sufrida durante los últimos ocho años.
»Los hombres que salen con una mujer un sábado por la noche y terminan teniendo relaciones sexuales con ella no están pensando en el amor, ni en ningún compromiso ni en los hijos. En cambio, las mujeres con frecuencia piensan que si acceden a una relación sexual, entonces lo que seguirá es el amor, un compromiso y una familia. En vez de eso, lo que sigue es la clase de vida que usted ha descrito.
»¡Despiértese y sáquele provecho a lo que le queda por vivir!
»Le deseamos lo mejor,
»Linda y Carlos Rey.»
Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Caso de la semana», y luego el enlace que dice: «Caso 160».
1.1Co 7:1-4
En este mensaje tratamos de manera anónima el caso que nos contó una mujer en las siguientes palabras:
«Tengo una niña de ocho años. Nunca viví con el padre de mi hija.... Yo aún lo amo. Por ello, siempre le he dicho que he querido vivir con él, pero también soy consciente de que él no me ama y no tiene deseos de hacerlo. Es por ello que nunca le he exigido nada. Él es un ingeniero, y trabaja en una empresa muy prestigiosa y gana muy bien. Se ocupa de su hija sólo cuando empieza el colegio y alguna vez durante el año, si es que yo se lo pido.... Dejo a su corazón y a su conciencia lo que pueda dar.
»Hace un mes que... se comunica por celular con mi hija, pero me dijo claro que no quiere hablar conmigo. Eso me dolió muchísimo. Su indiferencia me está matando. Continúo con mi vida porque no le quiero dar otra decepción a mis padres ni mucho menos a mi hija. Siempre he vivido para él, y lo extraño mucho. Nunca he tratado de rehacer mi vida...»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¡Qué historia tan triste y tan trágica! Sentimos mucho el dolor emocional que la aflige. Lamentablemente, muchas mujeres saben exactamente cómo se siente usted porque han experimentado lo mismo en carne propia.
»Usted ha estado aferrada a un sueño durante ocho largos años, que nunca ha sido más que un sueño. Ese hombre nunca la amó a usted y nunca la amará. Usted quería creer que la hija que tiene con él haría que él algún día la amara a usted, pero así no suceden las cosas. Su tierno corazón y su sueño han hecho posible incluso que él sea irresponsable en el sustento económico de su hija. Ha dejado usted en claro que seguirá aferrada a ese sueño, haga él lo que haga o diga lo que diga. Él puede pasar por alto su deber económico y usted no dirá nada porque sigue aferrada a ese vano sueño. ¡Despiértese! ¡Esa clase de sueño sólo debe tenerse cuando se está durmiendo!
»Dios sabía que ocurrirían tales casos, y por eso diseñó la manera en que la mujer pudiera reducir el riesgo de sufrir el dolor que usted siente. El apóstol Pablo enseñó que las relaciones sexuales deben reservarse para personas casadas.1 Por lo general, cuando un hombre y una mujer se casan, contraen obligaciones que los llevan a crear un ambiente favorable para criar a un niño. En cambio, cuando usted optó por tener una relación sexual con ese hombre sin las ventajas que ofrece el matrimonio, decidió que su hija habría de crecer sin un padre, y optó por llevar una vida solitaria y sufrida durante los últimos ocho años.
»Los hombres que salen con una mujer un sábado por la noche y terminan teniendo relaciones sexuales con ella no están pensando en el amor, ni en ningún compromiso ni en los hijos. En cambio, las mujeres con frecuencia piensan que si acceden a una relación sexual, entonces lo que seguirá es el amor, un compromiso y una familia. En vez de eso, lo que sigue es la clase de vida que usted ha descrito.
»¡Despiértese y sáquele provecho a lo que le queda por vivir!
»Le deseamos lo mejor,
»Linda y Carlos Rey.»
Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Caso de la semana», y luego el enlace que dice: «Caso 160».
1.1Co 7:1-4
ÚLTIMAS PALABRAS
ÚLTIMAS PALABRAS
No era un prisionero cualquiera. Era un autor teatral, de aquellos a quienes Dios dotó de un gran ingenio. Lamentablemente, cayó en manos del enemigo durante la cruel Guerra Civil española. Mientras le hacían el registro de rigor en la prisión de Madrid, Pedro Muñoz Seca les dijo a sus guardianes: «Podréis quitarme la cartera. Podréis quitarme las monedas que llevo encima. Podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo. ¡Podréis quitarme hasta la vida! Sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: ¡el miedo que tengo!»
A pesar de la chispa y del sentido del humor que mostró como prisionero, lo condenaron a muerte. Camino a Paracuellos del Jarama, adonde sabía que lo llevaban para fusilarlo, don Pedro cambió de parecer. Aludiendo al registro que le habían hecho en la cárcel, les dijo a sus verdugos, para rematar: «Me equivoqué al ingresar en la prisión de Madrid y deciros lo que os dije. ¡Sois tan hábiles que me habéis quitado hasta el miedo!»1
A esta muerte Fernando Díaz‑Plaja la califica de elegante, dando a entender que es digna de elogio. Muñoz Seca «acudió en los últimos instantes a su vena humorística», comenta el historiador español. Y esto, aunque no le salvó la vida, sirvió para que hiciera memoria de él en su Anecdotario de la Guerra Civil española.2
Lo que no nos puede decir Díaz-Plaja es lo que realmente sentía al enfrentar la muerte aquel ingenioso autor del teatro español. Porque una cosa es lo que manifestamos por fuera, y otra lo que sentimos por dentro. Los únicos que saben lo que sentimos muy adentro somos nosotros... y Dios nuestro Creador.
A Dios gracias que Él está consciente de todos nuestros temores, no sólo el más grande —el de la muerte— sino todos los que nos asedian de aquí a la eternidad. Si de veras tememos la muerte, es porque no hemos acudido al Dador de la vida.3 En vez de esperar acudir en los últimos instantes a nuestra vena humorística o intelectual o material, más vale que acudamos hoy mismo a nuestra Vena espiritual. Esa Vena es Jesucristo, el Hijo de Dios, que vertió su sangre por nosotros.4 Él se dejó matar para que nosotros no tuviéramos que morir eternamente.5 Si acudimos a Él, perderemos el temor a la muerte y ganaremos la esperanza de vida eterna.
1Juan Ignacio Luca de Tena, Mis amigos muertos (Madrid, 1980; Barcelona, 1971), citado en Fernando Díaz-Plaja, Anecdotario de la Guerra Civil española (Barcelona: Plaza & Janés, 1995), p. 122.
2Díaz‑Plaja, p. 122.
3Jn 10:10
4Col 1:19‑22; 1P 1:18,19
5Mt 26:53; Jn 3:16; 10:17,18; Fil 2:7‑8
No era un prisionero cualquiera. Era un autor teatral, de aquellos a quienes Dios dotó de un gran ingenio. Lamentablemente, cayó en manos del enemigo durante la cruel Guerra Civil española. Mientras le hacían el registro de rigor en la prisión de Madrid, Pedro Muñoz Seca les dijo a sus guardianes: «Podréis quitarme la cartera. Podréis quitarme las monedas que llevo encima. Podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo. ¡Podréis quitarme hasta la vida! Sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: ¡el miedo que tengo!»
A pesar de la chispa y del sentido del humor que mostró como prisionero, lo condenaron a muerte. Camino a Paracuellos del Jarama, adonde sabía que lo llevaban para fusilarlo, don Pedro cambió de parecer. Aludiendo al registro que le habían hecho en la cárcel, les dijo a sus verdugos, para rematar: «Me equivoqué al ingresar en la prisión de Madrid y deciros lo que os dije. ¡Sois tan hábiles que me habéis quitado hasta el miedo!»1
A esta muerte Fernando Díaz‑Plaja la califica de elegante, dando a entender que es digna de elogio. Muñoz Seca «acudió en los últimos instantes a su vena humorística», comenta el historiador español. Y esto, aunque no le salvó la vida, sirvió para que hiciera memoria de él en su Anecdotario de la Guerra Civil española.2
Lo que no nos puede decir Díaz-Plaja es lo que realmente sentía al enfrentar la muerte aquel ingenioso autor del teatro español. Porque una cosa es lo que manifestamos por fuera, y otra lo que sentimos por dentro. Los únicos que saben lo que sentimos muy adentro somos nosotros... y Dios nuestro Creador.
A Dios gracias que Él está consciente de todos nuestros temores, no sólo el más grande —el de la muerte— sino todos los que nos asedian de aquí a la eternidad. Si de veras tememos la muerte, es porque no hemos acudido al Dador de la vida.3 En vez de esperar acudir en los últimos instantes a nuestra vena humorística o intelectual o material, más vale que acudamos hoy mismo a nuestra Vena espiritual. Esa Vena es Jesucristo, el Hijo de Dios, que vertió su sangre por nosotros.4 Él se dejó matar para que nosotros no tuviéramos que morir eternamente.5 Si acudimos a Él, perderemos el temor a la muerte y ganaremos la esperanza de vida eterna.
1Juan Ignacio Luca de Tena, Mis amigos muertos (Madrid, 1980; Barcelona, 1971), citado en Fernando Díaz-Plaja, Anecdotario de la Guerra Civil española (Barcelona: Plaza & Janés, 1995), p. 122.
2Díaz‑Plaja, p. 122.
3Jn 10:10
4Col 1:19‑22; 1P 1:18,19
5Mt 26:53; Jn 3:16; 10:17,18; Fil 2:7‑8
MI VERDADERA MADRE»
MI VERDADERA MADRE»
«Poco a poco [Antonio Carrera] había ido perdiendo todas sus riquezas. Lo habían orillado a tal situación dos vicios fatales: el juego y la bebida.... Sólo la muerte podía salvarlo de la vergüenza e infamia.... No soportaba seguir viviendo cerca de aquella terrible mujer que no lo dejaba en paz y le exigía constantemente dinero para dar de comer a sus hijos: dos niñas y dos niños. ¡Y para colmo, otro hijo por nacer! Eso lo llevó a tomar la fatal decisión....
»... Se dirigió a la farmacia que quedaba cerca y compró arsénico, diciendo que era para las ratas....
»—¿Qué hiciste, Antonio? ¿Qué hiciste, desgraciado? ¿Y ahora qué voy a hacer con cuatro hijos y otro por venir? ¡Condenado! ¿Qué hiciste? —clamaba... la desconsolada esposa....
»Aquel embarazo tan fuera de lugar y tiempo acrecentaba su cólera.... “¡Ojalá y sea un varón! —se repetía una y otra vez—. No quiero otra mujer; con las dos que tengo basta....”
»Por fin nací una tarde de lluvia, el 16 de septiembre de 1929, un mes después de la muerte de mi padre.... Mi madre ya no quería tenerme dentro, y yo, a mi vez, tenía prisa por alejarme de aquel recinto fatal.... Cuando llegó el doctor Lizardo Estrada, yo ya había nacido... y mi madre yacía exhausta, fría e indiferente.
»—¡Otra mujer! —había sido su única exclamación, cerrando los ojos, negándose a verme.
»... Si Antonio no había querido ver a la hija que acababa de nacer, ¿por qué iba a querer verla ella? Cuando [su hermana] Leonor le acercó la criatura, Josefina no pudo evitar un gesto de rechazo.
»De todas formas, tenía que amamantarme. Al fin y al cabo era su hija. Pero no me podía soportar. Su marido se había suicidado, en gran parte, por mi causa....
»Los primeros seis meses de mi vida debieron ser terriblemente difíciles tanto para mi madre como para mí. El justificado rechazo que ella sentía la hacía dejarme en la cuna, en el cuarto contiguo al suyo, llorando sin parar.... No había quien se ocupara de mí....
»Por aquella época llegó como empleada María López, quien se transformaría, de inmediato, en mi nana. Era originaria de Mixco y había venido a la capital poco después de haber perdido a toda su familia en una peste de cólera.... La peste se había llevado a una hermanita suya, también de seis meses, a quien cuidaba como si fuera su madre. En cuanto me vio, sintió que revivía en ella el amor por su hermanita. Desde ese momento no se separó de mí....
»María me cuidaba con esmero y me daba el amor que mi madre no podía.... [Yo], en verdad, [sentía] que [mi] verdadera madre era [mi] nana.»1
Felizmente, con estas tristes Memorias de su nacimiento e infancia, la talentosa escritora guatemalteca Margarita Carrera, en su obra titulada Sumario del recuerdo, nos hace recordar que Dios no sólo es Padre sino también Madre de quienes necesitan de tal cuidado paterno y materno. «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!» —dice el Señor por medio del profeta Isaías—..... Ustedes serán amamantados, llevados en... brazos [y] mecidos.... Como madre que consuela a su hijo, así yo los consolaré a ustedes.»2
1Margarita Carrera, Sumario del recuerdo: Memorias (1929-1981) (Ciudad de Guatemala: Fondo de Cultura Económica, 2006), pp. 9-24.
2Is 49:8,15; 66:12,13
«Poco a poco [Antonio Carrera] había ido perdiendo todas sus riquezas. Lo habían orillado a tal situación dos vicios fatales: el juego y la bebida.... Sólo la muerte podía salvarlo de la vergüenza e infamia.... No soportaba seguir viviendo cerca de aquella terrible mujer que no lo dejaba en paz y le exigía constantemente dinero para dar de comer a sus hijos: dos niñas y dos niños. ¡Y para colmo, otro hijo por nacer! Eso lo llevó a tomar la fatal decisión....
»... Se dirigió a la farmacia que quedaba cerca y compró arsénico, diciendo que era para las ratas....
»—¿Qué hiciste, Antonio? ¿Qué hiciste, desgraciado? ¿Y ahora qué voy a hacer con cuatro hijos y otro por venir? ¡Condenado! ¿Qué hiciste? —clamaba... la desconsolada esposa....
»Aquel embarazo tan fuera de lugar y tiempo acrecentaba su cólera.... “¡Ojalá y sea un varón! —se repetía una y otra vez—. No quiero otra mujer; con las dos que tengo basta....”
»Por fin nací una tarde de lluvia, el 16 de septiembre de 1929, un mes después de la muerte de mi padre.... Mi madre ya no quería tenerme dentro, y yo, a mi vez, tenía prisa por alejarme de aquel recinto fatal.... Cuando llegó el doctor Lizardo Estrada, yo ya había nacido... y mi madre yacía exhausta, fría e indiferente.
»—¡Otra mujer! —había sido su única exclamación, cerrando los ojos, negándose a verme.
»... Si Antonio no había querido ver a la hija que acababa de nacer, ¿por qué iba a querer verla ella? Cuando [su hermana] Leonor le acercó la criatura, Josefina no pudo evitar un gesto de rechazo.
»De todas formas, tenía que amamantarme. Al fin y al cabo era su hija. Pero no me podía soportar. Su marido se había suicidado, en gran parte, por mi causa....
»Los primeros seis meses de mi vida debieron ser terriblemente difíciles tanto para mi madre como para mí. El justificado rechazo que ella sentía la hacía dejarme en la cuna, en el cuarto contiguo al suyo, llorando sin parar.... No había quien se ocupara de mí....
»Por aquella época llegó como empleada María López, quien se transformaría, de inmediato, en mi nana. Era originaria de Mixco y había venido a la capital poco después de haber perdido a toda su familia en una peste de cólera.... La peste se había llevado a una hermanita suya, también de seis meses, a quien cuidaba como si fuera su madre. En cuanto me vio, sintió que revivía en ella el amor por su hermanita. Desde ese momento no se separó de mí....
»María me cuidaba con esmero y me daba el amor que mi madre no podía.... [Yo], en verdad, [sentía] que [mi] verdadera madre era [mi] nana.»1
Felizmente, con estas tristes Memorias de su nacimiento e infancia, la talentosa escritora guatemalteca Margarita Carrera, en su obra titulada Sumario del recuerdo, nos hace recordar que Dios no sólo es Padre sino también Madre de quienes necesitan de tal cuidado paterno y materno. «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!» —dice el Señor por medio del profeta Isaías—..... Ustedes serán amamantados, llevados en... brazos [y] mecidos.... Como madre que consuela a su hijo, así yo los consolaré a ustedes.»2
1Margarita Carrera, Sumario del recuerdo: Memorias (1929-1981) (Ciudad de Guatemala: Fondo de Cultura Económica, 2006), pp. 9-24.
2Is 49:8,15; 66:12,13
martes, 22 de noviembre de 2011
JUVENTUD DIVINO TESORO: LAS INFLUENCIAS SATANICAS SON UNA AMENAZA
El muchacho casi no podía hablar. Tenía la mandíbula dislocada, un brazo quebrado y la lengua casi partida en dos. En esa condición llamó a una casa, y como pudo dijo: «Allí abajo está mi amigo, Evan Rivera. Sálvenlo.»
Tanto Rodel Panis, de dieciséis años de edad, como Evan Rivera, de dieciocho, habían caído por un risco de 65 metros. ¿Qué había pasado? Otro joven, David Salanoa, los había obligado a saltar, poniéndoles un cuchillo a la garganta.
Todo fue una locura juvenil. Para vengar el suicidio de un hermano suyo, David Salanoa obligó a saltar del risco a sus dos compañeros. David, endrogado, los acusaba de ser responsables de la muerte de su hermano.
Cuando la policía realizó las investigaciones de rigor, halló la trama del caso. Todos esos jóvenes eran miembros de pandillas juveniles y practicantes de ritos satánicos. El trágico incidente fue producto de esos ritos en conjunto con la música rock, el alcohol y las drogas.
Dave Hart, un investigador social que era especialista en la música rock, explicó que hay tres tipos de esta música. «Primero —dijo Hart— está la música rock “recreativa”, que pone a los jóvenes a bailar y a menearse. Segundo, está la música metálica rock “violenta”, que hace que los jóvenes se arrojen del escenario, salten por encima de las gradas o se amontonen unos sobre otros. La tercera, y más terrible, es la música metálica rock que los muchachos llaman “negra”, es decir, “satánica”. Esa es la que los lleva a la violencia y al suicidio.»
Esta música rock, combinada con ritos extraños en los que se adora al diablo, es una de las amenazas más serias a la juventud moderna. Pocas cosas trastornan con tanta fuerza y con tanta rapidez a nuestros incautos adolescentes.
¿Por qué será que a nuestros jóvenes los atrae tanto lo que provoca violencia? Lo que produce la paz no les interesa. Lo que calma el espíritu no tiene atracción. Se necesita gritar y brincar y destruir y matar. Si no es así, no se ha gozado.
Algo anda mal. Un comportamiento así no es, no puede ser, el resultado de lo juicioso, de lo equilibrado, de lo pacífico. El mero hecho de desear la violencia debe hacernos dudar de nuestro juicio. ¿Qué nos está pasando?
Lo que nos pasa es que hemos abandonado los principios morales de nuestro Creador, y el resultado siempre será el caos y la destrucción. Regresemos a Dios. Busquemos su divina gracia. Llenémosnos de Él. Él nos dará su paz.
Tanto Rodel Panis, de dieciséis años de edad, como Evan Rivera, de dieciocho, habían caído por un risco de 65 metros. ¿Qué había pasado? Otro joven, David Salanoa, los había obligado a saltar, poniéndoles un cuchillo a la garganta.
Todo fue una locura juvenil. Para vengar el suicidio de un hermano suyo, David Salanoa obligó a saltar del risco a sus dos compañeros. David, endrogado, los acusaba de ser responsables de la muerte de su hermano.
Cuando la policía realizó las investigaciones de rigor, halló la trama del caso. Todos esos jóvenes eran miembros de pandillas juveniles y practicantes de ritos satánicos. El trágico incidente fue producto de esos ritos en conjunto con la música rock, el alcohol y las drogas.
Dave Hart, un investigador social que era especialista en la música rock, explicó que hay tres tipos de esta música. «Primero —dijo Hart— está la música rock “recreativa”, que pone a los jóvenes a bailar y a menearse. Segundo, está la música metálica rock “violenta”, que hace que los jóvenes se arrojen del escenario, salten por encima de las gradas o se amontonen unos sobre otros. La tercera, y más terrible, es la música metálica rock que los muchachos llaman “negra”, es decir, “satánica”. Esa es la que los lleva a la violencia y al suicidio.»
