lunes, 20 de junio de 2011

«TUVE UN HIJO CON LA MUJER EQUIVOCADA»

«A la edad de veinte años tuve un hijo con la mujer equivocada, porque no estaba enamorado de ella y tuve relaciones por la presión de unos amigos; pero fue una sola vez.

»El problema radica en que hasta la fecha no tengo una buena relación de padre e hijo como quisiera, porque su madre interviene mucho y siempre terminamos discutiendo, motivo por el cual prefiero no visitarlo y estoy alejado de él. Ahora estoy casado con la mujer de mis sueños, y tenemos un hijo que es mi motivo de ser, lo que no ocurre con mi primer hijo y no sé qué hacer.»

Este es el consejo que le dimos:

«Estimado amigo:

»Gracias a Dios que usted siente la confianza de contarnos su caso y que ha sacado tiempo para escribirnos acerca de su problema, porque esto demuestra que no tiene la conciencia tranquila con respecto a su primer hijo. En lo profundo de su corazón usted sabe que no puede seguir manejando esta situación tal y como lo ha hecho hasta ahora.

»Pensemos en esto desde la perspectiva de su primer hijo. Lo llamaremos Juan, aunque no tenemos ninguna idea de su verdadero nombre. Juan es un niño de diez años que está creciendo con una inseguridad constante. Todos los días se pregunta: “¿Acaso mi padre me ama? ¿Qué hice yo para que mi padre no quiera ser parte de mi vida? Debo de ser malo, o mi padre me amaría. Él ama a su otro hijo; entonces ¿por qué a mí no? ¿Qué tengo yo de malo?”...

»Usted dice que su otro hijo es su “motivo de ser”. Por razones evidentes, usted lo favorece a él. Hay un caso como este en el libro de Génesis en la Biblia. Isaac tiene dos hijos, Esaú y Jacob. Esaú se parece más a su padre en el sentido de ser un cazador y un “macho entre los machos”. Por este motivo, entre otros, Esaú es el hijo favorito de Isaac. Pero ¿qué de Jacob? La madre de Jacob... lo favorece a él y, como resultado, lo ayuda a engañar tanto a su padre como a su hermano. De modo que se crea una contienda que dura muchos años. Y nadie gana, pues nadie consigue lo que quiere ni lo que necesita. La lección que aprendemos de este caso es la importancia que tiene el tratar con equidad a nuestros hijos, sin que importen sus cualidades, distinciones o rasgos individuales.

»Tanto Juan como su medio hermano son hijos de sangre suyos.... Usted debe determinar que de aquí en adelante los va a tratar como iguales. ¿Cómo puede lograrlo? Podemos darle algunas ideas para comenzar, pero usted tendrá que llevarlas a la práctica. Ahora bien, la meta más importante que debe esforzarse por alcanzar es rectificar lo ocurrido hasta ahora, no obstante lo difícil, lo complicado o lo estresante que sea.

»Busque a una persona imparcial que sirva como mediadora entre usted y la madre de Juan.... Concierte una cita con la madre de Juan acompañado de esa persona mediadora. Explique que usted desea, sobre todas las cosas, lo que más le conviene a Juan.... Confiese que en el pasado usted se ha dado por vencido sin haberse esforzado lo suficiente, pero que ahora está dispuesto a redoblar sus esfuerzos. Póngase de acuerdo con ella en cuanto a un horario de visitas que sea conveniente para todos, y luego determine que nunca dejará de cumplir cada cita con Juan. Entre visitas, hable con él por teléfono, envíele cartas o mensajes por correo electrónico, y esfuércese por establecer las bases de una relación paternal con él....

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