martes, 20 de octubre de 2009

Respondiendo como Jesús

Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?
Génesis 4:7


La ira crea un vacío en nuestras vidas.

Pedro dice a los cristianos: “Por que también Cristo padeció (...) quien cuando le maldecían, no respondía con maldición, cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. Debemos imitar a Cristo... Jesús podría haber llamado a legiones de ángeles y barrer de la tierra a sus adversarios, pero respondió con amor y no con ira.

Cuando somos heridos en lo más íntimo, no debemos responder con represalia e ira, porque eso no ayudará ni resolverá en nada. Dios insistió con Caín cuando estaba apunto de matar a su hermano Abel: “¿Si hicieres el bien, no serás enaltecido?. Pero Caín no escuchó el consejo de Dios.

Muchas veces es difícil librarnos de nuestra ira. Parece que las cosas que hacen las personas a nuestro alrededor, la hacen simplemente para irritarnos y ponernos nerviosos. Tal vez sea el esposo, la esposa, un hijo, un colega de trabajo, un vecino o alguien de la iglesia, que con frecuentemente nos irrita. ¿Por qué?

El problema está dentro de nosotros mismos. No es culpa del otro cuando actuamos con ira. En realidad es nuestro problema y nuestra responsabilidad. Necesitamos mansedumbre y la simpatía para lidiar con las faltas de los otros, así como Cristo lidia con nosotros.

Piensa

La culpa de quien tiene ataques de ira, descontrol emocional, no es de los otros, pero sí de quien las tiene.

Ora

Perdónanos Señor, cuando respondemos irritados, con ira y hasta con furia, a las provocaciones y los insultos. Ayúdame, pues no quiero ser un impedimento para que otros te conozcan. Amén.

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