Esta música rock, combinada con ritos extraños en los que se adora al diablo, es una de las amenazas más serias a la juventud moderna. Pocas cosas trastornan con tanta fuerza y con tanta rapidez a nuestros incautos adolescentes.
¿Por qué será que a nuestros jóvenes los atrae tanto lo que provoca violencia? Lo que produce la paz no les interesa. Lo que calma el espíritu no tiene atracción. Se necesita gritar y brincar y destruir y matar. Si no es así, no se ha gozado.
Algo anda mal. Un comportamiento así no es, no puede ser, el resultado de lo juicioso, de lo equilibrado, de lo pacífico. El mero hecho de desear la violencia debe hacernos dudar de nuestro juicio. ¿Qué nos está pasando?
Lo que nos pasa es que hemos abandonado los principios morales de nuestro Creador, y el resultado siempre será el caos y la destrucción. Regresemos a Dios. Busquemos su divina gracia. Llenémosnos de Él. Él nos dará su paz.
lunes, 21 de noviembre de 2011
«MI ESPOSA ESTÁ... A PUNTO DE PERDER EL BEBÉ Y YO CREO SER CULPABLE POR MI INFIDELIDAD»
«MI ESPOSA ESTÁ... A PUNTO DE PERDER EL BEBÉ»
«Prometí no faltar al mandamiento de fidelidad ante el embarazo de mi esposa. Le fallé, y ha tenido un embarazo muy difícil....
»[Ahora] está a punto de perder el bebé. Sólo un milagro haría continuar su embarazo; pero estoy convencido de que romper una promesa [a Dios] es lo peor que [uno] puede hacer. Cuando uno le promete [algo] a Dios, con Él no se juega.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Ante todo, esperamos que usted haya recibido el milagro que pidió y que su bebé se encuentre bien. ¡Qué angustia la que usted y su esposa están pasando! Lamentablemente hay muchas otras parejas que se identifican plenamente con ustedes.
»En cuanto a lo que nos plantea, tiene usted toda la razón en un sentido y está totalmente equivocado en otro. Tiene razón al afirmar que nuestras acciones acarrean consecuencias. Su infidelidad resulta en que haya falta de honradez y de confianza mutua en su matrimonio. Su infidelidad hiere y entristece a su esposa....
»De modo que usted tiene razón en cuanto a las consecuencias; pero ¿en qué sentido está equivocado? Está totalmente equivocado al creer que Dios haría sufrir a su esposa y a su hijo por causa de la promesa que usted ha incumplido. Antes que Jesucristo viniera a este mundo, Dios sí juzgaba a la humanidad conforme a la ley del Antiguo Testamento. Los que vivían bajo esa ley sí morían como castigo de sus malas obras.... Pero luego Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo para que llevara el castigo de todos en el futuro. Cristo sufrió el castigo una vez por todas, para que Dios no tuviera que castigarnos....
»Cuando Cristo murió en la cruz, estaba muriendo para llevar el castigo de todos nuestros pecados. Nosotros ya le pedimos a Dios que perdonara los pecados nuestros, y usted puede pedirle que le perdone los suyos. No tiene que hacer más que hablar con Él mediante la oración. Dígale que está arrepentido de sus pecados y que acepta la muerte de su Hijo en la cruz como castigo por lo que usted ha hecho. Él lo perdonará. Entonces, debido a lo agradecido que está por lo que Cristo hizo por usted en la cruz, en el futuro usted se esforzará más que nunca por tomar decisiones consecuentes con las enseñanzas bíblicas. Al comunicarse con Dios mediante la oración y la lectura de la Biblia, descubrirá que Él no es ese juez vengativo y hostil que usted se ha imaginado. Por el contrario, reconocerá que Él es el Dios que lo amó a usted tanto que se dispuso a dar a su único Hijo para que muriera en lugar de usted.1
»El peligro que corre su bebé no se debe al pecado que usted cometió; se debe a que el cuerpo humano es susceptible a la enfermedad, causada por microbios, el desequilibrio químico y otros males.... Dios se aflige con usted y comprende su dolor, porque Él sabe lo que es ver el sufrimiento y la muerte de un hijo.
1.Jn 3:16
«Prometí no faltar al mandamiento de fidelidad ante el embarazo de mi esposa. Le fallé, y ha tenido un embarazo muy difícil....
»[Ahora] está a punto de perder el bebé. Sólo un milagro haría continuar su embarazo; pero estoy convencido de que romper una promesa [a Dios] es lo peor que [uno] puede hacer. Cuando uno le promete [algo] a Dios, con Él no se juega.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Ante todo, esperamos que usted haya recibido el milagro que pidió y que su bebé se encuentre bien. ¡Qué angustia la que usted y su esposa están pasando! Lamentablemente hay muchas otras parejas que se identifican plenamente con ustedes.
»En cuanto a lo que nos plantea, tiene usted toda la razón en un sentido y está totalmente equivocado en otro. Tiene razón al afirmar que nuestras acciones acarrean consecuencias. Su infidelidad resulta en que haya falta de honradez y de confianza mutua en su matrimonio. Su infidelidad hiere y entristece a su esposa....
»De modo que usted tiene razón en cuanto a las consecuencias; pero ¿en qué sentido está equivocado? Está totalmente equivocado al creer que Dios haría sufrir a su esposa y a su hijo por causa de la promesa que usted ha incumplido. Antes que Jesucristo viniera a este mundo, Dios sí juzgaba a la humanidad conforme a la ley del Antiguo Testamento. Los que vivían bajo esa ley sí morían como castigo de sus malas obras.... Pero luego Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo para que llevara el castigo de todos en el futuro. Cristo sufrió el castigo una vez por todas, para que Dios no tuviera que castigarnos....
»Cuando Cristo murió en la cruz, estaba muriendo para llevar el castigo de todos nuestros pecados. Nosotros ya le pedimos a Dios que perdonara los pecados nuestros, y usted puede pedirle que le perdone los suyos. No tiene que hacer más que hablar con Él mediante la oración. Dígale que está arrepentido de sus pecados y que acepta la muerte de su Hijo en la cruz como castigo por lo que usted ha hecho. Él lo perdonará. Entonces, debido a lo agradecido que está por lo que Cristo hizo por usted en la cruz, en el futuro usted se esforzará más que nunca por tomar decisiones consecuentes con las enseñanzas bíblicas. Al comunicarse con Dios mediante la oración y la lectura de la Biblia, descubrirá que Él no es ese juez vengativo y hostil que usted se ha imaginado. Por el contrario, reconocerá que Él es el Dios que lo amó a usted tanto que se dispuso a dar a su único Hijo para que muriera en lugar de usted.1
»El peligro que corre su bebé no se debe al pecado que usted cometió; se debe a que el cuerpo humano es susceptible a la enfermedad, causada por microbios, el desequilibrio químico y otros males.... Dios se aflige con usted y comprende su dolor, porque Él sabe lo que es ver el sufrimiento y la muerte de un hijo.
1.Jn 3:16
" LOS CODIGOS COMO LA BIBLIA PARA GUIARNOSOS POR LA VIDA Y LOS CODIGOS DE TRANSITO PARA GUIARNOS POR LAS VIAS"
«LOS PRIMEROS VEHÍCULOS QUE LLEGARON A GUATEMALA»
(3er. domingo de noviembre: Día Mundial en Memoria de las Víctimas de Tránsito)
«En toda sociedad o comunidad, el transporte ha sido uno de los problemas fundamentales..., y nuestra querida Capital [desde que fue trasladada a este Valle de la Ermita] también tiene su historia a ese respecto —escribe el periodista guatemalteco Héctor Gaitán en el segundo tomo de su serie La calle donde tú vives—.
»... Los primeros automóviles [llegaron a principios del siglo veinte], aunque anteriormente ya habían llegado las famosas bicicletas que causaron furor entre los jóvenes chapines.
»Ahora bien, hay indicios de que el primer automóvil llegó a Guatemala en el año de 1899; era movido por un motor de bencina de ocho caballos de fuerza, desarrollando una velocidad máxima de treinta kilómetros por hora.... Los primeros pueblos que vieron llegar autos fueron El Quiché y Antigua Guatemala, [como] también Amatitlán....
»Antiguamente, las clases pudientes mantenían en sus enormes mansiones la infaltable cochera, o sea donde se guardaba el carruaje tirado por caballos. Pues bien, ya cuando principiaron a llegar los automóviles y se marcaron los cambios lógicos, estas cocheras fueron cambiadas por garajes donde se colocaron los carros de famoso estilo por aquellos años....
»En el año de 1905 se hizo una prueba con un auto Ford; este auto tenía que subir las gradas del viejo calvario, que estaba situado en el final de la 6a. avenida y 18 calle. La prueba fue buena y la maniobra publicitaria pegó en los medios guatemaltecos. Algunos hombres de dinero compraron su respectivo auto.... Como no todos sabían manejar, contrataban los servicios de un chofer para que los transportara de un lado a otro. En ese tiempo era de muy mal gusto que una mujer manejara un auto; era más que un atentado a “la moral y las buenas costumbres”....
»... Según el reglamento de tránsito del año 1919, se exigía a los pilotos de autos tocar sus bocinas en cada crucero con el fin de “evitar accidentes”. La medida era extrema si se toma en cuenta que las calles de la pequeña Ciudad de Guatemala lucían lóbregas y solitarias, debido precisamente a la poca población y a la escasez de vehículos. Así que los autos tenían que ir sonando sus bocinas (grito de ganso) por esas calles de Dios, desafiando las maldiciones de las abuelas, ya que las “asustaban” cuando menos se lo imaginaban....
»... Yo me pregunto: ¿Qué dirían nuestros abuelos al ver la proliferación de vehículos actualmente? Hoy en día hay que saber andar en la calle porque, de lo contrario, un error se paga con la vida. ¡Qué lejos quedaron aquellos tiempos cuando a tres cuadras de distancia se escuchaba la bocina ronca de los primeros vehículos que llegaron a Guatemala...!» —concluye Héctor Gaitán.1
Lamentablemente, no son esas las únicas bocinas de advertencia que ya no se escuchan en las calles ni en los cruces de nuestras ciudades. Lo cierto es que se ha ido extinguiendo el sonido de voces influyentes que nos adviertan del serio peligro que representa para nuestra sociedad el paso vertiginoso que llevamos rumbo a la ruina moral. ¡Con decir que ya no nos «asusta» el clamor de ultratumba de niños indeseados ni la resonancia de las voces de legisladores comprometidos a adulterar el sensato sentido del matrimonio! Más vale que de aquí en adelante nos conduzcamos de tal modo que evitemos la desgracia tomando la Santa Biblia como nuestro Reglamento de Tránsito por las calles de esta vida.
1Héctor Gaitán Alfaro, La calle donde tú vives, Tomo 2, 2a. ed. (Ciudad de Guatemala: Litografías Modernas, 1989), pp. 132-37.
(3er. domingo de noviembre: Día Mundial en Memoria de las Víctimas de Tránsito)
«En toda sociedad o comunidad, el transporte ha sido uno de los problemas fundamentales..., y nuestra querida Capital [desde que fue trasladada a este Valle de la Ermita] también tiene su historia a ese respecto —escribe el periodista guatemalteco Héctor Gaitán en el segundo tomo de su serie La calle donde tú vives—.
»... Los primeros automóviles [llegaron a principios del siglo veinte], aunque anteriormente ya habían llegado las famosas bicicletas que causaron furor entre los jóvenes chapines.
»Ahora bien, hay indicios de que el primer automóvil llegó a Guatemala en el año de 1899; era movido por un motor de bencina de ocho caballos de fuerza, desarrollando una velocidad máxima de treinta kilómetros por hora.... Los primeros pueblos que vieron llegar autos fueron El Quiché y Antigua Guatemala, [como] también Amatitlán....
»Antiguamente, las clases pudientes mantenían en sus enormes mansiones la infaltable cochera, o sea donde se guardaba el carruaje tirado por caballos. Pues bien, ya cuando principiaron a llegar los automóviles y se marcaron los cambios lógicos, estas cocheras fueron cambiadas por garajes donde se colocaron los carros de famoso estilo por aquellos años....
»En el año de 1905 se hizo una prueba con un auto Ford; este auto tenía que subir las gradas del viejo calvario, que estaba situado en el final de la 6a. avenida y 18 calle. La prueba fue buena y la maniobra publicitaria pegó en los medios guatemaltecos. Algunos hombres de dinero compraron su respectivo auto.... Como no todos sabían manejar, contrataban los servicios de un chofer para que los transportara de un lado a otro. En ese tiempo era de muy mal gusto que una mujer manejara un auto; era más que un atentado a “la moral y las buenas costumbres”....
»... Según el reglamento de tránsito del año 1919, se exigía a los pilotos de autos tocar sus bocinas en cada crucero con el fin de “evitar accidentes”. La medida era extrema si se toma en cuenta que las calles de la pequeña Ciudad de Guatemala lucían lóbregas y solitarias, debido precisamente a la poca población y a la escasez de vehículos. Así que los autos tenían que ir sonando sus bocinas (grito de ganso) por esas calles de Dios, desafiando las maldiciones de las abuelas, ya que las “asustaban” cuando menos se lo imaginaban....
»... Yo me pregunto: ¿Qué dirían nuestros abuelos al ver la proliferación de vehículos actualmente? Hoy en día hay que saber andar en la calle porque, de lo contrario, un error se paga con la vida. ¡Qué lejos quedaron aquellos tiempos cuando a tres cuadras de distancia se escuchaba la bocina ronca de los primeros vehículos que llegaron a Guatemala...!» —concluye Héctor Gaitán.1
Lamentablemente, no son esas las únicas bocinas de advertencia que ya no se escuchan en las calles ni en los cruces de nuestras ciudades. Lo cierto es que se ha ido extinguiendo el sonido de voces influyentes que nos adviertan del serio peligro que representa para nuestra sociedad el paso vertiginoso que llevamos rumbo a la ruina moral. ¡Con decir que ya no nos «asusta» el clamor de ultratumba de niños indeseados ni la resonancia de las voces de legisladores comprometidos a adulterar el sensato sentido del matrimonio! Más vale que de aquí en adelante nos conduzcamos de tal modo que evitemos la desgracia tomando la Santa Biblia como nuestro Reglamento de Tránsito por las calles de esta vida.
1Héctor Gaitán Alfaro, La calle donde tú vives, Tomo 2, 2a. ed. (Ciudad de Guatemala: Litografías Modernas, 1989), pp. 132-37.
jueves, 17 de noviembre de 2011
«TENGO MARCADO TODO EL CUERPO POR LOS GOLPES»
GUARDANDO UN SECRETO QUE ME HACE DAÑO:
«No le he contado esto a nadie. Mi cónyuge... todo el tiempo me golpea. Tengo marcado todo el cuerpo, menos en la cara, así que nadie se da cuenta: sólo mis vecinos, que son discretos y no dicen nada. Hace poco me di cuenta de que él consume drogas [y] bebe alcohol.... Sus amigos no me respetan, su hijo no me respeta, y no se cómo terminar este calvario. Tengo tres años de vivir así....
»Me siento triste, sin saber a dónde ir. Rezo todos los días, pero es en vano.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Lamentamos mucho el que usted haya tenido que sufrir a tal extremo a manos del que un día juró que la amaría y la honraría. Usted confió en él, pero él ha quebrantado sus promesas y la ha engañado. Y sin embargo usted sigue siéndole fiel, aun ayudándolo a guardar su horrible secreto. Eso, a su vez, le permite seguir maltratándola.
»Cuando él oculta el abuso al nunca pegarle en la cara, su esposo prueba que puede controlarse si quiere. Pero tal vez él no quiera controlarse, ya que es posible que sienta una satisfacción perversa a causa del poder que ejerce sobre usted.
»¡Creemos que su vida corre peligro! Si usted ya tiene moretones en todo el cuerpo, quién sabe cuándo se le ocurra a él pegarle y darle golpes más fuertes que lleguen a ocasionarle heridas internas de las que usted no pueda recuperarse. ¿Está dispuesta a sacrificar su vida?
»Le aconsejamos que busque otro lugar dónde vivir hasta que su esposo reciba ayuda de parte de un consejero profesional o asista a clases que le enseñen a dominar su enojo sin recurrir a la violencia. Usted también debe buscar un grupo de apoyo que le ayude a aprender a evitar cualquier abuso en el futuro. Y en vez de ocultar el daño que él le ha hecho, muéstreles los moretones a sus familiares y a sus amigos para que ellos puedan apoyar la decisión que usted tome de irse de la casa.
»No hay razón alguna para que usted sienta vergüenza; quien debe avergonzarse es él. Es probable que usted lo ame a pesar del abuso, y que no quiera que otros piensen mal de él. Pero para su seguridad y su futuro, usted tiene que dejar de encubrir ese maltrato.
»Algunos países tienen leyes que protegen a esposas maltratadas. La animamos a que se valga de cualquier opción legal que tenga a su disposición para proteger su vida.
»Usted dice que sus rezos han sido en vano. Nosotros creemos que las oraciones memorizadas no son tan eficaces como las oraciones que proceden del corazón. Si quiere pedirle ayuda a Dios, debe hacerlo empleando sus propias palabras. Invite a su Hijo Jesucristo a que entre en su corazón, y luego tendrá a un Amigo constante que la guíe en las decisiones difíciles que tenga que tomar. Pídale que le dé la sabiduría y la fuerza para hacer lo necesario a fin de protegerse.
«No le he contado esto a nadie. Mi cónyuge... todo el tiempo me golpea. Tengo marcado todo el cuerpo, menos en la cara, así que nadie se da cuenta: sólo mis vecinos, que son discretos y no dicen nada. Hace poco me di cuenta de que él consume drogas [y] bebe alcohol.... Sus amigos no me respetan, su hijo no me respeta, y no se cómo terminar este calvario. Tengo tres años de vivir así....
»Me siento triste, sin saber a dónde ir. Rezo todos los días, pero es en vano.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Lamentamos mucho el que usted haya tenido que sufrir a tal extremo a manos del que un día juró que la amaría y la honraría. Usted confió en él, pero él ha quebrantado sus promesas y la ha engañado. Y sin embargo usted sigue siéndole fiel, aun ayudándolo a guardar su horrible secreto. Eso, a su vez, le permite seguir maltratándola.
»Cuando él oculta el abuso al nunca pegarle en la cara, su esposo prueba que puede controlarse si quiere. Pero tal vez él no quiera controlarse, ya que es posible que sienta una satisfacción perversa a causa del poder que ejerce sobre usted.
»¡Creemos que su vida corre peligro! Si usted ya tiene moretones en todo el cuerpo, quién sabe cuándo se le ocurra a él pegarle y darle golpes más fuertes que lleguen a ocasionarle heridas internas de las que usted no pueda recuperarse. ¿Está dispuesta a sacrificar su vida?
»Le aconsejamos que busque otro lugar dónde vivir hasta que su esposo reciba ayuda de parte de un consejero profesional o asista a clases que le enseñen a dominar su enojo sin recurrir a la violencia. Usted también debe buscar un grupo de apoyo que le ayude a aprender a evitar cualquier abuso en el futuro. Y en vez de ocultar el daño que él le ha hecho, muéstreles los moretones a sus familiares y a sus amigos para que ellos puedan apoyar la decisión que usted tome de irse de la casa.
»No hay razón alguna para que usted sienta vergüenza; quien debe avergonzarse es él. Es probable que usted lo ame a pesar del abuso, y que no quiera que otros piensen mal de él. Pero para su seguridad y su futuro, usted tiene que dejar de encubrir ese maltrato.
»Algunos países tienen leyes que protegen a esposas maltratadas. La animamos a que se valga de cualquier opción legal que tenga a su disposición para proteger su vida.
»Usted dice que sus rezos han sido en vano. Nosotros creemos que las oraciones memorizadas no son tan eficaces como las oraciones que proceden del corazón. Si quiere pedirle ayuda a Dios, debe hacerlo empleando sus propias palabras. Invite a su Hijo Jesucristo a que entre en su corazón, y luego tendrá a un Amigo constante que la guíe en las decisiones difíciles que tenga que tomar. Pídale que le dé la sabiduría y la fuerza para hacer lo necesario a fin de protegerse.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
«¡FÍJATE EN LA HORMIGA!»
