A. La sumisión: un mandamiento
Pregunta
La humildad y sumisión deben ser la base para toda relación entre miembros del Cuerpo de Cristo. Los conflictos y la desintegración de la familia vienen cuando uno, ya sea hombre o mujer, no sabe cómo someterse a otros. El creyente que está lleno del Espíritu busca la posición más humilde (servir a otros) mas bien que la más elevada (ser servido).
Lamentablemente, partes de este pasaje en Efesios se han usado para justificar actitudes y conductas que no son cristianas. Exigirle a la esposa o a cualquier hermano en Cristo a que se someta como dicen las Escrituras no es una actitud cristiana o bíblica. Cristo nos anima a someternos unos a otros, amándonos y dándonos por otros así como El se dio por la Iglesia.
Algunas personas ponen un punto después de "El marido es cabeza de la mujer" sin leer lo que sigue. Pero el modelo para la sumisión de la esposa es tan importante como el mandato:'"así como Cristo es cabeza de la iglesia" (v. 23). Cristo no es dictador o tirano. El esposo que busca demostrar el amor y la compasión de Cristo también es el líder de su familia; no amenazará los sentimientos que su esposa tenga de su propia autosuficiencia.
"Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo" (v. 24). La Iglesia está compuesta de miembros imperfectos. Sin embargo, cada verdadero creyente de la iglesia, sean cuáles sean sus faltas, sinceramente desea estar sujeto a Cristo. El espíritu está dispuesto, pero muchas veces la carne es débil (Mateo 26:41). El Espíritu Santo ayuda al creyente a reconocer y obedecer el señorío de Cristo. El también puede ayudar a una esposa a reconocer y responder al santo liderazgo de su esposo.
B. El amor: un mandamiento
Pregunta:
Los maridos deben amar a sus mujeres, "así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (v. 25). Los versículos 28 y 29 recalcan la unión que trae el matrimonio. Ya que un hombre y una mujer llegan a ser una sola carne en un sentido espiritual y real, el marido debe cuidar de las necesidades de su esposa como si fueran las de él. Sus planes, deseos y preocupaciones deben ser una influencia importante en las decisiones que toma el marido.
Cristo mostró su amor por la iglesia al morir por ella. El sufrió y murió por nosotros por su gran amor. Como resultado, El se compadece de nuestras enfermedades y sufrimientos. El tiene un oído sensible que escucha y responde con compasión a nuestras súplicas de ayuda. En cambio, El pide de nosotros una disposición de sumisión.
Ese es el ejemplo que el marido debe desempeñar en un matrimonio cristiano. Sin embargo, hay una diferencia importante. Cristo es perfecto, en sabiduría, conocimiento y entendimiento. El mejor esposo reconoce sus debilidades al mismo tiempo que reconoce las, responsabilidades de liderazgo que Dios le ha dado.
Cuando sea posible, las decisiones en el hogar deben hacerse en conjunto, con ambos compañeros de acuerdo (para el bien del otro) con un plan de acción. En la vida de cada pareja hay momentos en que suceden desacuerdos. Cuando la pareja no puede llegar a un acuerdo con respecto a una decisión, Dios ha ordenado que el marido sea el que tome la decisión y que la esposa se someta al honrar y respetar esa decisión.
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