.... Y él respondió: ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
Génesis 4:9
Veamos nuevamente la pregunta que le hizo Dios a Caín a respecto de su hermano Abel, y la respuesta que él le dio. Caín respondió con otra pregunta: “¿Soy yo responsable por mi hermano?”. Es una respuesta que siempre escuchamos y la empleamos frecuentemente.
La pregunta de Caín revela el sentimientos que manifestamos ante los problemas de los otros: “No puedo ayudar porque tengo mis propios problemas”.
Conocemos a personas que están pasando por angustias, pero preferimos cruzar la calle y tratamos de evitarlas. Vemos noticias en la televisión sobre el hambre en el África y la epidemia del SIDA y damos la espalda, no hacemos caso y olvidamos, nos distraemos con el frenesí de la vida cotidiana. Es cierto que no podemos cargar los problemas del mundo entero, pero tampoco debemos preocuparnos solamente con nosotros mismos, a punto de nunca ayudar a otros.
Con nuestra actitud estamos diciendo a Dios: “¿Acaso soy yo responsable de mi hermano?” Y Dios respondería: “¡Si, tú eres!”.
Dios no nos quitará nunca esa responsabilidad, por que Él nos ve a cada uno de nosotros como responsables por nuestros hermanos y hermanas y por su bienestar. En vez de divulgar sus debilidades, debemos amarles.
Piensa
¿Dónde está tu hermano?
Ora
Padre bondadoso, te damos gracias por que tu no dejas que nos olvidemos de nuestros hermanos y hermanas. Ayúdanos a responder por los que sufren, por los que están en crisis en sus vidas. En nombre de Jesús. Amén.
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