El desierto ardía como horno encendido. El sol llameante calcinaba la tierra, y fuertes vientos levantaban olas de arena que ennegrecían el cielo.
En medio del calor una caravana, que cruzaba el Sahara, se vio de pronto rodeada de negras nubes y debió buscar refugio donde lo hubiera. Pasado el simún, la caravana, larga y abatida, miró atentamente al cielo, y con paso firme regresó al rumbo que había perdido.
No eran personas ni eran camellos. Eran hormigas. Hormigas que con sólo mirar a las estrellas sabían cómo encontrar su ruta.
Las hormigas del Sahara tienen un maravilloso instinto de dirección. Si se desvían, con sólo mirar las estrellas vuelven a encontrar su rumbo.
El Dr. Rudiger Wehner, de la Universidad de Zurich, Suiza, lo explicó así: «Esta hormiga, al levantar su mirada a las estrellas, puede ver patrones de luz polarizada. Eso le basta para conducirse a través de la larga travesía.»
La Biblia también habla acerca de la hormiga. En el libro de los Proverbios dice: «¡Fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría» (Proverbios 6:6). La hormiga sabe, por instinto, interpretar las señales de los cielos. Sabe dirigirse a través de vastos desiertos sin perder la dirección. Labora todos los días de su vida y siempre está a la expectativa de algo nuevo. Nunca deja de actuar, nunca deja de trabajar, nunca deja de producir, pase lo que pase.
¿Qué le da ese ánimo? ¿Cómo es que nunca se da por vencida? La respuesta es una lección para todos nosotros. La hormiga se sujeta a leyes. En el caso de la hormiga, esas leyes forman parte de su instinto natural, y sin embargo son leyes. Ahí, precisamente, está la lección.
Muchos en este mundo, incluso algunos llamados sabios, no saben que el verdadero triunfo en la vida, incluyendo el dominio propio, consiste en vivir dentro de los parámetros de las leyes morales de Dios.
Todos los problemas personales y colectivos del ser humano vienen por no reconocer y someterse a los mandamientos morales y espirituales de Dios. Cuando ignora las leyes divinas, se encuentra sin brújula en medio de un desierto de confusiones. Es entonces que se da a las drogas, al alcohol y a la vida desenfrenada, y termina al fin deseando suicidarse.
Regresemos al consejo del proverbista: «¡Fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría.»
- Prov 6:6-11
6 Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; 7 La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, 8 Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. 9 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10 Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; 11 Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.
En medio del calor una caravana, que cruzaba el Sahara, se vio de pronto rodeada de negras nubes y debió buscar refugio donde lo hubiera. Pasado el simún, la caravana, larga y abatida, miró atentamente al cielo, y con paso firme regresó al rumbo que había perdido.
No eran personas ni eran camellos. Eran hormigas. Hormigas que con sólo mirar a las estrellas sabían cómo encontrar su ruta.
Las hormigas del Sahara tienen un maravilloso instinto de dirección. Si se desvían, con sólo mirar las estrellas vuelven a encontrar su rumbo.
El Dr. Rudiger Wehner, de la Universidad de Zurich, Suiza, lo explicó así: «Esta hormiga, al levantar su mirada a las estrellas, puede ver patrones de luz polarizada. Eso le basta para conducirse a través de la larga travesía.»
La Biblia también habla acerca de la hormiga. En el libro de los Proverbios dice: «¡Fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría» (Proverbios 6:6). La hormiga sabe, por instinto, interpretar las señales de los cielos. Sabe dirigirse a través de vastos desiertos sin perder la dirección. Labora todos los días de su vida y siempre está a la expectativa de algo nuevo. Nunca deja de actuar, nunca deja de trabajar, nunca deja de producir, pase lo que pase.
¿Qué le da ese ánimo? ¿Cómo es que nunca se da por vencida? La respuesta es una lección para todos nosotros. La hormiga se sujeta a leyes. En el caso de la hormiga, esas leyes forman parte de su instinto natural, y sin embargo son leyes. Ahí, precisamente, está la lección.
Muchos en este mundo, incluso algunos llamados sabios, no saben que el verdadero triunfo en la vida, incluyendo el dominio propio, consiste en vivir dentro de los parámetros de las leyes morales de Dios.
Todos los problemas personales y colectivos del ser humano vienen por no reconocer y someterse a los mandamientos morales y espirituales de Dios. Cuando ignora las leyes divinas, se encuentra sin brújula en medio de un desierto de confusiones. Es entonces que se da a las drogas, al alcohol y a la vida desenfrenada, y termina al fin deseando suicidarse.
Regresemos al consejo del proverbista: «¡Fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría.»
- Prov 6:6-11
6 Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; 7 La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, 8 Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. 9 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10 Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; 11 Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.
martes, 15 de noviembre de 2011
«CRIMINAL NATO, PRODUCTO DEL ALCOHOL»
(Día Mundial contra el Abuso del Alcohol)
«Nos lanzamos a la calle, a la caza de personas que algo pueden contarnos; personajes que con su charla amena nos ayudan a la elaboración del programa La calle donde tú vives....
»Tenemos a varias personas en la “lista”.... Allí está con el número uno el nombre de un conocido periodista, escritor y cronista: Efraín de los Ríos.
»Verificamos la dirección: Colonia Centroamérica, Zona 7, Guatemala....
»Entramos frente a quien escribió la obra que lo inmortalizará: Ombres contra hombres; y otras más.... La entrevista... principia de la siguiente manera...:
»—Inicialmente, don Efraín, quisiera que... nos hiciera una semblanza del tristemente célebre criminal guatemalteco Roberto Isaac, conocido como “Tata dios”.
»—Muchas gracias, joven amigo.... Tuve la oportunidad de tratar a “Tata dios” por espacio de seis años con veintidós días, tiempo que permanecí prisionero en los callejones de la Penitenciaría Central.
»”Roberto Isaac era un hombre alto de casi dos metros, blanco, de mediana ilustración, franco, interesado y un artista para trabajar el hueso y el cacho.... ‘Tata dios’ es el ejemplo más claro de la criminalidad producida por el alcoholismo. Una vez yo, aburrido del callejón de los políticos, me fui a platicar con él en el lugar donde tenía su mesa de trabajo y lo encontré risa y risa. ‘¿Por qué se ríe, don Beto?’, le pregunté; y él me contestó: ‘Callate, vos; le estaba contando a los muchachos que cuando yo salga de aquí ya no voy a chupar porque eso es malo, ¿verdad, vos?’ Y se rió burlonamente. ‘¿Y por qué, don Beto?’, le pregunté. ‘Fijate, vos —me dijo—. Me tomo el primer trago muy contento; me tomo el segundo mejor; pero al tercero empiezo a calentarme, y al cuarto luego me entran ganas de meterle el cuchillo a un cristiano. ¿Verdad que no está bueno eso, vos?’
»”... ‘Tata dios’..., criminal nato, producto del alcohol, era verdugo; era él llamado a azotar a los presos y torturarlos. Una vez había vapuleado a un pobre preso, y al otro día [pasa] por la bartolina donde el otro infeliz [está] tomando el sol, y tiene el cinismo de decirle —eso lo presencié yo—: ‘Ydiay, vos, ¿qué te pasó? Ahi te dejo unos tus cigarros.’
»”Una frescura, un sadismo desconcertante y frío.1
Tiene toda la razón el periodista Efraín de los Ríos en esta entrevista que le concedió a su joven colega guatemalteco Héctor Gaitán, publicada en la versión impresa de La calle donde tú vives, Tomo 2: Los efectos del alcohol son graves y pueden llegar a ser criminales, tal como don Efraín lo atestiguó en el caso de Roberto Isaac. Es que en aquel criminal apodado «Tata dios» se cumple el siguiente «dicho de los sabios» publicado en el libro de los Proverbios, uno de treinta dichos inspirados por el verdadero «Tata Dios», que creó el cuerpo humano:
¿De quién son los lamentos? ¿De quién los pesares?
¿De quién son los pleitos? ¿De quién las quejas?
¿De quién son las heridas gratuitas?
¿De quién los ojos morados?
¡Del que no suelta la botella de vino
ni deja de probar licores!
No te fijes en lo rojo que es el vino,
ni en cómo brilla en la copa,
ni en la suavidad con que se desliza;
porque acaba mordiendo como serpiente
y envenenando como víbora.2
1Héctor Gaitán Alfaro, La calle donde tú vives, Tomo 2, 2a. ed. (Ciudad de Guatemala: Litografías Modernas, 1989), pp. 33-35.
2Pr 23:29-32
«Nos lanzamos a la calle, a la caza de personas que algo pueden contarnos; personajes que con su charla amena nos ayudan a la elaboración del programa La calle donde tú vives....
»Tenemos a varias personas en la “lista”.... Allí está con el número uno el nombre de un conocido periodista, escritor y cronista: Efraín de los Ríos.
»Verificamos la dirección: Colonia Centroamérica, Zona 7, Guatemala....
»Entramos frente a quien escribió la obra que lo inmortalizará: Ombres contra hombres; y otras más.... La entrevista... principia de la siguiente manera...:
»—Inicialmente, don Efraín, quisiera que... nos hiciera una semblanza del tristemente célebre criminal guatemalteco Roberto Isaac, conocido como “Tata dios”.
»—Muchas gracias, joven amigo.... Tuve la oportunidad de tratar a “Tata dios” por espacio de seis años con veintidós días, tiempo que permanecí prisionero en los callejones de la Penitenciaría Central.
»”Roberto Isaac era un hombre alto de casi dos metros, blanco, de mediana ilustración, franco, interesado y un artista para trabajar el hueso y el cacho.... ‘Tata dios’ es el ejemplo más claro de la criminalidad producida por el alcoholismo. Una vez yo, aburrido del callejón de los políticos, me fui a platicar con él en el lugar donde tenía su mesa de trabajo y lo encontré risa y risa. ‘¿Por qué se ríe, don Beto?’, le pregunté; y él me contestó: ‘Callate, vos; le estaba contando a los muchachos que cuando yo salga de aquí ya no voy a chupar porque eso es malo, ¿verdad, vos?’ Y se rió burlonamente. ‘¿Y por qué, don Beto?’, le pregunté. ‘Fijate, vos —me dijo—. Me tomo el primer trago muy contento; me tomo el segundo mejor; pero al tercero empiezo a calentarme, y al cuarto luego me entran ganas de meterle el cuchillo a un cristiano. ¿Verdad que no está bueno eso, vos?’
»”... ‘Tata dios’..., criminal nato, producto del alcohol, era verdugo; era él llamado a azotar a los presos y torturarlos. Una vez había vapuleado a un pobre preso, y al otro día [pasa] por la bartolina donde el otro infeliz [está] tomando el sol, y tiene el cinismo de decirle —eso lo presencié yo—: ‘Ydiay, vos, ¿qué te pasó? Ahi te dejo unos tus cigarros.’
»”Una frescura, un sadismo desconcertante y frío.1
Tiene toda la razón el periodista Efraín de los Ríos en esta entrevista que le concedió a su joven colega guatemalteco Héctor Gaitán, publicada en la versión impresa de La calle donde tú vives, Tomo 2: Los efectos del alcohol son graves y pueden llegar a ser criminales, tal como don Efraín lo atestiguó en el caso de Roberto Isaac. Es que en aquel criminal apodado «Tata dios» se cumple el siguiente «dicho de los sabios» publicado en el libro de los Proverbios, uno de treinta dichos inspirados por el verdadero «Tata Dios», que creó el cuerpo humano:
¿De quién son los lamentos? ¿De quién los pesares?
¿De quién son los pleitos? ¿De quién las quejas?
¿De quién son las heridas gratuitas?
¿De quién los ojos morados?
¡Del que no suelta la botella de vino
ni deja de probar licores!
No te fijes en lo rojo que es el vino,
ni en cómo brilla en la copa,
ni en la suavidad con que se desliza;
porque acaba mordiendo como serpiente
y envenenando como víbora.2
1Héctor Gaitán Alfaro, La calle donde tú vives, Tomo 2, 2a. ed. (Ciudad de Guatemala: Litografías Modernas, 1989), pp. 33-35.
2Pr 23:29-32
lunes, 14 de noviembre de 2011
«NO ME VALORA LO SUFICIENTE PARA... CASARSE CONMIGO»
«Hace casi dos años comencé a tener relaciones sexuales con mi novio. Actualmente estoy embarazada, y aunque antes de estarlo él habló con mi mamá con respecto a casarnos, ahora pone cualquier excusa para evitarlo....
»Me siento muy mal. Quisiera dejarlo, pero lo amo y siento que él [me ama] a mí [también] a pesar de su actitud. Pero mi dignidad se siente burlada. Siento que no me valora lo suficiente para afirmarse y casarse conmigo. Yo no le toco el tema, para evitar discusiones. ¿Qué debo hacer?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Su corazón le dice una cosa, y su cerebro, otra completamente diferente. ¿En cuál de los dos debe confiar? Esta es la pregunta que confunde a muchos, a tal grado que a la postre toman la decisión indebida. Luego nos escriben pidiéndonos un consejo acerca de cómo escapar de la situación imposible en que se han metido....
»Su novio le dijo a usted que la quería, y hasta consideró el matrimonio, pero ahora ha cambiado de parecer. ¡Huya de él como si fuera una plaga! Casarse con él a estas alturas, o quedarse con él sin casarse, es lo peor que usted pudiera hacer. Resultaría en un futuro en que él la dejara a usted en casa cuidando a una pequeña criatura mientras él sale con sus amigos. Posteriormente él pudiera hasta mantener una relación con otra mujer con la que tuviera otros hijos, y entonces usted se encontraría en una situación realmente difícil....
»El primer paso que debe dar es, de por sí, bastante difícil: separarse definitivamente de su novio. Pero el siguiente paso es aún más difícil. ¿Está usted preparada para cuidar sola a su bebé? ¿Tiene un empleo que le producirá lo suficiente para el sustento de los dos? ¿Tiene a alguien a quien podrá confiarle el cuidado de su bebé? Si la respuesta a estas preguntas es negativa, entonces le recomendamos que tome la opción más amorosa que tiene una madre en sus circunstancias, la de permitir que alguna pareja adopte a su bebé. Hay miles de matrimonios sin hijos que le ruegan a Dios todos los días que les conceda un hijo. Alguno de ellos puede darle a su bebé todo lo que usted probablemente no pueda darle, ante todo, una mamá y un papá que se quieren mutuamente y que anhelan tener un hijo.
»La Biblia enseña que no debemos tener relaciones sexuales antes de casarnos con la persona que es el objeto de nuestro amor. No se trata de que Dios sea un aguafiestas extraterrestre. Al contrario, Él estableció esa regla para salvar a mujeres como usted y a bebés como el suyo de un sombrío futuro sin esposo o padre que forme parte de su vida. Cualesquiera que sean las otras decisiones que usted tome, prométase a sí misma que jamás volverá a tener relaciones sexuales con un hombre que no sea su esposo amado. Con sólo cumplir esa promesa se evitará indecible amargura en el futuro.
»Le deseamos lo mejor,
»Me siento muy mal. Quisiera dejarlo, pero lo amo y siento que él [me ama] a mí [también] a pesar de su actitud. Pero mi dignidad se siente burlada. Siento que no me valora lo suficiente para afirmarse y casarse conmigo. Yo no le toco el tema, para evitar discusiones. ¿Qué debo hacer?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»Su corazón le dice una cosa, y su cerebro, otra completamente diferente. ¿En cuál de los dos debe confiar? Esta es la pregunta que confunde a muchos, a tal grado que a la postre toman la decisión indebida. Luego nos escriben pidiéndonos un consejo acerca de cómo escapar de la situación imposible en que se han metido....
»Su novio le dijo a usted que la quería, y hasta consideró el matrimonio, pero ahora ha cambiado de parecer. ¡Huya de él como si fuera una plaga! Casarse con él a estas alturas, o quedarse con él sin casarse, es lo peor que usted pudiera hacer. Resultaría en un futuro en que él la dejara a usted en casa cuidando a una pequeña criatura mientras él sale con sus amigos. Posteriormente él pudiera hasta mantener una relación con otra mujer con la que tuviera otros hijos, y entonces usted se encontraría en una situación realmente difícil....
»El primer paso que debe dar es, de por sí, bastante difícil: separarse definitivamente de su novio. Pero el siguiente paso es aún más difícil. ¿Está usted preparada para cuidar sola a su bebé? ¿Tiene un empleo que le producirá lo suficiente para el sustento de los dos? ¿Tiene a alguien a quien podrá confiarle el cuidado de su bebé? Si la respuesta a estas preguntas es negativa, entonces le recomendamos que tome la opción más amorosa que tiene una madre en sus circunstancias, la de permitir que alguna pareja adopte a su bebé. Hay miles de matrimonios sin hijos que le ruegan a Dios todos los días que les conceda un hijo. Alguno de ellos puede darle a su bebé todo lo que usted probablemente no pueda darle, ante todo, una mamá y un papá que se quieren mutuamente y que anhelan tener un hijo.
»La Biblia enseña que no debemos tener relaciones sexuales antes de casarnos con la persona que es el objeto de nuestro amor. No se trata de que Dios sea un aguafiestas extraterrestre. Al contrario, Él estableció esa regla para salvar a mujeres como usted y a bebés como el suyo de un sombrío futuro sin esposo o padre que forme parte de su vida. Cualesquiera que sean las otras decisiones que usted tome, prométase a sí misma que jamás volverá a tener relaciones sexuales con un hombre que no sea su esposo amado. Con sólo cumplir esa promesa se evitará indecible amargura en el futuro.
»Le deseamos lo mejor,
martes, 8 de noviembre de 2011
«NADA PODÍAN CONTRA EL AMOR DE AQUELLA PRIMA»
«Cuando tenía unos seis años, una prima casadera andaba en amores con su pretendiente. Buena parte de la familia no lo quería:
»—Yo no sé qué le habrá visto esta a semejante vago. ¡Feyo, bolo y acabado! ¡Bonita vida la que le va a dar!
»Pero ella no se amilanaba. Descendiente de una colección de abuelas, madres y tías, matronas acostumbradas a hacer lo que su real gana les pidiera, había decidido noviar con el rechazado, a pesar de los torrentes de amenazas y críticas que se le desplomaran.
»Si había una fiesta, la prima se las arreglaba para que unas compañeras del colegio la fueran a buscar a la casa y, ante el compromiso del tumulto, nadie pudiera objetar la salida. Si había [alguna función], la prima ofrecía cooperación para que los organizadores le encomendaran las actividades más variadas. Si había algún velorio, la prima se ofrecía como primera rezadora o cantadora, y nadie era capaz de objetar el piadoso oficio....
»En fin, si había lo que hubiese, la prima siempre encontraba ocasión para enrolarse en el asunto y, entre vueltas y revueltas, verse y darse sus roces con el galán.
»La madre ardía en vituperios y admoniciones, porque siempre había algún lenguaraz que corría a la casa con detalles espeluznantes:
»—Allá iba ese hombre con la muchacha. A saber con qué intenciones anda....
»—¡Allá está su muchachita, señora. Después no diga que no le vine a avisar....
»—¡El problema es de ella, no de ustedes! [—explotaba calentada la señora—]. ¡Metidos! ¡En todo están, menos en misa!
»Entonces, si mi abuela estaba presente, terciaba conciliadora:
»—Mejor dale permiso a ese hombre de que llegue a la casa....
»—¡Antes, muerta! ¡¡Para que ese... entre en mi casa, tiene que volver el diluvio universal!!
»—Entonces, atenete a las consecuencias....
»... Pero todas las argucias y cercos de la madre nada podían contra el amor de aquella prima por su escuálido caballero, por quien habría sido capaz de lanzarse sobre cercos y tejados.... Por nada de este mundo hubiera estado dispuesta a dejar de quererlo....
»Campante y rasante, a la prima no la detenía nadie.»1
En cierto sentido, la conducta de esa prima del escritor salvadoreño Francisco Andrés Escobar que él describe en su obra titulada El país de donde vengo se parece a la de quien acaba de enamorarse de Cristo. Para tal persona, no hay ocasión ni momento alguno en que deje de pensar en Cristo o de querer estar con Él. Pero gracias a Dios, a diferencia de la madre de la prima del autor, Él desea, como Padre celestial, que pasemos todo el tiempo necesario para llegar a conocer mejor a su Hijo Jesucristo.
Más vale, entonces, que aprovechemos toda oportunidad que tengamos para pasar tiempo con Cristo y llegar a conocerlo y saber lo mucho que nos ama. Pues de hacerlo así, comprenderemos que Él nos amó primero para que le correspondamos ese amor, y que espera que nos esforcemos por mantener encendida la llama del primer amor, de modo que no tenga por qué reprocharnos el haberlo perdido.2
1Francisco Andrés Escobar, El país de donde vengo (San Salvador: UCA Editores, 2006), pp. 249-50.
21Jn 4:16,19; Ap 2:4
»—Yo no sé qué le habrá visto esta a semejante vago. ¡Feyo, bolo y acabado! ¡Bonita vida la que le va a dar!
»Pero ella no se amilanaba. Descendiente de una colección de abuelas, madres y tías, matronas acostumbradas a hacer lo que su real gana les pidiera, había decidido noviar con el rechazado, a pesar de los torrentes de amenazas y críticas que se le desplomaran.
»Si había una fiesta, la prima se las arreglaba para que unas compañeras del colegio la fueran a buscar a la casa y, ante el compromiso del tumulto, nadie pudiera objetar la salida. Si había [alguna función], la prima ofrecía cooperación para que los organizadores le encomendaran las actividades más variadas. Si había algún velorio, la prima se ofrecía como primera rezadora o cantadora, y nadie era capaz de objetar el piadoso oficio....
»En fin, si había lo que hubiese, la prima siempre encontraba ocasión para enrolarse en el asunto y, entre vueltas y revueltas, verse y darse sus roces con el galán.
»La madre ardía en vituperios y admoniciones, porque siempre había algún lenguaraz que corría a la casa con detalles espeluznantes:
»—Allá iba ese hombre con la muchacha. A saber con qué intenciones anda....
»—¡Allá está su muchachita, señora. Después no diga que no le vine a avisar....
»—¡El problema es de ella, no de ustedes! [—explotaba calentada la señora—]. ¡Metidos! ¡En todo están, menos en misa!
»Entonces, si mi abuela estaba presente, terciaba conciliadora:
»—Mejor dale permiso a ese hombre de que llegue a la casa....
»—¡Antes, muerta! ¡¡Para que ese... entre en mi casa, tiene que volver el diluvio universal!!
»—Entonces, atenete a las consecuencias....
»... Pero todas las argucias y cercos de la madre nada podían contra el amor de aquella prima por su escuálido caballero, por quien habría sido capaz de lanzarse sobre cercos y tejados.... Por nada de este mundo hubiera estado dispuesta a dejar de quererlo....
»Campante y rasante, a la prima no la detenía nadie.»1
En cierto sentido, la conducta de esa prima del escritor salvadoreño Francisco Andrés Escobar que él describe en su obra titulada El país de donde vengo se parece a la de quien acaba de enamorarse de Cristo. Para tal persona, no hay ocasión ni momento alguno en que deje de pensar en Cristo o de querer estar con Él. Pero gracias a Dios, a diferencia de la madre de la prima del autor, Él desea, como Padre celestial, que pasemos todo el tiempo necesario para llegar a conocer mejor a su Hijo Jesucristo.
Más vale, entonces, que aprovechemos toda oportunidad que tengamos para pasar tiempo con Cristo y llegar a conocerlo y saber lo mucho que nos ama. Pues de hacerlo así, comprenderemos que Él nos amó primero para que le correspondamos ese amor, y que espera que nos esforcemos por mantener encendida la llama del primer amor, de modo que no tenga por qué reprocharnos el haberlo perdido.2
1Francisco Andrés Escobar, El país de donde vengo (San Salvador: UCA Editores, 2006), pp. 249-50.
21Jn 4:16,19; Ap 2:4
«ME ENAMORÉ Y... TIRÉ TODO LO QUE... HABÍA CONSTRUIDO»
«Yo era un hombre completo, es decir, con sueños e ilusiones para complementarlos con una familia maravillosa: una esposa fiel, abnegada y solidaria, y dos hijos que desde que nacieron llenaron mi vida. Sin embargo, conocí a una mujer de la cual me enamoré, y en poco tiempo me ilusioné, tiré todo lo que con mucho esfuerzo había construido en el pasado y decidí vivir con esta segunda mujer....
»Hoy me encuentro solo con mis hijos, pues ella nos abandonó, sin mayores explicaciones. La madre biológica de mis hijos se encuentra [fuera de mi país], y no me queda más que enfrentar una realidad muy dura....»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Nos entristece que usted y sus hijos estén experimentando estas dificultades. Usted tomó una decisión equivocada, y ahora no sólo usted sino también sus hijos tienen que afrontar las consecuencias. Pero usted no es el único que ha tomado una mala decisión que ha trastornado su vida. Todos hemos errado en algunas decisiones que nos han llevado a quebrantar la ley de Dios. Dios nos perdonará si le pedimos que lo haga, pero aun así tendremos que afrontar las consecuencias al levantarnos cada mañana. Dios nos absuelve de todo nuestro pecado, pero no nos libra de las consecuencias.
»... Un alto porcentaje de los padres y de las madres de este mundo son solteros, y en la mayoría de los casos no se debe a que hayan escogido vivir sin un cónyuge.... Pero el disfrute de la vida en compañía de sus hijos, contribuyendo a orientar su porvenir y proveyéndoles un hogar estable y tranquilo, les da a estos padres y a estas madres un motivo por el cual vale la pena seguir luchando día tras día, aun cuando las pruebas parezcan abrumadoras.
»Recuerde que sus hijos no hicieron nada para merecer esto. Ellos fueron víctimas del error suyo. Usted nunca podrá compensarlos por el daño que han sufrido, pero sí puede fijarse como meta darles el amor y la estabilidad que tanto necesitan. Si usted se concentrara todos los días en su propia tristeza y soledad, con eso nada más agravaría el dolor que ellos ya han experimentado. Sus hijos necesitan a un padre que se proponga ante todo proporcionarles un hogar con un ambiente feliz y saludable.
»El apóstol Pablo le ofrece el siguiente consejo: “Padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.”1 ¿Cómo puede usted hacer esto? Ante todo, pídale perdón a Dios. Luego reconozca ante sus hijos que usted ha pecado contra Dios y contra ellos. Dígales que está muy arrepentido de ese pecado y que le ha pedido a Dios que lo perdone. Y por último, pídales a ellos que lo perdonen por el sufrimiento que usted les ha causado. Haga de este el punto de partida para aprender usted mismo, y luego para enseñarles a sus hijos, lo acertado que es obedecer la ley de Dios.
»Le deseamos un hogar feliz,
1Ef 6:4
»Hoy me encuentro solo con mis hijos, pues ella nos abandonó, sin mayores explicaciones. La madre biológica de mis hijos se encuentra [fuera de mi país], y no me queda más que enfrentar una realidad muy dura....»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Nos entristece que usted y sus hijos estén experimentando estas dificultades. Usted tomó una decisión equivocada, y ahora no sólo usted sino también sus hijos tienen que afrontar las consecuencias. Pero usted no es el único que ha tomado una mala decisión que ha trastornado su vida. Todos hemos errado en algunas decisiones que nos han llevado a quebrantar la ley de Dios. Dios nos perdonará si le pedimos que lo haga, pero aun así tendremos que afrontar las consecuencias al levantarnos cada mañana. Dios nos absuelve de todo nuestro pecado, pero no nos libra de las consecuencias.
»... Un alto porcentaje de los padres y de las madres de este mundo son solteros, y en la mayoría de los casos no se debe a que hayan escogido vivir sin un cónyuge.... Pero el disfrute de la vida en compañía de sus hijos, contribuyendo a orientar su porvenir y proveyéndoles un hogar estable y tranquilo, les da a estos padres y a estas madres un motivo por el cual vale la pena seguir luchando día tras día, aun cuando las pruebas parezcan abrumadoras.
»Recuerde que sus hijos no hicieron nada para merecer esto. Ellos fueron víctimas del error suyo. Usted nunca podrá compensarlos por el daño que han sufrido, pero sí puede fijarse como meta darles el amor y la estabilidad que tanto necesitan. Si usted se concentrara todos los días en su propia tristeza y soledad, con eso nada más agravaría el dolor que ellos ya han experimentado. Sus hijos necesitan a un padre que se proponga ante todo proporcionarles un hogar con un ambiente feliz y saludable.
»El apóstol Pablo le ofrece el siguiente consejo: “Padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.”1 ¿Cómo puede usted hacer esto? Ante todo, pídale perdón a Dios. Luego reconozca ante sus hijos que usted ha pecado contra Dios y contra ellos. Dígales que está muy arrepentido de ese pecado y que le ha pedido a Dios que lo perdone. Y por último, pídales a ellos que lo perdonen por el sufrimiento que usted les ha causado. Haga de este el punto de partida para aprender usted mismo, y luego para enseñarles a sus hijos, lo acertado que es obedecer la ley de Dios.
»Le deseamos un hogar feliz,
1Ef 6:4
DORMIDO EN LA TORRE DE CONTROL
Uno tras otro, los grandes aviones fueron aterrizando en el aeropuerto. Hacía buen tiempo, y las señales de radio y las luces de aterrizaje funcionaban como debían. Las instrucciones emitidas desde la torre de control del aeropuerto de Ankara, Turquía, eran claras. Fue así como aterrizaron dieciséis aviones esa noche entre las 0 horas y las 6 de la mañana.
Sin embargo, el controlador aéreo Guclu Cevik, que sufría de narcolepsia, había estado dormido la mayor parte del tiempo. Semidormido, había dado, mecánicamente, las instrucciones. Por suerte y de milagro, no ocurrió ningún accidente.
Es terrible cuando, por obligación del cargo o del oficio, el que tiene que estar bien despierto y alerta se duerme en su trabajo.
¿Qué le puede pasar a un autobús repleto de pasajeros, que anda por un camino montañoso, si el chofer se duerme? ¿Qué le puede pasar a un barco ballenero que se arriesga en un mar turbulento, plagado de témpanos de hielo, si el timonel se duerme?
Los centinelas que vigilan el cuartel no deben dormirse. Los agentes de policía que cuidan el vecindario no deben dormirse. Las enfermeras que, en la unidad de cuidados intensivos, controlan los aparatos que regulan los signos vitales no deben dormirse.
Por lo mismo, un padre que tiene hijos pequeños y adolescentes tampoco debe dormirse. Los traficantes de drogas saben cómo iniciar a un joven en la nefanda adicción de marihuana y cocaína. Los programas de televisión saben cómo incitar al incauto en la pornografía y el crimen. Detrás de cada amigo ocasional puede esconderse un secuestrador de mentes, de corazones y de vidas.
Descuidarse en la educación moral, especialmente de los hijos pequeños, es dormirse cuando más necesitan ellos un padre alerta. Permitir que los hijos se críen por su cuenta, sin dirección, sin escuela, sin iglesia y sin Dios, es entregarlos en manos de ladrones del alma, que listos están para chuparse la última gota de sangre moral y espiritual.
Si los que somos padres o madres queremos hijos inteligentes, sanos, limpios y con valores morales, debemos vigilar con celo constante sus actividades. Por todos lados hay peligrosas tentaciones que llaman a los jóvenes con una atracción casi irresistible, y únicamente con un fuerte respaldo hogareño podrán ellos vencer esas tentaciones.
Quien nos ayudará a velar por nuestros hijos es Jesucristo, el Señor viviente. Invitémoslo a vivir en nuestro corazón, de modo que forme parte de nuestra vida y de nuestro hogar.
Sin embargo, el controlador aéreo Guclu Cevik, que sufría de narcolepsia, había estado dormido la mayor parte del tiempo. Semidormido, había dado, mecánicamente, las instrucciones. Por suerte y de milagro, no ocurrió ningún accidente.
Es terrible cuando, por obligación del cargo o del oficio, el que tiene que estar bien despierto y alerta se duerme en su trabajo.
¿Qué le puede pasar a un autobús repleto de pasajeros, que anda por un camino montañoso, si el chofer se duerme? ¿Qué le puede pasar a un barco ballenero que se arriesga en un mar turbulento, plagado de témpanos de hielo, si el timonel se duerme?
Los centinelas que vigilan el cuartel no deben dormirse. Los agentes de policía que cuidan el vecindario no deben dormirse. Las enfermeras que, en la unidad de cuidados intensivos, controlan los aparatos que regulan los signos vitales no deben dormirse.
Por lo mismo, un padre que tiene hijos pequeños y adolescentes tampoco debe dormirse. Los traficantes de drogas saben cómo iniciar a un joven en la nefanda adicción de marihuana y cocaína. Los programas de televisión saben cómo incitar al incauto en la pornografía y el crimen. Detrás de cada amigo ocasional puede esconderse un secuestrador de mentes, de corazones y de vidas.
Descuidarse en la educación moral, especialmente de los hijos pequeños, es dormirse cuando más necesitan ellos un padre alerta. Permitir que los hijos se críen por su cuenta, sin dirección, sin escuela, sin iglesia y sin Dios, es entregarlos en manos de ladrones del alma, que listos están para chuparse la última gota de sangre moral y espiritual.
Si los que somos padres o madres queremos hijos inteligentes, sanos, limpios y con valores morales, debemos vigilar con celo constante sus actividades. Por todos lados hay peligrosas tentaciones que llaman a los jóvenes con una atracción casi irresistible, y únicamente con un fuerte respaldo hogareño podrán ellos vencer esas tentaciones.
Quien nos ayudará a velar por nuestros hijos es Jesucristo, el Señor viviente. Invitémoslo a vivir en nuestro corazón, de modo que forme parte de nuestra vida y de nuestro hogar.
«MI MAMÁ... NO QUIERE [A] MI BEBÉ»
«Tengo seis meses de embarazo, y mi esposo y yo vivimos con mi mamá en la casa que yo construí para ella.... Tenemos muchos problemas, ya que ella [se] pasa [el tiempo] dándonos órdenes y recordándonos día a día que la casa es de ella y que las cosas deben hacerse a su manera. Me dice que no quiere tener nada que ver con mi bebé cuando nazca, y eso me duele demasiado.
»Estamos pensando en mudarnos a otro lugar para que esto no afecte más mi embarazo. Pero yo soy su único sostén, ya que mis hermanos tienen su propia vida y no ven por ella. ¿Qué debemos hacer por el bien de ella y el de mi bebé, ya que estoy muy afectada y lloro mucho?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:»¡Felicitaciones! ¡Muy pronto va a ser mamá!...
»¡Qué bien que haya provisto un hogar en el que pudiera vivir su mamá! Usted de veras la ha honrado al cuidarla durante los últimos años. Ha obedecido el quinto mandamiento al sostenerla económicamente y al velar por su bienestar.
»Sin embargo, usted ahora es una mujer casada y hay un hijo al que debe cuidar y proteger. Ya es hora de que usted y su esposo preparen un hogar en el que haya paz y amorosa aceptación para su hijo. No hay duda de que su mamá le ha dado a entender que el hogar de ella no es el sitio donde deban vivir ustedes.
»Usted dice que sus hermanos “tienen su propia vida” y por lo tanto “no ven por ella”. ¿Acaso no debe usted también “tener su propia vida”? Convoque a sus hermanos a una reunión familiar e infórmeles que usted se está mudando.... Dígales que usted seguirá poniendo su parte, pero que no seguirá siendo la única persona responsable de ella.
»Un día Jesucristo estaba caminando junto al mar de Galilea, y vio a Jacobo y a Juan remendando las redes en su barca junto con su padre.1 La pesca era el negocio de la familia, y se esperaba que Jacobo y Juan ayudaran a sostener a su padre, Zebedeo, y que siguieran en su oficio. De modo que, cuando Jesús llamó a Jacobo y a Juan y los invitó a que se hicieran discípulos suyos, sin duda fue muy difícil para Zebedeo comprender eso, y tal vez sintiera que sus hijos lo estaban abandonando.
»¿Actuó Jesús de un modo insensible a la situación en que se encontraba Zebedeo? ¿Acaso estaba Jesús haciendo que Jacobo y Juan deshonraran a su padre? ¡De ninguna manera! Jesús enseñó mediante este ejemplo que el honrar a los padres no quiere decir que uno tenga que descuidar sus propias responsabilidades con el fin de cuidarlos a ellos. Dios el Padre tenía el plan de que Jacobo y Juan desempeñaran un papel importante en el ministerio de su Hijo Jesucristo, y Jesús sabía que el Padre celestial cuidaría al padre de ellos.
»... Dios espera que usted tome las decisiones acertadas a favor del hijo que va a nacer. Esperamos que tenga el tiempo necesario para establecer su propio hogar con su esposo antes de la llegada del pequeño.
»Le deseamos lo mejor,
1Mr 1:19-20
»Estamos pensando en mudarnos a otro lugar para que esto no afecte más mi embarazo. Pero yo soy su único sostén, ya que mis hermanos tienen su propia vida y no ven por ella. ¿Qué debemos hacer por el bien de ella y el de mi bebé, ya que estoy muy afectada y lloro mucho?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:»¡Felicitaciones! ¡Muy pronto va a ser mamá!...
»¡Qué bien que haya provisto un hogar en el que pudiera vivir su mamá! Usted de veras la ha honrado al cuidarla durante los últimos años. Ha obedecido el quinto mandamiento al sostenerla económicamente y al velar por su bienestar.
»Sin embargo, usted ahora es una mujer casada y hay un hijo al que debe cuidar y proteger. Ya es hora de que usted y su esposo preparen un hogar en el que haya paz y amorosa aceptación para su hijo. No hay duda de que su mamá le ha dado a entender que el hogar de ella no es el sitio donde deban vivir ustedes.
»Usted dice que sus hermanos “tienen su propia vida” y por lo tanto “no ven por ella”. ¿Acaso no debe usted también “tener su propia vida”? Convoque a sus hermanos a una reunión familiar e infórmeles que usted se está mudando.... Dígales que usted seguirá poniendo su parte, pero que no seguirá siendo la única persona responsable de ella.
»Un día Jesucristo estaba caminando junto al mar de Galilea, y vio a Jacobo y a Juan remendando las redes en su barca junto con su padre.1 La pesca era el negocio de la familia, y se esperaba que Jacobo y Juan ayudaran a sostener a su padre, Zebedeo, y que siguieran en su oficio. De modo que, cuando Jesús llamó a Jacobo y a Juan y los invitó a que se hicieran discípulos suyos, sin duda fue muy difícil para Zebedeo comprender eso, y tal vez sintiera que sus hijos lo estaban abandonando.
»¿Actuó Jesús de un modo insensible a la situación en que se encontraba Zebedeo? ¿Acaso estaba Jesús haciendo que Jacobo y Juan deshonraran a su padre? ¡De ninguna manera! Jesús enseñó mediante este ejemplo que el honrar a los padres no quiere decir que uno tenga que descuidar sus propias responsabilidades con el fin de cuidarlos a ellos. Dios el Padre tenía el plan de que Jacobo y Juan desempeñaran un papel importante en el ministerio de su Hijo Jesucristo, y Jesús sabía que el Padre celestial cuidaría al padre de ellos.
»... Dios espera que usted tome las decisiones acertadas a favor del hijo que va a nacer. Esperamos que tenga el tiempo necesario para establecer su propio hogar con su esposo antes de la llegada del pequeño.
»Le deseamos lo mejor,
1Mr 1:19-20
miércoles, 2 de noviembre de 2011
«NO DEBO DESOBEDECER A MI MAESTRA : UN FINAL TRAGICO»
Con mala ortografía y torpe letra el chico comenzó a escribir. Evidentemente el muchacho era rebelde e indisciplinado. Como castigo, la maestra le había asignado una tarea especial. Debía escribir, 300 veces, la frase: «No debo desobedecer a mi maestra.»
Se trataba de Jorge Licea, de origen mexicano. Estaba asistiendo a una escuela pública en la ciudad de Los Ángeles, California. Jorge escribió, y escribió, hasta el fin de la clase. Al día siguiente Jorge llegó temprano a la escuela, pero no se juntó con sus amigos. Estaba como confundido y melancólico.
Quieto y sombrío, se detuvo en la puerta de su aula y comenzó a llorar. Luego, ante el espanto de sus compañeros, sacó de su bolsillo un revólver, se lo puso a la sien y apretó el gatillo. Jorge Licea tenía diez años de edad.
Este caso conmovió a la gran ciudad. Terminada la investigación, se halló que la causa de la tragedia no era la tarea que la maestra le había dado. El castigo sólo hizo estallar una causa que era mucho más profunda que una simple tarea.
La causa, que procedía de la vida del muchacho, tenía que ver con su hogar. Allí estaba evidenciada la fórmula de siempre: pobreza, violencia, drogas, alcohol y maltrato. El niño vivía en un infierno. Con apenas diez años de edad, ya había aguantado todo lo que un ser humano es capaz de aguantar. Y como no vio salida alguna, optó por quitarse la vida.
Así es la vida de muchos niños y niñas en este mundo perdido y desviado en que vivimos. Quizá usted, mi querido joven, se encuentra en una situación parecida. Quizá la vida suya también sea un infierno. ¿Será eso todo lo que este mundo ofrece? La respuesta, positiva y categórica, es: «¡No!»
En cierta ocasión Jesucristo dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos» (Lucas 18:16). Cristo, el autor de la vida, tiene una compasión muy especial por todos los que sufren injustamente.
Permítanme una palabra a ustedes, padres. ¿Será el ambiente de su hogar uno que podría dar lugar a la confusión y al deterioro moral de sus hijos? Su hogar es el único albergue que ellos tienen, y la vida presente y futura de ellos será una copia exacta de lo que es el hogar suyo.
Invitemos a Cristo, queridos padres, a ser el Señor de nuestro hogar. Cuando él reina en el hogar, hay serenidad y madurez y juicio y paz. Sólo Cristo produce cordura y armonía. Él quiere salvar nuestro hogar. Permitámosle entrar.
Se trataba de Jorge Licea, de origen mexicano. Estaba asistiendo a una escuela pública en la ciudad de Los Ángeles, California. Jorge escribió, y escribió, hasta el fin de la clase. Al día siguiente Jorge llegó temprano a la escuela, pero no se juntó con sus amigos. Estaba como confundido y melancólico.
Quieto y sombrío, se detuvo en la puerta de su aula y comenzó a llorar. Luego, ante el espanto de sus compañeros, sacó de su bolsillo un revólver, se lo puso a la sien y apretó el gatillo. Jorge Licea tenía diez años de edad.
Este caso conmovió a la gran ciudad. Terminada la investigación, se halló que la causa de la tragedia no era la tarea que la maestra le había dado. El castigo sólo hizo estallar una causa que era mucho más profunda que una simple tarea.
La causa, que procedía de la vida del muchacho, tenía que ver con su hogar. Allí estaba evidenciada la fórmula de siempre: pobreza, violencia, drogas, alcohol y maltrato. El niño vivía en un infierno. Con apenas diez años de edad, ya había aguantado todo lo que un ser humano es capaz de aguantar. Y como no vio salida alguna, optó por quitarse la vida.
Así es la vida de muchos niños y niñas en este mundo perdido y desviado en que vivimos. Quizá usted, mi querido joven, se encuentra en una situación parecida. Quizá la vida suya también sea un infierno. ¿Será eso todo lo que este mundo ofrece? La respuesta, positiva y categórica, es: «¡No!»
En cierta ocasión Jesucristo dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos» (Lucas 18:16). Cristo, el autor de la vida, tiene una compasión muy especial por todos los que sufren injustamente.
Permítanme una palabra a ustedes, padres. ¿Será el ambiente de su hogar uno que podría dar lugar a la confusión y al deterioro moral de sus hijos? Su hogar es el único albergue que ellos tienen, y la vida presente y futura de ellos será una copia exacta de lo que es el hogar suyo.
Invitemos a Cristo, queridos padres, a ser el Señor de nuestro hogar. Cuando él reina en el hogar, hay serenidad y madurez y juicio y paz. Sólo Cristo produce cordura y armonía. Él quiere salvar nuestro hogar. Permitámosle entrar.
viernes, 28 de octubre de 2011
«SÓLO ERA CUESTIÓN DE TIEMPO PARA MATAR A MI PADRE»
«SÓLO ERA CUESTIÓN DE TIEMPO»
Voy a matar a mi padre —advirtió el joven de diecisiete años de edad.
Su amigo, también de diecisiete, le respondió, riéndose:
—No digas tonterías.
Y compartieron ambos un cigarrillo de marihuana.
—Voy a matar a mi padre —volvió a decirle el mismo joven al mismo amigo diez días después.
Así fue por varias semanas: siempre esa terrible declaración. Hasta que un martes 22 de febrero, Cristóbal Galván cumplió su intención. Mató de varios balazos a su padre Esteban Galván. Acto seguido, se mató él mismo. Fue así como se desarrolló este drama familiar, relatado escuetamente.
En más detalle, el muchacho, estudiante secundario, alto, rubio, bien parecido, vivía atormentado por problemas de personalidad. Además, era víctima del uso insensato de drogas como la marihuana, el crack y la heroína. Su madre había muerto de pena varios años atrás por el divorcio que había sufrido a manos de su padre, que era autoritario y exigente.
Ahí estaban el escenario y los elementos del drama, trágicamente dispuestos. Los personajes jugarían cada uno su papel impecablemente. ¿Qué era lo que hacía falta? El momento inevitable. El testimonio a la policía del amigo de Cristóbal, Jaime Carieri, lo explicaba todo: «Sólo era cuestión de tiempo.»
Aquí cabe hacernos la pregunta, franca y directa: ¿Será posible que se esté incubando en nuestro hogar un drama parecido? ¿Se estarán juntando los elementos letales que pueden desencadenar una tragedia? ¿Hay drogas en nuestra casa? ¿Hay licor? ¿Hay armas? ¿Hay irritación? ¿Hay encono? ¿Hay violencia?
Esos elementos, como hojas secas, se encienden con una sola chispa. La violencia suele estallar súbitamente sin que haya, al parecer, ninguna razón ni motivo. Y casi no hay hogar que esté inmune a ella.
¿Qué podemos hacer? ¿Cómo prevenimos una tragedia en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestra vida?
Lo cierto es que si no tenemos una relación íntima con el Señor Jesucristo, difícilmente tendremos la motivación para controlar esos momentos de crisis. Todos somos lo que es nuestro corazón. La Biblia dice: «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12:34). Todo lo que somos y todo lo que hacemos viene de las intenciones, buenas o malas, de nuestro corazón.
Cristo quiere darnos un nuevo corazón. Él quiere perdonarnos y bendecirnos. Démosle, hoy mismo, nuestra vida. A cada uno nos hará una nueva persona.
Voy a matar a mi padre —advirtió el joven de diecisiete años de edad.
Su amigo, también de diecisiete, le respondió, riéndose:
—No digas tonterías.
Y compartieron ambos un cigarrillo de marihuana.
—Voy a matar a mi padre —volvió a decirle el mismo joven al mismo amigo diez días después.
Así fue por varias semanas: siempre esa terrible declaración. Hasta que un martes 22 de febrero, Cristóbal Galván cumplió su intención. Mató de varios balazos a su padre Esteban Galván. Acto seguido, se mató él mismo. Fue así como se desarrolló este drama familiar, relatado escuetamente.
En más detalle, el muchacho, estudiante secundario, alto, rubio, bien parecido, vivía atormentado por problemas de personalidad. Además, era víctima del uso insensato de drogas como la marihuana, el crack y la heroína. Su madre había muerto de pena varios años atrás por el divorcio que había sufrido a manos de su padre, que era autoritario y exigente.
Ahí estaban el escenario y los elementos del drama, trágicamente dispuestos. Los personajes jugarían cada uno su papel impecablemente. ¿Qué era lo que hacía falta? El momento inevitable. El testimonio a la policía del amigo de Cristóbal, Jaime Carieri, lo explicaba todo: «Sólo era cuestión de tiempo.»
Aquí cabe hacernos la pregunta, franca y directa: ¿Será posible que se esté incubando en nuestro hogar un drama parecido? ¿Se estarán juntando los elementos letales que pueden desencadenar una tragedia? ¿Hay drogas en nuestra casa? ¿Hay licor? ¿Hay armas? ¿Hay irritación? ¿Hay encono? ¿Hay violencia?
Esos elementos, como hojas secas, se encienden con una sola chispa. La violencia suele estallar súbitamente sin que haya, al parecer, ninguna razón ni motivo. Y casi no hay hogar que esté inmune a ella.
¿Qué podemos hacer? ¿Cómo prevenimos una tragedia en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestra vida?
Lo cierto es que si no tenemos una relación íntima con el Señor Jesucristo, difícilmente tendremos la motivación para controlar esos momentos de crisis. Todos somos lo que es nuestro corazón. La Biblia dice: «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12:34). Todo lo que somos y todo lo que hacemos viene de las intenciones, buenas o malas, de nuestro corazón.
Cristo quiere darnos un nuevo corazón. Él quiere perdonarnos y bendecirnos. Démosle, hoy mismo, nuestra vida. A cada uno nos hará una nueva persona.
sábado, 22 de octubre de 2011
«PELÍCULAS PROHIBIDAS PORQUE SON PORNOGRAFIA»
«PELÍCULAS PROHIBIDAS»
«Tengo un hijo de diecisiete. He tratado de protegerlo de todo. Hubo una etapa de mi vida en la que no sentía deseos de estar con mi esposo sexualmente. Él trajo a casa unas películas prohibidas y las puso en nuestra habitación. Mi hijo entró y las tomó, sin saber lo que eran.
»Lo peor es que yo vine a darme cuenta un año después. Aunque [mi hijo] dice que no las vio, su actitud cambió. Yo me sentí devastada....
»¿Cómo le explico por qué teníamos esto en casa?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¡Qué triste que haya tantas lecciones que aprendemos cuando ya es muy tarde! Esperamos que su caso les sirva a otros padres no sólo de advertencia sino también de estímulo para librar su hogar, sus automóviles y sus oficinas de todo lo que no quieran que vean sus hijos.
»En el caso suyo, hay dos asuntos diferentes que debemos considerar. En primer lugar, su hijo ya tiene edad suficiente como para comprender que es normal y saludable que los cónyuges disfruten de intimidad sexual. Si bien esa intimidad no es un tema que se trate con toda la familia, eso no quiere decir que sea motivo para avergonzarse. Es un tema privado, pero no un secreto.
»En cambio, los videos sí eran un secreto. La forma en que nos hizo la pregunta nos indica que usted comprende lo destructiva que es la pornografía, y que, además del peligro que representa para su hijo, a él lo pone en una situación embarazosa saber que su padre tiene tales videos.
»La mejor solución es que su esposo tenga una conversación, de hombre a hombre, con su hijo, no para hablar acerca de la vida íntima de ustedes como pareja, sino para decirle en confianza que lamentablemente cedió a la tentación durante una etapa difícil de su vida, y a eso se debió que él llevara esos videos a su hogar. Ahora se arrepiente de haberlos llevado y ha decidido no volver a caer en esa tentación. Le aseguramos que, habiendo cumplido los diecisiete años, su hijo ya comprende muy bien lo que es la tentación sexual, de modo que va a entender lo que le diga su papá. Así su esposo tendrá la oportunidad de hablar con su hijo acerca del peligro de la pornografía y de cómo puede convertirse en un vicio con la posibilidad de destruir relaciones normales y saludables. Y podrá también aprovechar la oportunidad para abordar el tema de la pureza sexual de su hijo así como la función positiva que tiene el acto sexual dentro de la relación conyugal.
»Nuestros hijos saben que no somos perfectos. Por eso nos respetan más cuando reconocemos nuestros errores y nos valemos de la oportunidad para contarles las lecciones que hemos aprendido a causa de esos errores. Si, por el contrario, la pena o la vergüenza que sentimos nos lleva a mentirles, tarde o temprano nuestros hijos perderán parte del respeto que nos han tenido.
»¡Aproveche al máximo esta oportunidad para relacionarse con su hijo y enseñarle valores morales!
«Tengo un hijo de diecisiete. He tratado de protegerlo de todo. Hubo una etapa de mi vida en la que no sentía deseos de estar con mi esposo sexualmente. Él trajo a casa unas películas prohibidas y las puso en nuestra habitación. Mi hijo entró y las tomó, sin saber lo que eran.
»Lo peor es que yo vine a darme cuenta un año después. Aunque [mi hijo] dice que no las vio, su actitud cambió. Yo me sentí devastada....
»¿Cómo le explico por qué teníamos esto en casa?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»¡Qué triste que haya tantas lecciones que aprendemos cuando ya es muy tarde! Esperamos que su caso les sirva a otros padres no sólo de advertencia sino también de estímulo para librar su hogar, sus automóviles y sus oficinas de todo lo que no quieran que vean sus hijos.
»En el caso suyo, hay dos asuntos diferentes que debemos considerar. En primer lugar, su hijo ya tiene edad suficiente como para comprender que es normal y saludable que los cónyuges disfruten de intimidad sexual. Si bien esa intimidad no es un tema que se trate con toda la familia, eso no quiere decir que sea motivo para avergonzarse. Es un tema privado, pero no un secreto.
»En cambio, los videos sí eran un secreto. La forma en que nos hizo la pregunta nos indica que usted comprende lo destructiva que es la pornografía, y que, además del peligro que representa para su hijo, a él lo pone en una situación embarazosa saber que su padre tiene tales videos.
»La mejor solución es que su esposo tenga una conversación, de hombre a hombre, con su hijo, no para hablar acerca de la vida íntima de ustedes como pareja, sino para decirle en confianza que lamentablemente cedió a la tentación durante una etapa difícil de su vida, y a eso se debió que él llevara esos videos a su hogar. Ahora se arrepiente de haberlos llevado y ha decidido no volver a caer en esa tentación. Le aseguramos que, habiendo cumplido los diecisiete años, su hijo ya comprende muy bien lo que es la tentación sexual, de modo que va a entender lo que le diga su papá. Así su esposo tendrá la oportunidad de hablar con su hijo acerca del peligro de la pornografía y de cómo puede convertirse en un vicio con la posibilidad de destruir relaciones normales y saludables. Y podrá también aprovechar la oportunidad para abordar el tema de la pureza sexual de su hijo así como la función positiva que tiene el acto sexual dentro de la relación conyugal.
»Nuestros hijos saben que no somos perfectos. Por eso nos respetan más cuando reconocemos nuestros errores y nos valemos de la oportunidad para contarles las lecciones que hemos aprendido a causa de esos errores. Si, por el contrario, la pena o la vergüenza que sentimos nos lleva a mentirles, tarde o temprano nuestros hijos perderán parte del respeto que nos han tenido.
»¡Aproveche al máximo esta oportunidad para relacionarse con su hijo y enseñarle valores morales!
NIÑOS QUE DICEN MALAS PALABRAS: ¿QUE HACER?
Los niños imitan lo bueno y lo malo que escuchan y ven. La influencia que se recibe en el hogar es la primera y la más importante.
Los adultos no pueden evadir la responsabilidad que tienen cuando los hijos comienzan a crecer. Una vez empiezan a expandir su mundo social, se van enriqueciendo o contaminando con diferentes comentarios y acciones.
En el colegio, con los amigos, diferentes integrantes de la familia y la televisión pueden influir negativamente en el desarrollo de los pequeños, pero esto no dejará de ocurrir ya que siempre estarán expuestos a diversas personas y conductas.
Lo que hay que lograr es hablar con ellos adecuadamente hasta que puedan entender que decir malas palabras no está bien.
Es conveniente que los padres comprendan que las malas palabras que mencionan los pequeños, pueden causar sorpresa e impresión y justamente son estas sensaciones las que otorgan poder a los niños.
La primera impresión es castigarlos o regañarlos y en el peor de los casos, felicitarlos o reírse por lo que acaban de escuchar, pero lo más acertado es que lejos de asombrarse, los padres tienen que hablar lo más tranquilamente posible con los hijos hasta que comprendan que lo que mencionan es inadecuado.
Cómo lograr que los niños dejen de decir malas palabras:
Hay que lograr que la mención de los vocablos inapropiados no se transforme en un hábito ya que si esto ocurre serán mucho más complejos de erradicar.
El ejemplo es fundamental. Si en la casa no se dicen malas palabras será más difícil que el niño las diga.
Las escuchará fuera de su entorno primario, pero esto no será motivo para que el niño las vaya mencionando por ahí o se acostumbre a disiparlas por todos lados.
Si por algún motivo, los padres o adultos que estén ante la presencia del niño dicen una palabra desacertada, lo más conveniente es que pidan disculpas.
Si el pequeño ya es algo mayor y repite constantemente alguna palabra en particular, lo mejor es explicarle el significado para que entiendan lo que están diciendo y ya no la vuelvan a mencionar.
Hay que enseñarle al niño a decir lo mismo, pero con otras palabras. Buscar sinónimos que expresen lo mismo. Todo esto debe poder llevarse a cabo con calma y de la mejor manera posible.
Si se exageran las reacciones y se le da mucha importancia a la situación, el niño tendrá el poder y quedará disminuida la autoridad de los padres.
Si el pequeño dice malas palabras en público, lo mejor es esperar a estar a solas con él para poder explicarle que está mal su manera de expresarse.
Hay que hacerle ver que hay otros modos de comunicarse y que son mucho más favorables tanto para él como para la gente que lo está escuchando.
Si aún así el niño sigue repitiendo vocablos inadecuados, es probable que haya que comenzar a establecer ciertas reglas.
Cada vez que reitere una mala palabra hay que explicarle que se le retirará un beneficio: dejarlo sin televisión, prohibirle el uso del ordenador o impedirle salir a jugar con los amigos. Seguramente, poco a poco el pequeño irá entendiendo y adaptándose a los buenos hábitos.
Es conveniente que esta mala costumbre se pueda erradicar lo antes posible, ya que si los niños se hacen mayores y siguen ampliando el repertorio de palabras inapropiadas, será mucho más difícil poder revertir este comportamiento.
Algunas de las causas por las cuales un niño puede llegar a decir malas palabras:
Para ser aceptados en un grupo
Para llamar la atención
Para expresar frustración y enojo
Para sentir que tienen poder
Para demostrar que son grandes o más grandes de lo que parecen
Porque creen que es una conducta adecuada al ver que sus comentarios son festejados y no corregidos.
Estar atento ante estas señales es importante para establecer si hay algo de fondo que pueda estar perturbando la tranquilidad del niño.
El desahogarse mediante la exteriorización de este mal hábito puede ser una manera de reflejar algún inconveniente en particular que es mejor intentar descifrar lo antes posible.
Si las malas palabras son esporádicas, seguramente dejen de producirse antes de tiempo. Lo fundamental es no darles demasiada importancia para no crear una falsa seguridad en los más pequeños.
A medida que se va transformando la conducta del niño, hay que estimularlo y felicitarlo. Es importante que el pequeño pueda saber lo que está bien y lo que está mal y que se le haga un cumplido cuando se comporta adecuadamente.
Los adultos no pueden evadir la responsabilidad que tienen cuando los hijos comienzan a crecer. Una vez empiezan a expandir su mundo social, se van enriqueciendo o contaminando con diferentes comentarios y acciones.
En el colegio, con los amigos, diferentes integrantes de la familia y la televisión pueden influir negativamente en el desarrollo de los pequeños, pero esto no dejará de ocurrir ya que siempre estarán expuestos a diversas personas y conductas.
Lo que hay que lograr es hablar con ellos adecuadamente hasta que puedan entender que decir malas palabras no está bien.
Es conveniente que los padres comprendan que las malas palabras que mencionan los pequeños, pueden causar sorpresa e impresión y justamente son estas sensaciones las que otorgan poder a los niños.
La primera impresión es castigarlos o regañarlos y en el peor de los casos, felicitarlos o reírse por lo que acaban de escuchar, pero lo más acertado es que lejos de asombrarse, los padres tienen que hablar lo más tranquilamente posible con los hijos hasta que comprendan que lo que mencionan es inadecuado.
Cómo lograr que los niños dejen de decir malas palabras:
Hay que lograr que la mención de los vocablos inapropiados no se transforme en un hábito ya que si esto ocurre serán mucho más complejos de erradicar.
El ejemplo es fundamental. Si en la casa no se dicen malas palabras será más difícil que el niño las diga.
Las escuchará fuera de su entorno primario, pero esto no será motivo para que el niño las vaya mencionando por ahí o se acostumbre a disiparlas por todos lados.
Si por algún motivo, los padres o adultos que estén ante la presencia del niño dicen una palabra desacertada, lo más conveniente es que pidan disculpas.
Si el pequeño ya es algo mayor y repite constantemente alguna palabra en particular, lo mejor es explicarle el significado para que entiendan lo que están diciendo y ya no la vuelvan a mencionar.
Hay que enseñarle al niño a decir lo mismo, pero con otras palabras. Buscar sinónimos que expresen lo mismo. Todo esto debe poder llevarse a cabo con calma y de la mejor manera posible.
Si se exageran las reacciones y se le da mucha importancia a la situación, el niño tendrá el poder y quedará disminuida la autoridad de los padres.
Si el pequeño dice malas palabras en público, lo mejor es esperar a estar a solas con él para poder explicarle que está mal su manera de expresarse.
Hay que hacerle ver que hay otros modos de comunicarse y que son mucho más favorables tanto para él como para la gente que lo está escuchando.
Si aún así el niño sigue repitiendo vocablos inadecuados, es probable que haya que comenzar a establecer ciertas reglas.
Cada vez que reitere una mala palabra hay que explicarle que se le retirará un beneficio: dejarlo sin televisión, prohibirle el uso del ordenador o impedirle salir a jugar con los amigos. Seguramente, poco a poco el pequeño irá entendiendo y adaptándose a los buenos hábitos.
Es conveniente que esta mala costumbre se pueda erradicar lo antes posible, ya que si los niños se hacen mayores y siguen ampliando el repertorio de palabras inapropiadas, será mucho más difícil poder revertir este comportamiento.
Algunas de las causas por las cuales un niño puede llegar a decir malas palabras:
Para ser aceptados en un grupo
Para llamar la atención
Para expresar frustración y enojo
Para sentir que tienen poder
Para demostrar que son grandes o más grandes de lo que parecen
Porque creen que es una conducta adecuada al ver que sus comentarios son festejados y no corregidos.
Estar atento ante estas señales es importante para establecer si hay algo de fondo que pueda estar perturbando la tranquilidad del niño.
El desahogarse mediante la exteriorización de este mal hábito puede ser una manera de reflejar algún inconveniente en particular que es mejor intentar descifrar lo antes posible.
Si las malas palabras son esporádicas, seguramente dejen de producirse antes de tiempo. Lo fundamental es no darles demasiada importancia para no crear una falsa seguridad en los más pequeños.
A medida que se va transformando la conducta del niño, hay que estimularlo y felicitarlo. Es importante que el pequeño pueda saber lo que está bien y lo que está mal y que se le haga un cumplido cuando se comporta adecuadamente.
lunes, 17 de octubre de 2011
EL DIVORCIO UNA CRISIS ACTUAL
Dejé a mi esposo con el cual estuve casada 36 años. Él frecuentemente me abusaba y ocasionalmente a nuestros hijos, y recientemente descubrí que me contagió con dos enfermedades venéreas resultado de una relación adúltera suya. Siento que lo he perdonado, pero quiero el divorcio. Sin embargo, mi familia y ministro, me dicen que si no regreso con él no lo he perdonado verdaderamente. ¿Es esto correcto?
El pacto matrimonial es la relación más sagrada que podemos disfrutar sobre la tierra. Es un regalo de Dios y siempre me duele escuchar que es quebrantado. En este caso, usted está abrumada por dos situaciones extremadamente difíciles a la vez: la primera el perdón y la segunda el divorcio.
En Juan 8:11 Jesús le dice al la adúltera: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” El perdón de Jesús está condicionado en el arrepentimiento; un cambio de sentir y de comportamiento. Primera Juan 1:9: nos enseña que la confesión de pecado precede el perdón y la limpieza. ¿Ha verdaderamente su esposo cambiado a través de una relación personal con Cristo? ¿Está el quebrantado por lo que le hizo a usted y su familia? En oración pídale a Dios que se lo revele.
En cuanto al divorcio, Malaquías 2:16 revela que Dios “odia” el divorcio. El adulterio es la única razón por la cual debe ser permitido (Mateo 19:9). Según la Palabra de Dios, usted tiene bases para divorciarse. Después que todos los esfuerzos por reconciliarse han sido agotados, el divorcio es permitido, pero no mandado.
Usted tiene una decisión muy difícil. El perdón y el preocuparse por su seguridad física puede coexistir. Sólo Dios sabe si usted está aún en peligro. Ruéguele a Dios que le dé la sabiduría que sólo Él puede dar (Proverbios 9:10).
Tengo casi 30 años, no tengo hijos y nunca he estado casada. Deseo encontrar un esposo, pero la mayoría de personas solteras de mi edad son divorciadas. ¿Qué piensa del noviazgo o posible matrimonio con una persona divorciada?
El divorcio encabeza la lista de síntomas en el vacío espiritual de la cultura moderna. Casi ninguna familia escapa sus efectos devastadores. La conveniencia y el egoísmo, no la convicción, son de primordial importancia en nuestra sociedad y eso ha mutilado el compromiso matrimonial.
Permítame primero advertirle que el efecto del divorcio es rara vez terminal. Un hombre y una mujer pueden divorciarse legalmente, pero nunca completamente separarse emocionalmente. El dolor del divorcio puede minimizar, mas nunca desaparecerá totalmente, especialmente si existen hijos de por medio. Si está involucrado (a) en un segundo matrimonio esté preparado (a) para enfrentar esto.
El plan de Dios para el marido y su esposa es ser una sola carne de por vida. Las Escrituras sí permiten el divorcio por adulterio, sin embargo, no es un mandato y debe ser el último recurso después que todos los esfuerzos por reconciliarse han sido agotados.
El volverse a casar con la víctima inocente en este caso parece ser permitido por las Escrituras (Mateo 5:30). Consecuentemente, en cuanto al noviazgo, uno no debe mantener un noviazgo con una persona que no será un candidato (a) piadoso (a) para el matrimonio.
Sea que un cónyuge potencial futuro sea divorciado (a) o no, ciertas normas se aplican. Segunda Corintios 6:14 enseña que un creyente en Cristo no debe casarse —o mantener un noviazgo— con un incrédulo (a). Si Cristo no es la prioridad en ambas vidas, entonces la autosatisfacción lo será.
Si usted se casa esperando que su cónyuge supla todas sus necesidades, usted está destinado (a) a la desilusión. Exclusivamente Jesús puede satisfacer toda necesidad. Paciente y fervientemente ore antes de considerar el matrimonio, porque es mejor anhelar estar casado (a) que desear no estarlo
Programa TELEVISIVO SEMANAL
Mi primer matrimonio terminó en divorcio y luego me volví a casar. Ahora entiendo que mi divorcio y un segundo matrimonio fueron un error, y que la Biblia enseña que Dios odia el divorcio. ¿Quiere Dios que deje mi segundo esposo y regrese al primero? ¿Cuáles son los mandatos bíblicos referentes al divorcio y volverse a casar, sea con la misma persona divorciada o con alguien diferente?
El porcentaje de divorcio en los segundos matrimonios es mucho más alto que en los primeros, e incrementa al pasar de los años. Existen varias razones . Primero , las personas no solucionan los problemas que condujeron al primer divorcio . Segundo, como todo, el divorcio es más fácil si lo ha hecho antes. Tercero, aunque el divorcio sea una separación física, es casi imposible lograr una separación emocional.
Dios dice que el matrimonio, el cual Él creó, toma dos individuos (un hombre y una mujer) y los pasa a ser una sola carne (Génesis 2:23-24). Un hombre sabio dijo que el matrimonio es como pegar dos piezas de cartón. Usted puede apartarlos, pero ambos serán despedazados quedando pedazos de la otra pieza permanentemente pegados. Uno no puede divorciarse sin dejar algo de sí en el cónyuge, usted siempre cargará algo de su cónyuge divorciado con usted.
Primera Corintios 7:10-11 revela: “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.”
Si aún nos se ha vuelto a casar, haga todo lo posible por reconciliarse con su exesposo (a) o quédese soltero (a). Si se volvió a casar, quédese así. Un segundo divorcio no va a corregir el error cometido en el primer matrimonio. Lo primordial en cualquier matrimonio es asegurarse que su cónyuge y usted amen a Jesús más de lo que se aman el uno al otro. Usted no puede tener un matrimonio exitoso sin su Creador tan y como una sinfonía no puede producir armonía sin el conductor.
Nuestra hija y yerno, quienes tienen un niño pequeño, pueden estar considerando el divorcio. Nuestro yerno desea que intervengamos en sus argumentos en su defensa. Nos preocupa que esto llegue a distanciar a nuestra hija, quien nunca le ha agradado nuestro consejo. ¿Qué podemos hacer?
El plan de Dios para el matrimonio es que un hombre se una a su mujer, y sean una sola carne (Génesis 2:24). Lo que su yerno les pide es que sean una intrusión en esa carne.
En un cuerpo, si un miembro está herido otros se sacrifican para ayudar al herido. Si los problemas de la pareja han progresado a este extremo, su matrimonio está severamente herido. Si su yerno está seriamente turbado acerca de su familia, él necesita dejar de esperar que ustedes le resuelvan su problema y debe tomar la iniciativa él mismo. Inicie el proceso de sanidad al perdonar y pedir perdón. Una vez las líneas de comunicación estén abiertas y ambas partes están comprometidas a ceder sus propios deseos y dar preferencia al otro, los desacuerdos pueden resolverse. La meta es llegar a ser una sola carne: física, emocional y espiritualmente.
Los padres intrusos son frecuentemente divisivos y lesionan el matrimonio de sus hijos. Por favor no tomen esa senda. Su mejor curso de acción es en oración motivar a ambos sin tomar el lado de ninguno, demostrándoles principios piadosos en su propio matrimonio.
El pacto matrimonial es la relación más sagrada que podemos disfrutar sobre la tierra. Es un regalo de Dios y siempre me duele escuchar que es quebrantado. En este caso, usted está abrumada por dos situaciones extremadamente difíciles a la vez: la primera el perdón y la segunda el divorcio.
En Juan 8:11 Jesús le dice al la adúltera: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” El perdón de Jesús está condicionado en el arrepentimiento; un cambio de sentir y de comportamiento. Primera Juan 1:9: nos enseña que la confesión de pecado precede el perdón y la limpieza. ¿Ha verdaderamente su esposo cambiado a través de una relación personal con Cristo? ¿Está el quebrantado por lo que le hizo a usted y su familia? En oración pídale a Dios que se lo revele.
En cuanto al divorcio, Malaquías 2:16 revela que Dios “odia” el divorcio. El adulterio es la única razón por la cual debe ser permitido (Mateo 19:9). Según la Palabra de Dios, usted tiene bases para divorciarse. Después que todos los esfuerzos por reconciliarse han sido agotados, el divorcio es permitido, pero no mandado.
Usted tiene una decisión muy difícil. El perdón y el preocuparse por su seguridad física puede coexistir. Sólo Dios sabe si usted está aún en peligro. Ruéguele a Dios que le dé la sabiduría que sólo Él puede dar (Proverbios 9:10).
Tengo casi 30 años, no tengo hijos y nunca he estado casada. Deseo encontrar un esposo, pero la mayoría de personas solteras de mi edad son divorciadas. ¿Qué piensa del noviazgo o posible matrimonio con una persona divorciada?
El divorcio encabeza la lista de síntomas en el vacío espiritual de la cultura moderna. Casi ninguna familia escapa sus efectos devastadores. La conveniencia y el egoísmo, no la convicción, son de primordial importancia en nuestra sociedad y eso ha mutilado el compromiso matrimonial.
Permítame primero advertirle que el efecto del divorcio es rara vez terminal. Un hombre y una mujer pueden divorciarse legalmente, pero nunca completamente separarse emocionalmente. El dolor del divorcio puede minimizar, mas nunca desaparecerá totalmente, especialmente si existen hijos de por medio. Si está involucrado (a) en un segundo matrimonio esté preparado (a) para enfrentar esto.
El plan de Dios para el marido y su esposa es ser una sola carne de por vida. Las Escrituras sí permiten el divorcio por adulterio, sin embargo, no es un mandato y debe ser el último recurso después que todos los esfuerzos por reconciliarse han sido agotados.
El volverse a casar con la víctima inocente en este caso parece ser permitido por las Escrituras (Mateo 5:30). Consecuentemente, en cuanto al noviazgo, uno no debe mantener un noviazgo con una persona que no será un candidato (a) piadoso (a) para el matrimonio.
Sea que un cónyuge potencial futuro sea divorciado (a) o no, ciertas normas se aplican. Segunda Corintios 6:14 enseña que un creyente en Cristo no debe casarse —o mantener un noviazgo— con un incrédulo (a). Si Cristo no es la prioridad en ambas vidas, entonces la autosatisfacción lo será.
Si usted se casa esperando que su cónyuge supla todas sus necesidades, usted está destinado (a) a la desilusión. Exclusivamente Jesús puede satisfacer toda necesidad. Paciente y fervientemente ore antes de considerar el matrimonio, porque es mejor anhelar estar casado (a) que desear no estarlo
Programa TELEVISIVO SEMANAL
Mi primer matrimonio terminó en divorcio y luego me volví a casar. Ahora entiendo que mi divorcio y un segundo matrimonio fueron un error, y que la Biblia enseña que Dios odia el divorcio. ¿Quiere Dios que deje mi segundo esposo y regrese al primero? ¿Cuáles son los mandatos bíblicos referentes al divorcio y volverse a casar, sea con la misma persona divorciada o con alguien diferente?
El porcentaje de divorcio en los segundos matrimonios es mucho más alto que en los primeros, e incrementa al pasar de los años. Existen varias razones . Primero , las personas no solucionan los problemas que condujeron al primer divorcio . Segundo, como todo, el divorcio es más fácil si lo ha hecho antes. Tercero, aunque el divorcio sea una separación física, es casi imposible lograr una separación emocional.
Dios dice que el matrimonio, el cual Él creó, toma dos individuos (un hombre y una mujer) y los pasa a ser una sola carne (Génesis 2:23-24). Un hombre sabio dijo que el matrimonio es como pegar dos piezas de cartón. Usted puede apartarlos, pero ambos serán despedazados quedando pedazos de la otra pieza permanentemente pegados. Uno no puede divorciarse sin dejar algo de sí en el cónyuge, usted siempre cargará algo de su cónyuge divorciado con usted.
Primera Corintios 7:10-11 revela: “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.”
Si aún nos se ha vuelto a casar, haga todo lo posible por reconciliarse con su exesposo (a) o quédese soltero (a). Si se volvió a casar, quédese así. Un segundo divorcio no va a corregir el error cometido en el primer matrimonio. Lo primordial en cualquier matrimonio es asegurarse que su cónyuge y usted amen a Jesús más de lo que se aman el uno al otro. Usted no puede tener un matrimonio exitoso sin su Creador tan y como una sinfonía no puede producir armonía sin el conductor.
Nuestra hija y yerno, quienes tienen un niño pequeño, pueden estar considerando el divorcio. Nuestro yerno desea que intervengamos en sus argumentos en su defensa. Nos preocupa que esto llegue a distanciar a nuestra hija, quien nunca le ha agradado nuestro consejo. ¿Qué podemos hacer?
El plan de Dios para el matrimonio es que un hombre se una a su mujer, y sean una sola carne (Génesis 2:24). Lo que su yerno les pide es que sean una intrusión en esa carne.
En un cuerpo, si un miembro está herido otros se sacrifican para ayudar al herido. Si los problemas de la pareja han progresado a este extremo, su matrimonio está severamente herido. Si su yerno está seriamente turbado acerca de su familia, él necesita dejar de esperar que ustedes le resuelvan su problema y debe tomar la iniciativa él mismo. Inicie el proceso de sanidad al perdonar y pedir perdón. Una vez las líneas de comunicación estén abiertas y ambas partes están comprometidas a ceder sus propios deseos y dar preferencia al otro, los desacuerdos pueden resolverse. La meta es llegar a ser una sola carne: física, emocional y espiritualmente.
Los padres intrusos son frecuentemente divisivos y lesionan el matrimonio de sus hijos. Por favor no tomen esa senda. Su mejor curso de acción es en oración motivar a ambos sin tomar el lado de ninguno, demostrándoles principios piadosos en su propio matrimonio.
ABUSO SEXUAL
Si Dios no desea que las parejas se divorcien, ¿quiere DIOS que una esposa permanezca casada a un marido que la abusa a ella y a los hijos?
Esta pregunta, desafortunadamente, está en la mente de muchas mujeres en todo el país. De hecho, algunas culturas disculpan y permiten la violencia contra las mujeres y los niños. No obstante, permítame ratificarles, es un acto vil y cobarde.
En muchas ocasiones las mujeres soportan el abuso por el bien de los niños. Aunque suene noble, esto enseña a los niños que pegarle a las mujeres es aceptable. A su vez, enseña a las niñas a tolerar y esperar el abuso en una relación. ¿Quién sale ganando? ¡Nadie!
Además, un esposo abusivo rara vez se detiene con la esposa, sino que muy frecuentemente maltrata a sus hijos.
¿Significa esto que una mujer debe divorciarse de un esposo abusivo? No, pero tampoco se le motiva a permanecer en una situación peligrosa.
Huir del peligro y el divorcio no son lo mismo. Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16), mas nos ánima a huir del peligro, tal y como José y María lo hicieron después del nacimiento del Señor Jesús (Mateo 2:13).
Además, salir de un hogar peligroso no debe ser permanente. José llevó a su familia a Egipto para huir del peligro, pero también regresó cuando éste hubo pasado (Mateo 2:19-22).
La meta de huir no debe ser el escape, sino la sanidad y eventualmente la reconciliación. Una mujer piadosa considera el bienestar de sus hijos, juntamente con el de su cónyuge ( 1 Corintios 7:16). Una mujer de oración e intenciones humildes puede guiar a su familia a Cristo (1 Pedro 3:1-7).
"Se levantaran sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba" (Proverbios 31:28).
He tenido una vida dolorosa, en particular porque familiares masculinos me abusaron sexualmente cuando era una jovencita. Ahora que tengo hijas jóvenes, esos mismos familiares podrían venir a visitarnos. ¿Debo alertar a mis otros familiares previniendo la visita y proteger a mis hijas o debo dejar sepultado el pasado?
Según la Academia de Psiquiatría de Niños y Adolescentes Estadounidense [en 2001] el abuso sexual de niños reportado alcanza los 80.000 casos anuales, sin embargo el número no reportado de instancias es probablemente mucho mayor. Adicionalmente, el daño a largo plazo emocional y psicológico del abuso sexual puede ser para el niño (a) devastador.
Trágicamente, usted sabe esto mejor que cualquier psiquiatra.
Dado lo que sabe y lo que los estudios corroboran, usted mejor que nadie debería desear hacer todo para proteger a sus hijas de una vida de tormento. Aunque hayan pasado muchos años desde cuando fue molestada, casi no existen evidencias convincentes que establezcan que un predador sexual puede ser rehabilitado. Ciertamente no quiere comprobarlo con sus hijas.
Dios nos da a todos la responsabilidad de proteger a otros, especialmente a los hijos, de un estilo de vida de pecado (Lucas 17:1-2). Si pretende ignorarlo, esperando sencillamente que nada suceda, usted es una conspiradora potencial del abuso de sus hijos.
Con todo, no utilice esta oportunidad para desahogar sus acusaciones ante toda la familia. Primero, asegúrese que los ofensores rotundamente no tengan oportunidad de estar a solas con sus hijas. Luego, si las circunstancias lo demandan, calladamente y en oración exprese sus inquietudes a aquellos que necesitan saberlo.
Tan difícil como pueda ser, usted debe salir en su defensa. Quizás se sienta impotente, mas el Dios del universo le dará fortaleza (2 Corintios 12:9).
abusada sexualmente por mi padre de niña. Ahora que estoy casada poseo gran a
nsiedad acerca de la intimidad con mi esposo. Aunque él está al tanto de esta experiencia, es muy paciente y amoroso, pero se le dificulta hablar al respecto. ¿Tiene algún consejo?
Todo lo que Dios creó, Él dice que es “bueno” (Génesis 1:31). Mire detenidamente la maldad en nuestra sociedad. Notará que son abusos de los dones o regalos “buenos” de Dios para satisfacciones egoístas. Predeciblemente, los regalos más maravillosos de Dios son utilizados para el mayor mal: con la sexualidad encabezando la lista.
El uso inapropiado de los dones de Dios, en particular la intimidad sexual, acarrea cicatrices físicas y emocionales que pueden durar toda una vida. Cuando es forzado en un niño, principalmente por un miembro de la familia, los resultados son devastadores. Las víctimas poseen enorme dificultad de compartir en relaciones íntimas física, emocional y espiritualmente. Al destruirse la confianza en la relación entre padre e hija, su padre hizo muy difícil que usted disfrute una relación con su Padre celestial. Esto es, quizás, la mayor piedra de tropiezo [obstáculo] en su intimidad marital.
Lo más importante, usted y su esposo necesitan esforzarse por alcanzar intimidad con Dios por medio del Señor Jesucristo . No existe suficiente conocimiento psicológico colectivo sobre el planeta para sanar su matrimonio sin una relación con el Padre Celestial. Únicamente Él puede tomar la carga que usted lleva (Salmo 55:22). Sólo Él puede hacerle una nueva criatura sin mancha alguna (2 Corintios 5:17).
Lo que le sucedió de niña hace que el Padre celestial enfoque su compasión en usted. Permita que su amor le dé a usted y su esposo gran seguridad y le traiga unidad espiritual. Esto será de enorme ayuda en la intimidad física.
A su vez, recuerde que la carga de abuso sexual toma tiempo descargarla. Su matrimonio se beneficiaría mucho de apoyo y consejería Cristo-céntrica. La intimidad marital florecerá cuando la intimidad con Dios esté de primero ( Mateo 6:33).
Esta pregunta, desafortunadamente, está en la mente de muchas mujeres en todo el país. De hecho, algunas culturas disculpan y permiten la violencia contra las mujeres y los niños. No obstante, permítame ratificarles, es un acto vil y cobarde.
En muchas ocasiones las mujeres soportan el abuso por el bien de los niños. Aunque suene noble, esto enseña a los niños que pegarle a las mujeres es aceptable. A su vez, enseña a las niñas a tolerar y esperar el abuso en una relación. ¿Quién sale ganando? ¡Nadie!
Además, un esposo abusivo rara vez se detiene con la esposa, sino que muy frecuentemente maltrata a sus hijos.
¿Significa esto que una mujer debe divorciarse de un esposo abusivo? No, pero tampoco se le motiva a permanecer en una situación peligrosa.
Huir del peligro y el divorcio no son lo mismo. Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16), mas nos ánima a huir del peligro, tal y como José y María lo hicieron después del nacimiento del Señor Jesús (Mateo 2:13).
Además, salir de un hogar peligroso no debe ser permanente. José llevó a su familia a Egipto para huir del peligro, pero también regresó cuando éste hubo pasado (Mateo 2:19-22).
La meta de huir no debe ser el escape, sino la sanidad y eventualmente la reconciliación. Una mujer piadosa considera el bienestar de sus hijos, juntamente con el de su cónyuge ( 1 Corintios 7:16). Una mujer de oración e intenciones humildes puede guiar a su familia a Cristo (1 Pedro 3:1-7).
"Se levantaran sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba" (Proverbios 31:28).
He tenido una vida dolorosa, en particular porque familiares masculinos me abusaron sexualmente cuando era una jovencita. Ahora que tengo hijas jóvenes, esos mismos familiares podrían venir a visitarnos. ¿Debo alertar a mis otros familiares previniendo la visita y proteger a mis hijas o debo dejar sepultado el pasado?
Según la Academia de Psiquiatría de Niños y Adolescentes Estadounidense [en 2001] el abuso sexual de niños reportado alcanza los 80.000 casos anuales, sin embargo el número no reportado de instancias es probablemente mucho mayor. Adicionalmente, el daño a largo plazo emocional y psicológico del abuso sexual puede ser para el niño (a) devastador.
Trágicamente, usted sabe esto mejor que cualquier psiquiatra.
Dado lo que sabe y lo que los estudios corroboran, usted mejor que nadie debería desear hacer todo para proteger a sus hijas de una vida de tormento. Aunque hayan pasado muchos años desde cuando fue molestada, casi no existen evidencias convincentes que establezcan que un predador sexual puede ser rehabilitado. Ciertamente no quiere comprobarlo con sus hijas.
Dios nos da a todos la responsabilidad de proteger a otros, especialmente a los hijos, de un estilo de vida de pecado (Lucas 17:1-2). Si pretende ignorarlo, esperando sencillamente que nada suceda, usted es una conspiradora potencial del abuso de sus hijos.
Con todo, no utilice esta oportunidad para desahogar sus acusaciones ante toda la familia. Primero, asegúrese que los ofensores rotundamente no tengan oportunidad de estar a solas con sus hijas. Luego, si las circunstancias lo demandan, calladamente y en oración exprese sus inquietudes a aquellos que necesitan saberlo.
Tan difícil como pueda ser, usted debe salir en su defensa. Quizás se sienta impotente, mas el Dios del universo le dará fortaleza (2 Corintios 12:9).
abusada sexualmente por mi padre de niña. Ahora que estoy casada poseo gran a
nsiedad acerca de la intimidad con mi esposo. Aunque él está al tanto de esta experiencia, es muy paciente y amoroso, pero se le dificulta hablar al respecto. ¿Tiene algún consejo?
Todo lo que Dios creó, Él dice que es “bueno” (Génesis 1:31). Mire detenidamente la maldad en nuestra sociedad. Notará que son abusos de los dones o regalos “buenos” de Dios para satisfacciones egoístas. Predeciblemente, los regalos más maravillosos de Dios son utilizados para el mayor mal: con la sexualidad encabezando la lista.
El uso inapropiado de los dones de Dios, en particular la intimidad sexual, acarrea cicatrices físicas y emocionales que pueden durar toda una vida. Cuando es forzado en un niño, principalmente por un miembro de la familia, los resultados son devastadores. Las víctimas poseen enorme dificultad de compartir en relaciones íntimas física, emocional y espiritualmente. Al destruirse la confianza en la relación entre padre e hija, su padre hizo muy difícil que usted disfrute una relación con su Padre celestial. Esto es, quizás, la mayor piedra de tropiezo [obstáculo] en su intimidad marital.
Lo más importante, usted y su esposo necesitan esforzarse por alcanzar intimidad con Dios por medio del Señor Jesucristo . No existe suficiente conocimiento psicológico colectivo sobre el planeta para sanar su matrimonio sin una relación con el Padre Celestial. Únicamente Él puede tomar la carga que usted lleva (Salmo 55:22). Sólo Él puede hacerle una nueva criatura sin mancha alguna (2 Corintios 5:17).
Lo que le sucedió de niña hace que el Padre celestial enfoque su compasión en usted. Permita que su amor le dé a usted y su esposo gran seguridad y le traiga unidad espiritual. Esto será de enorme ayuda en la intimidad física.
A su vez, recuerde que la carga de abuso sexual toma tiempo descargarla. Su matrimonio se beneficiaría mucho de apoyo y consejería Cristo-céntrica. La intimidad marital florecerá cuando la intimidad con Dios esté de primero ( Mateo 6:33).
jueves, 13 de octubre de 2011
«NO QUIERO DESTRUIR MI MATRIMONIO»
LA HONORABILIDAD EN EL MATRIMONIO:
«Llevo ya diez meses saliendo con una [joven] de veinticuatro años de quien me siento muy enamorado. Ella también se enamoró de mí, sabe que soy casado y que tengo dos hijos; de hecho, los conoce. No quiero destruir mi matrimonio de veintiún años, y menos dañar a mis hijos de cinco y un años. ¿Cómo resuelvo esto?»Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Nos alegramos mucho de que nos haya consultado antes que sea demasiado tarde. Lo peor que pudiera suceder ahora es que su novia quedara embarazada. Si eso ocurriera, usted tendría el deber de sustentar a un nuevo hijo, y no habría forma de que evitara el herir a sus otros hijos. ¡Por eso le rogamos que, si está sosteniendo relaciones íntimas con esa joven, deje de hacerlo de inmediato!
»Hay una pregunta muy seria que debe contestar: ¿Es usted un hombre honorable? Es probable que piense que sí lo es, pero lo cierto es que la manera en que afronte esta situación de aquí en adelante determinará si usted será honorable o si optará más bien por ser un mentiroso y engañador en el que no podrán confiar ni siquiera sus propios hijos.
»Un hombre honorable cumple sus promesas y sus compromisos. Hace veintiún años, cuando usted dijo: “hasta que la muerte nos separe”, le prometió a su esposa que le sería fiel a ella el resto de su vida. Cuando decidió tener hijos con ella, usted afianzó esa promesa y se comprometió con ellos implícitamente a no sólo cuidarlos y protegerlos, sino también a ser un hombre honorable cuyo ejemplo ellos pudieran seguir.
»El amor emocional no es más que un sentimiento, y la naturaleza de los sentimientos es que no son duraderos. El hombre que toma decisiones basado en sus sentimientos llevará una vida llena de altibajos y tomará muchas decisiones malas que lo perjudicarán a él y a quienes lo rodean. ¿Podrá usted perdonarse si el egoísmo del amor que siente hacia esa joven lo lleva a destruir la estabilidad del hogar de sus hijos y los hiere por muchos años? Un hombre honorable jamás haría eso.
»El amor verdadero no es algo que se siente, sino que se practica....
»Si usted de veras ama a su novia, déjela para que ella pueda encontrar a un hombre que no esté comprometido con otra mujer. Si la ama, dele la oportunidad de que ella tenga su propio hogar y su propia familia con un esposo que la aprecie muchísimo. Claro que por un tiempo a ella le dolerá, pero se recuperará. Dígale hoy mismo que ha tomado esta decisión, y luego no vuelva jamás a tener ningún contacto con ella. Sepárese del todo para que ella pueda comenzar de una vez a sanarse y usted a ser ejemplo de su familia.
»¡Sea un hombre honorable!
«Llevo ya diez meses saliendo con una [joven] de veinticuatro años de quien me siento muy enamorado. Ella también se enamoró de mí, sabe que soy casado y que tengo dos hijos; de hecho, los conoce. No quiero destruir mi matrimonio de veintiún años, y menos dañar a mis hijos de cinco y un años. ¿Cómo resuelvo esto?»Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Nos alegramos mucho de que nos haya consultado antes que sea demasiado tarde. Lo peor que pudiera suceder ahora es que su novia quedara embarazada. Si eso ocurriera, usted tendría el deber de sustentar a un nuevo hijo, y no habría forma de que evitara el herir a sus otros hijos. ¡Por eso le rogamos que, si está sosteniendo relaciones íntimas con esa joven, deje de hacerlo de inmediato!
»Hay una pregunta muy seria que debe contestar: ¿Es usted un hombre honorable? Es probable que piense que sí lo es, pero lo cierto es que la manera en que afronte esta situación de aquí en adelante determinará si usted será honorable o si optará más bien por ser un mentiroso y engañador en el que no podrán confiar ni siquiera sus propios hijos.
»Un hombre honorable cumple sus promesas y sus compromisos. Hace veintiún años, cuando usted dijo: “hasta que la muerte nos separe”, le prometió a su esposa que le sería fiel a ella el resto de su vida. Cuando decidió tener hijos con ella, usted afianzó esa promesa y se comprometió con ellos implícitamente a no sólo cuidarlos y protegerlos, sino también a ser un hombre honorable cuyo ejemplo ellos pudieran seguir.
»El amor emocional no es más que un sentimiento, y la naturaleza de los sentimientos es que no son duraderos. El hombre que toma decisiones basado en sus sentimientos llevará una vida llena de altibajos y tomará muchas decisiones malas que lo perjudicarán a él y a quienes lo rodean. ¿Podrá usted perdonarse si el egoísmo del amor que siente hacia esa joven lo lleva a destruir la estabilidad del hogar de sus hijos y los hiere por muchos años? Un hombre honorable jamás haría eso.
»El amor verdadero no es algo que se siente, sino que se practica....
»Si usted de veras ama a su novia, déjela para que ella pueda encontrar a un hombre que no esté comprometido con otra mujer. Si la ama, dele la oportunidad de que ella tenga su propio hogar y su propia familia con un esposo que la aprecie muchísimo. Claro que por un tiempo a ella le dolerá, pero se recuperará. Dígale hoy mismo que ha tomado esta decisión, y luego no vuelva jamás a tener ningún contacto con ella. Sepárese del todo para que ella pueda comenzar de una vez a sanarse y usted a ser ejemplo de su familia.
»¡Sea un hombre honorable!
miércoles, 5 de octubre de 2011
«GOLPEÉ BRUTALMENTE A MI HIJO» LA IRA UN ENFERMEDAD TERRIBLE
«Yo padezco de ira, y golpeé brutalmente a mi hijo de tres años. Estoy arrepentida; pero cuando me enojo, no me puedo controlar.
»¡Ayúdenme! No sé qué hacer. Siempre me prometo que no lo haré más, y vuelvo a caer en lo mismo.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»El rey Salomón, uno de los hombres más sabios de la historia, dijo: «El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla.»1 Usted ha reconocido que sabe que no es correcto golpear a su hijo, pero tal vez no haya pensado que hacerlo es señal de necedad. El necio carece de sentido común y de buen juicio. El sentido común le hubiera indicado a usted que su falta de dominio propio manifestado en repetidas ocasiones en el pasado es prueba de que volverá a ocurrir una y otra vez. El buen juicio le hubiera mostrado que, si no puede dominarse, debe evitar toda situación en la que pudiera tener la oportunidad de golpear a su precioso hijito.
»¿Qué tiene que ocurrir para que usted deje de golpearlo? ¿Que alguien se entere de lo que usted está haciendo y la acuse ante las autoridades? ¿O que usted finalmente vea a sus pies el cuerpo inerte de su hijo?...
»Usted nos imploró que le ayudáramos, ¡y ahora nosotros le rogamos que siga nuestro consejo! En primer lugar, nunca debe estar sola con su hijo. No sabemos si usted tiene esposo. Pero si lo tiene, él debe proteger al niño cuando usted está por agredirlo. Y si alguna vez lo ha maltratado frente al esposo o frente a otro miembro de la familia sin que éstos hayan intervenido a fin de proteger al niño, entonces debe evitar estar sola con el niño y con esa persona. Si para lograr esto usted tiene que pedirle a una amiga o a un familiar que viva en su hogar, debe usted hacerlo de buena voluntad porque quiere lo mejor para su familia. Haga lo que sea necesario para impedir que se presente otra oportunidad para desahogarse agrediendo a esa indefensa criatura.
»Si le es posible consultar a un psicólogo, pida una cita hoy mismo.... [Así] tendrá la oportunidad de regar agua sobre ese fuego interno que la ha estado consumiendo y de tratar de apagarlo por completo.
»El apóstol Pablo nos aconseja: «Si se enojan, no pequen.»2 Con esto aclara que es posible enojarse sin llevar el enojo a la práctica de un modo pecaminoso e hiriente. Dios le ayudará a lograrlo si se lo pide, como también le será de ayuda un grupo de apoyo para dominar la ira. Pero le rogamos que comprenda que esta es cuestión de vida o muerte, y que usted debe hacer mucho más que pedirle perdón y ayuda a Dios y luego decirle a todo el mundo que está arrepentida. No basta con decir que está arrepentida. Debe demostrar que está realmente arrepentida al dar los pasos radicales y difíciles que garanticen que esto nunca volverá a ocurrir.
»¡Comience hoy mismo!
»Linda y Carlos Rey.»
El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar el enlace en www.conciencia.net que dice: «Caso de la semana», y luego el enlace que dice: «Caso 23».
1Pr 29:11
2Ef 4:26
»¡Ayúdenme! No sé qué hacer. Siempre me prometo que no lo haré más, y vuelvo a caer en lo mismo.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimada amiga:
»El rey Salomón, uno de los hombres más sabios de la historia, dijo: «El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla.»1 Usted ha reconocido que sabe que no es correcto golpear a su hijo, pero tal vez no haya pensado que hacerlo es señal de necedad. El necio carece de sentido común y de buen juicio. El sentido común le hubiera indicado a usted que su falta de dominio propio manifestado en repetidas ocasiones en el pasado es prueba de que volverá a ocurrir una y otra vez. El buen juicio le hubiera mostrado que, si no puede dominarse, debe evitar toda situación en la que pudiera tener la oportunidad de golpear a su precioso hijito.
»¿Qué tiene que ocurrir para que usted deje de golpearlo? ¿Que alguien se entere de lo que usted está haciendo y la acuse ante las autoridades? ¿O que usted finalmente vea a sus pies el cuerpo inerte de su hijo?...
»Usted nos imploró que le ayudáramos, ¡y ahora nosotros le rogamos que siga nuestro consejo! En primer lugar, nunca debe estar sola con su hijo. No sabemos si usted tiene esposo. Pero si lo tiene, él debe proteger al niño cuando usted está por agredirlo. Y si alguna vez lo ha maltratado frente al esposo o frente a otro miembro de la familia sin que éstos hayan intervenido a fin de proteger al niño, entonces debe evitar estar sola con el niño y con esa persona. Si para lograr esto usted tiene que pedirle a una amiga o a un familiar que viva en su hogar, debe usted hacerlo de buena voluntad porque quiere lo mejor para su familia. Haga lo que sea necesario para impedir que se presente otra oportunidad para desahogarse agrediendo a esa indefensa criatura.
»Si le es posible consultar a un psicólogo, pida una cita hoy mismo.... [Así] tendrá la oportunidad de regar agua sobre ese fuego interno que la ha estado consumiendo y de tratar de apagarlo por completo.
»El apóstol Pablo nos aconseja: «Si se enojan, no pequen.»2 Con esto aclara que es posible enojarse sin llevar el enojo a la práctica de un modo pecaminoso e hiriente. Dios le ayudará a lograrlo si se lo pide, como también le será de ayuda un grupo de apoyo para dominar la ira. Pero le rogamos que comprenda que esta es cuestión de vida o muerte, y que usted debe hacer mucho más que pedirle perdón y ayuda a Dios y luego decirle a todo el mundo que está arrepentida. No basta con decir que está arrepentida. Debe demostrar que está realmente arrepentida al dar los pasos radicales y difíciles que garanticen que esto nunca volverá a ocurrir.
»¡Comience hoy mismo!
»Linda y Carlos Rey.»
El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar el enlace en www.conciencia.net que dice: «Caso de la semana», y luego el enlace que dice: «Caso 23».
1Pr 29:11
2Ef 4:26
lunes, 26 de septiembre de 2011
EL SIGNIFICADO DE ARTE
¿Sabías que La Amistad es:
un ARTE?
· SaludARTE
· AnimARTE
· AbrazARTE
· BromeARTE
· MolestARTE
· LlamARTE
ApoyARTE
· CantARTE
· AdmirARTE
· AconsejARTE
· SoportARTE
· AguantARTE
· EscuchARTE..!
· AbrigARTE
· Y a veces IMITARTE (en lo bueno)...
Pero nunca, nunca, olvidARTE...
· y mucho menos ignorARTE.
· ¡Pásalo a tus amigos verdaderos! Incluyéndome a mí, si me consideras uno!!!!Favor de no olvidARTE.
un ARTE?
· SaludARTE
· AnimARTE
· AbrazARTE
· BromeARTE
· MolestARTE
· LlamARTE
ApoyARTE
· CantARTE
· AdmirARTE
· AconsejARTE
· SoportARTE
· AguantARTE
· EscuchARTE..!
· AbrigARTE
· Y a veces IMITARTE (en lo bueno)...
Pero nunca, nunca, olvidARTE...
· y mucho menos ignorARTE.
· ¡Pásalo a tus amigos verdaderos! Incluyéndome a mí, si me consideras uno!!!!Favor de no olvidARTE.
jueves, 22 de septiembre de 2011
DE UNA ESPOSA: SINCERIDAD- FRUSTRACION O VENGANZA
DESPEDIDA DE NANCY IRIARTE EX-ESPOSA DE HUGO CHAVEZMerecido ??? Inmerecido??? Sólo Dios sabe.
Muy temprana despedida de Nancy Iriarte Díaz a Hugo Chávez;
Testimonio impresionante, muy sentido y profundo - publicado el 9 de agosto de 2011 en “El Universal” uno de los periódicos venezolanos de mayor circulación
Algunas consideraciones sobre tu muerte:
No quiero que te marches de esta vida sin antes despedirnos, porque has hecho un mal inmenso a mucha gente, has arruinado a familias enteras, has obligado a legiones de compatriotas a emigrar a otras tierras, has vestido de luto a incontables hogares, a los que creías tus enemigos los perseguiste sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ni un animal, los insultaste, los humillaste, te burlaste de ellos, no solo porque te creías poderoso, sino inmortal... porque el fin de los tiempos no era contigo.
Pero llegó tu turno, los plazos se acaban, el término de tu contrato llega a su fin, tu "ciclo vital" se apaga poco a poco y no de la mejor manera; probablemente morirás en una cama, rodeado de tu familia, asustada, porque va a tener que rendir cuentas una vez que des tu último aliento, te vas de esta vida lleno de angustia y de miedo, allí van a estar los curas a quienes perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a placer, claro que te van a dar la extremaunción y los santos óleos, no una, sino muchas veces, pero tú y ellos saben que no servirá de nada, es solo para calmar el pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo define.
Mueres enfermo, padeciendo el desahucio, las complicaciones inmunológicas, los terribles efectos secundarios de las curas que prometieron alargar tu vida, tus órganos se van apagando uno a uno, tus facultades van perdiendo el brillo que las caracterizaba, tus líquidos y efluvios son colectados en bolsas plásticas con ese hedor a muerte que tanto te repugna.
Dime si en este momento, antes de que te apliquen una nueva inyección para calmar los dolores insoportables que padeces, vale la pena que me digas que no te pueden quitar lo bailado, ¡ah! los viajes por el mundo, los maravillosos palacios que te recibieron, las paradas militares en tu honor, las limousines, los títulos honorarios, los pisos de los hoteles cinco estrellas, las fastuosas cenas de Estado... dime ahora que vomitas la papilla de auyama que te tratan de dar las enfermeras, si era de eso de lo que se trataba la vida, pues ese brillo y el oropel ya no están entre los monitores y máquinas de resucitamiento que te rodean, esas marchas y aplausos ahora son tonos y alarmas de sensores que regulan tus signos vitales que se hacen más débiles.
¿Puedes escuchar al pueblo de tu país afuera de tu cuarto?... debe ser tu imaginación o los efectos de la morfina, no estás en tu patria, estas en otro lado, muy lejos, entre gente que no conoces... sí, estás muriendo en tu propio exilio, entre una banda de pilluelos a quienes les has tratado de entregar tu propio país, tus últimos momentos los pasarás entre chulos y estafadores, entre tu corte de aduladores que solo te muestran afecto porque les dabas dinero y poder, todos te miran preocupados y con rabia, nunca dejaste que ninguno de ellos pudiera tener la oportunidad de sucederte, ahora los dejas al descampado y tu país al borde de una guerra, ¿Era eso lo que querías? ¿Fue esa tu misión en esta vida? Olvídate del cuento de los pobres, ahora hay más pobres que cuando llegaste al poder, olvídate de justicia e igualdad cuando prácticamente le entregaste el país a una fuerza extranjera que ahora tendremos de desalojar a la fuerza y a costas de más vidas.
Tengo la leve impresión que ahora sabes que te equivocaste, creíste en un cuento de camino y te creíste revolucionario, y por ser revolucionario... inmortal, convocaste a tu lado a los muertos, a tus héroes, a esos fantasmas que también creíste con vida, a Bolívar, al Che, a Fidel, al Marx que nunca conociste y que recomendabas su lectura... el andar con muertos te llevó a la magia y a los babalaos, te metiste a jurungar tumbas, y a ofrendarle a una corte de demonios y malos espíritus que ahora te acompañan... ¿Sientes su presencia en el cuarto? Vienen a cobrar, a recoger lo único que tenía valor en tu vida y que tan malamente apostaste por la oscuridad y el mal, tu alma.
Bueno, me despido,......
solo quería que supieras que pasarás a la historia como un traidor y un cobarde, que no rectificaste cuando pudiste, te dejaste llevar por tu soberbia, por tus ideales, por tu ideología renunciando a lo más preciado, a tu libertad y a la libertad de los otros, y la libertad es la que nos hace humanos.
"*El Socialismo solo funciona en dos lugares: en el Cielo, donde no lo necesitan, y en el Infierno donde ya lo tienen*"
*Nancy Iriarte Díaz*
·
Muy temprana despedida de Nancy Iriarte Díaz a Hugo Chávez;
Testimonio impresionante, muy sentido y profundo - publicado el 9 de agosto de 2011 en “El Universal” uno de los periódicos venezolanos de mayor circulación
Algunas consideraciones sobre tu muerte:
No quiero que te marches de esta vida sin antes despedirnos, porque has hecho un mal inmenso a mucha gente, has arruinado a familias enteras, has obligado a legiones de compatriotas a emigrar a otras tierras, has vestido de luto a incontables hogares, a los que creías tus enemigos los perseguiste sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ni un animal, los insultaste, los humillaste, te burlaste de ellos, no solo porque te creías poderoso, sino inmortal... porque el fin de los tiempos no era contigo.
Pero llegó tu turno, los plazos se acaban, el término de tu contrato llega a su fin, tu "ciclo vital" se apaga poco a poco y no de la mejor manera; probablemente morirás en una cama, rodeado de tu familia, asustada, porque va a tener que rendir cuentas una vez que des tu último aliento, te vas de esta vida lleno de angustia y de miedo, allí van a estar los curas a quienes perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a placer, claro que te van a dar la extremaunción y los santos óleos, no una, sino muchas veces, pero tú y ellos saben que no servirá de nada, es solo para calmar el pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo define.
Mueres enfermo, padeciendo el desahucio, las complicaciones inmunológicas, los terribles efectos secundarios de las curas que prometieron alargar tu vida, tus órganos se van apagando uno a uno, tus facultades van perdiendo el brillo que las caracterizaba, tus líquidos y efluvios son colectados en bolsas plásticas con ese hedor a muerte que tanto te repugna.
Dime si en este momento, antes de que te apliquen una nueva inyección para calmar los dolores insoportables que padeces, vale la pena que me digas que no te pueden quitar lo bailado, ¡ah! los viajes por el mundo, los maravillosos palacios que te recibieron, las paradas militares en tu honor, las limousines, los títulos honorarios, los pisos de los hoteles cinco estrellas, las fastuosas cenas de Estado... dime ahora que vomitas la papilla de auyama que te tratan de dar las enfermeras, si era de eso de lo que se trataba la vida, pues ese brillo y el oropel ya no están entre los monitores y máquinas de resucitamiento que te rodean, esas marchas y aplausos ahora son tonos y alarmas de sensores que regulan tus signos vitales que se hacen más débiles.
¿Puedes escuchar al pueblo de tu país afuera de tu cuarto?... debe ser tu imaginación o los efectos de la morfina, no estás en tu patria, estas en otro lado, muy lejos, entre gente que no conoces... sí, estás muriendo en tu propio exilio, entre una banda de pilluelos a quienes les has tratado de entregar tu propio país, tus últimos momentos los pasarás entre chulos y estafadores, entre tu corte de aduladores que solo te muestran afecto porque les dabas dinero y poder, todos te miran preocupados y con rabia, nunca dejaste que ninguno de ellos pudiera tener la oportunidad de sucederte, ahora los dejas al descampado y tu país al borde de una guerra, ¿Era eso lo que querías? ¿Fue esa tu misión en esta vida? Olvídate del cuento de los pobres, ahora hay más pobres que cuando llegaste al poder, olvídate de justicia e igualdad cuando prácticamente le entregaste el país a una fuerza extranjera que ahora tendremos de desalojar a la fuerza y a costas de más vidas.
Tengo la leve impresión que ahora sabes que te equivocaste, creíste en un cuento de camino y te creíste revolucionario, y por ser revolucionario... inmortal, convocaste a tu lado a los muertos, a tus héroes, a esos fantasmas que también creíste con vida, a Bolívar, al Che, a Fidel, al Marx que nunca conociste y que recomendabas su lectura... el andar con muertos te llevó a la magia y a los babalaos, te metiste a jurungar tumbas, y a ofrendarle a una corte de demonios y malos espíritus que ahora te acompañan... ¿Sientes su presencia en el cuarto? Vienen a cobrar, a recoger lo único que tenía valor en tu vida y que tan malamente apostaste por la oscuridad y el mal, tu alma.
Bueno, me despido,......
solo quería que supieras que pasarás a la historia como un traidor y un cobarde, que no rectificaste cuando pudiste, te dejaste llevar por tu soberbia, por tus ideales, por tu ideología renunciando a lo más preciado, a tu libertad y a la libertad de los otros, y la libertad es la que nos hace humanos.
"*El Socialismo solo funciona en dos lugares: en el Cielo, donde no lo necesitan, y en el Infierno donde ya lo tienen*"
*Nancy Iriarte Díaz*
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«SIENTO QUE HE CREADO UN MONSTRUO»- UN HIJO MALCRIADO
«Soy una madre con dos hijos [de dieciocho y dieciséis años] de mi primer matrimonio.... Tanto el padre como el padrastro ven sólo los defectos.... Producto de esto, yo he querido darles todo lo que yo no tuve —amor, amistad, respeto, y cosas materiales también—, pero creo que con mi hijo mayor me equivoqué. Siento que he creado un monstruo: alguien que no quiere ayudar, [se mantiene] airado y le gusta derrochar el dinero de la manera que sea. Y siento que no puedo disciplinarlo.
»Él tiene buenas actitudes en la mayoría de los casos, pero tengo la sospecha de que ha estado tomando dinero sin autorización (porque no quiero decir que ha robado). No sé cómo abordarlo. No sé cómo enfrentarlo con amor, con sabiduría. ¡Por favor, ayúdenme!... A veces siento que él podría suicidarse, y me da temor...»Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Créalo o no, comprendo perfectamente cómo se siente usted. Los hijos que nosotros adoptamos poco antes de su adolescencia nos dieron muchos problemas, y llegó el día en que nuestro hijo nos robó a nosotros, les robó a otras personas y una vez hasta se robó nuestro auto para fugarse con su novia. (La policía los encontró algunos días después.) Además, él intentó suicidarse tres veces, así que yo temía acusarlo de ciertas cosas, ya que podía ser que no las hubiera hecho....
»Antes que nuestro hijo cumpliera los dieciocho años, hicimos todo lo posible por ayudarlo. Sin embargo... cuando él siguió desobedeciendo nuestras reglas, le pedimos que se fuera de la casa. Estábamos conscientes de que corríamos el riesgo de que se suicidara o comenzara a llevar una vida delictiva. Pero como ya era adulto, sabíamos que tenía que comenzar a sufrir las consecuencias de su conducta. (Los padres que siguen “protegiendo” a sus hijos adultos les están haciendo más daño que beneficio.)
»En cuanto a su hijo, le sugiero que haga una lista de reglas del hogar y que la ponga en una pared o en el refrigerador. Incluya en la lista las consecuencias de quebrantar las reglas. E incluya la consecuencia de tener que irse de la casa si comete varias infracciones de las reglas. Pídale a su hijo que firme las reglas, indicando así que va a seguirlas, y cuando no las obedezca, asegúrese de hacer que se cumpla la consecuencia respectiva.
»A fin de prevenir los robos en nuestro hogar, tuvimos que ponerle un candado con llave a la puerta de nuestra habitación. Le sugerimos que haga lo mismo. Cuando se le pregunte por qué lo hizo, usted puede decir que ha descubierto que han desparecido algunas cosas y que con eso está evitando que vuelva a suceder. Tenga cuidado de guardar bajo llave todo dinero y cosas de valor....
»Sólo Dios puede darle la sabiduría necesaria para abordar esa situación. Pídale todos los días que le abra los ojos y le ayude a saber cómo proceder y cómo reaccionar. Dios la ayudará y la fortalecerá si pone en Él toda su confianza.
»Le deseo lo mejor,
»Él tiene buenas actitudes en la mayoría de los casos, pero tengo la sospecha de que ha estado tomando dinero sin autorización (porque no quiero decir que ha robado). No sé cómo abordarlo. No sé cómo enfrentarlo con amor, con sabiduría. ¡Por favor, ayúdenme!... A veces siento que él podría suicidarse, y me da temor...»Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Créalo o no, comprendo perfectamente cómo se siente usted. Los hijos que nosotros adoptamos poco antes de su adolescencia nos dieron muchos problemas, y llegó el día en que nuestro hijo nos robó a nosotros, les robó a otras personas y una vez hasta se robó nuestro auto para fugarse con su novia. (La policía los encontró algunos días después.) Además, él intentó suicidarse tres veces, así que yo temía acusarlo de ciertas cosas, ya que podía ser que no las hubiera hecho....
»Antes que nuestro hijo cumpliera los dieciocho años, hicimos todo lo posible por ayudarlo. Sin embargo... cuando él siguió desobedeciendo nuestras reglas, le pedimos que se fuera de la casa. Estábamos conscientes de que corríamos el riesgo de que se suicidara o comenzara a llevar una vida delictiva. Pero como ya era adulto, sabíamos que tenía que comenzar a sufrir las consecuencias de su conducta. (Los padres que siguen “protegiendo” a sus hijos adultos les están haciendo más daño que beneficio.)
»En cuanto a su hijo, le sugiero que haga una lista de reglas del hogar y que la ponga en una pared o en el refrigerador. Incluya en la lista las consecuencias de quebrantar las reglas. E incluya la consecuencia de tener que irse de la casa si comete varias infracciones de las reglas. Pídale a su hijo que firme las reglas, indicando así que va a seguirlas, y cuando no las obedezca, asegúrese de hacer que se cumpla la consecuencia respectiva.
»A fin de prevenir los robos en nuestro hogar, tuvimos que ponerle un candado con llave a la puerta de nuestra habitación. Le sugerimos que haga lo mismo. Cuando se le pregunte por qué lo hizo, usted puede decir que ha descubierto que han desparecido algunas cosas y que con eso está evitando que vuelva a suceder. Tenga cuidado de guardar bajo llave todo dinero y cosas de valor....
»Sólo Dios puede darle la sabiduría necesaria para abordar esa situación. Pídale todos los días que le abra los ojos y le ayude a saber cómo proceder y cómo reaccionar. Dios la ayudará y la fortalecerá si pone en Él toda su confianza.
»Le deseo lo mejor,
miércoles, 14 de septiembre de 2011
«MI VIDA... ESTÁ HECHA UN DESASTRE» POR EL ALCOHOL
«Mi vida últimamente está hecha un desastre.... Tuve problemas con mi esposa, [y] estamos a principios de un divorcio.... He [adquirido] el hábito de la bebida casi todos los días, y en una de estas tantas borracheras... robé unos equipos de comunicación de un amigo. Se los devolví, pero no puedo vivir en paz con mi conciencia....
»Sé que ese es el precio de hacer las cosas malas. ¡Cómo me gustaría [conocer] un poder divino que entre en mí y me ayude a cambiar definitivamente!»Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»¡Qué bien que su conciencia se mantenga tan fuerte y vigorosa! Usted ahora tiene la oportunidad de hacerle caso a lo que le dice y comenzar a efectuar el cambio que desea con tanta urgencia. Sin embargo, si opta por hacer caso omiso de su conciencia, o si decide que nuestro consejo es demasiado difícil de acatar, correrá el riesgo de paralizar su conciencia y adormecerla de modo que no le sea útil en el futuro. De ser así, usted habrá destruido el sistema de alarma que Dios le dio para su propia protección....
»Se haya o no considerado un alcohólico hasta ahora, lo cierto es que usted sí lo es. Todo alcohólico que cree que puede controlar el alcohol que bebe se engaña a sí mismo. Si de veras quiere cambiar su vida, debe tomar la decisión de dejar de beber. De lo contrario, saboteará todo esfuerzo restante que tenga en mente para cambiar su vida.
»A pesar de todo, ¡hay esperanza para usted! Usted puede tener una vida mejor. Puede dejar la bebida. Miles de personas como usted han logrado vencer su adicción al alcohol por medio de la ayuda que Dios ofrece.
»Sin embargo, el cultivar una relación personal con Dios no es una píldora mágica para obtener lo que usted quiere. Si decide pedirle a Dios que lo ayude, debe ser porque usted reconoce que Él lo creó, y que planeó una vida productiva y satisfactoria para usted, y que entregó a su único Hijo para que pagara el castigo de los pecados que usted ha cometido. Usted se siente culpable por lo que ha hecho, y sabe que merece que se le castigue por eso. Pero debido a que Cristo murió por sus pecados, usted no tiene que sufrir ese castigo. Desde luego, tiene que afrontar las consecuencias (tales como encarar al amigo al que le robó el equipo), pero no tiene que pagar por la eternidad. Si se lo pide, puede aceptar el perdón que Dios le ofrece, y puede tener la seguridad de ir al cielo cuando muera.
»Dios espera que usted se esfuerce por vencer ese vicio del alcohol. Pídale que lo guíe a un grupo tal como Alcohólicos Anónimos, donde pueda tener contacto diario con otras personas que han luchado contra eso y han obtenido la victoria. Con el poder de Dios y la relación que tenga con esas personas, usted puede cambiar su presente y su futuro.
»Le deseamos lo mejor,
»Sé que ese es el precio de hacer las cosas malas. ¡Cómo me gustaría [conocer] un poder divino que entre en mí y me ayude a cambiar definitivamente!»Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»¡Qué bien que su conciencia se mantenga tan fuerte y vigorosa! Usted ahora tiene la oportunidad de hacerle caso a lo que le dice y comenzar a efectuar el cambio que desea con tanta urgencia. Sin embargo, si opta por hacer caso omiso de su conciencia, o si decide que nuestro consejo es demasiado difícil de acatar, correrá el riesgo de paralizar su conciencia y adormecerla de modo que no le sea útil en el futuro. De ser así, usted habrá destruido el sistema de alarma que Dios le dio para su propia protección....
»Se haya o no considerado un alcohólico hasta ahora, lo cierto es que usted sí lo es. Todo alcohólico que cree que puede controlar el alcohol que bebe se engaña a sí mismo. Si de veras quiere cambiar su vida, debe tomar la decisión de dejar de beber. De lo contrario, saboteará todo esfuerzo restante que tenga en mente para cambiar su vida.
»A pesar de todo, ¡hay esperanza para usted! Usted puede tener una vida mejor. Puede dejar la bebida. Miles de personas como usted han logrado vencer su adicción al alcohol por medio de la ayuda que Dios ofrece.
»Sin embargo, el cultivar una relación personal con Dios no es una píldora mágica para obtener lo que usted quiere. Si decide pedirle a Dios que lo ayude, debe ser porque usted reconoce que Él lo creó, y que planeó una vida productiva y satisfactoria para usted, y que entregó a su único Hijo para que pagara el castigo de los pecados que usted ha cometido. Usted se siente culpable por lo que ha hecho, y sabe que merece que se le castigue por eso. Pero debido a que Cristo murió por sus pecados, usted no tiene que sufrir ese castigo. Desde luego, tiene que afrontar las consecuencias (tales como encarar al amigo al que le robó el equipo), pero no tiene que pagar por la eternidad. Si se lo pide, puede aceptar el perdón que Dios le ofrece, y puede tener la seguridad de ir al cielo cuando muera.
»Dios espera que usted se esfuerce por vencer ese vicio del alcohol. Pídale que lo guíe a un grupo tal como Alcohólicos Anónimos, donde pueda tener contacto diario con otras personas que han luchado contra eso y han obtenido la victoria. Con el poder de Dios y la relación que tenga con esas personas, usted puede cambiar su presente y su futuro.
»Le deseamos lo mejor,
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